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A la mañana siguiente, mientras desayunaba, Maki fue alertada por su celular de la llegada de un correo nuevo. Despreocupada, fue a recogerlo mientras bebía un jugo de frutas. Y, al ojear el nombre del emisor, no pudo evitar derramar unas gotas de su bebida. El correo corporativo de su padre. La autorizaba a tener el día libre y la invitaba a cenar con ellos esa noche en casa, y esperaban que sea una ocasión formal para hablar sobre el hospital y el futuro. 

Aun vestida con su pijama de color rosado intenso, estiró los brazos y suspiró. Si bien sus padres aun ejercían como médicos y trabajaban en el mismo hospital, el contacto que mantenían era mínimo. Se limitaba a un par de cenas al mes en casa de ellos, pues consideraban que el departamento de Maki no iba acorde a la crianza que le dieron y siempre terminaban discutiendo por ello.  Así que por el bien del futuro del hospital Nishikino, llegaron a un acuerdo tácito de celebrar cualquier reunión en casa de sus padres. No le molestaba, pero tampoco era la solución ideal para ella. Sin embargo, cuando se trataba de sus padres consideraba que ninguna solución sería buena a menos que ellos la plantearan.

Se arregló sin prisa, decidiendo aprovechar el día en completar los pendientes que tenía desde... ¿Una semana, un mes, un año? No estaba segura, y decidió no pensar demasiado en ello. Solo terminarlos sería un logro, considerando el tiempo libre del que disponía normalmente. Prácticamente todos los casos relacionados al cerebro la involucraban a ella, ya sea como doctora responsable o como consejera, pero siempre consideró que era buena publicidad para el hospital y trabajaba sin rechistar. Además, aunque sonara orgullosa, no quería arriesgar posibles efectos secundarios por una operación mal realizada en manos inexpertas. Ella reía ante este pensamiento, considerando que sus propias manos aun no cargaban con la experiencia promedio de sus colegas de especialidad.

Entonces, tras darse una ducha y despejar la mente, comenzó a ordenar sus pertenencias. Desde que se había mudado a aquel departamento 5 años atrás, no había terminado de desempacar todas sus pertenencias, en especial las decoraciones. En esa época consideraba que no era necesario, pues sus padres siempre habían mostrado su desaprobación al gusto tan poco refinado que mostraba Maki, y terminó por olvidar incluso el contenido de las cajas.

Poniéndose manos a la obra, comenzó a romper la cinta de embalaje de la primera. Dentro, pósters de u's y artículos decorativos. Sonrió con tristeza al recordar aquellas épocas y ver a 9 chicas radiantes sonriendo a la cámara. Después, frunció el ceño al verse a sí misma. No había cambiado demasiado desde aquella época, sus rasgos lucían más maduros y definidos pero su sonrisa era igual. Al menos, la sonrisa que ella recordaba ver en su rostro, aunque muy vagamente. Y no solo eso, pero su corazón dio un vuelco al ver que en casi todos los pósters ella posaba al lado de Nico, quien lucía su característica señal con las manos y se pegaba peligrosamente a Maki. No pudo evitar sonrojarse, y tampoco pudo evitar arrugar sus recuerdos por sostenerlos con demasiada fuerza. El recuerdo de Nico aun le traía malas memorias, y las podía visualizar como si estuvieran ocurriendo en ese momento...

Muchos años atrás, ambas estaban viviendo sus sueños. Nico había conseguido un productor musical y estaba volcada en su carrera, y Maki estaba a punto de terminar la preparatoria y ya había conseguido una plaza en una de las más importantes escuelas de medicina del país. Buena parte de la aprobación había sido influenciada por su apellido y los contactos de sus padres, pero ella prefería ignorar ese detalle. Aun se mantenían en contacto y se veían casi todos los días.

Un par de años más, y Maki estaba demasiado ajustada con los horarios, pero siempre que podía trataba de comunicarse con Nico. Ella, por su parte, terminaba exhausta después de las sesiones de grabación o de prácticas para presentaciones en vivo de sus nuevas canciones, y era muy difícil que se vieran. Otro año más, y era imposible para Nico salir sin una máscara que ocultara su identidad para que no interrumpieran sus citas. A ella le divertía, pero también era un recordatorio constante de que debían mantenerse ocultas. Su amor... No sería bien visto, por decir algo ligero.

Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora