Las personas que cenaron aquella noche en el edificio Suzuki recordarían la ocasión durante mucho tiempo. Excelente comida, fue un curso completo de degustación. Inmejorable ambiente, contaban con vista a un mar precioso iluminado de colores. Buena compañía, todos los presentes eran de alta cuna. Elegante música, contaban con un talentoso pianista y saxofonista que llenaban la velada de calidez. Y una curiosa escena de un infarto y posible asfixia causada por una alita de pollo.
Pero mencionar todo eso sería adelantarse a los hechos.
Maki llegó exactamente a las 7:50 de la noche, con tiempo suficiente para dejar las llaves de su auto con el Valet Parking y ubicar a sus verdugos. "Corrección", se dijo a sí misma, "familia". Tanto sus padres como si futura familia política, que consistiría de Hong y su padre. El solo pensarlo provocó que quisiera dar media vuelta y lanzarse delante de las llantas de su auto. Pero eso habría sido estúpido, pues no llevaría velocidad suficiente para darle un final tranquilo. Suspiró, y siguió su camino hacia el salón principal. Se decidió a disfrutar del momento, pues era la primera vez que cenaba ahí.
La magia del restaurante del edificio Suzuki radicaba en que no tenía nada de mágico. El techo era alto (por lo menos, habrían entrado 3 pisos comunes en él), el salón principal, amplio. Habrían entrado fácilmente 200 personas, pero solo permitían el ingreso de 84 personas durante una noche, con reservas de meses de anticipación. "Excepto", pensó Maki, "si se trata de una familia importante". Se decía que el límite de asistentes se debía a visitas de última hora de personas a las que, simplemente, no podían negar la entrada. Una pequeña zona elevada servía de escenario para el show que presentaran en cualquier noche. Generalmente, músicos que pudieran brindar un ambiente agradable.
-Les pediría que tocaran "Réquiem", o "Marcha Fúnebre", si pudiera - Dijo Maki entre dientes, mientras buscaba a su familia en medio del vacío del salón. Pero se detuvo un instante, fijándose en la pequeña zona elevada en la parte delantera del local, donde un solitario piano yacía, a la espera de un músico que se compadeciera de él, y por un instante entró en trance un instante, recordando...
Un par de años atrás, cuando aun salía con Nico (O, al menos, en su mente aun salían aunque hubieran pasado meses sin verse ni hablar) sus padres la invitaron a una gala en casa de ellos, solo con personas de influencia del sector salud en Japón. Se sentía ansiosa, pues sabía lo importante que era aquella ocasión para sus padres y el hospital, y había tratado de contactar con Nico todo el día, sin éxito. Sabía que era imposible pedirle que la acompañe, pero aunque sea unas palabras de aliento... Sin embargo, como en los últimos meses, era imposible comunicarse con ella, a menos que verla en TV se considerara comunicación. Quizás Maki ya no era tan importante como la fama.
Por suerte, la gala pasó sin mayores contratiempos. Fue amable con los invitados, e incluso intercambió un par de chistes y comentarios favorables para el hospital. Todo iba perfecto.
Al menos, hasta que le pidieron que tocara el piano.
-Maki, querida, por favor, toca una pieza para nosotros - Su madre la tomó por sorpresa, alzando una petición en voz alta que llamó la atención de todos los presentes.
-Quizás una pieza clásica sería...
-Tonterías, querido - La madre de Maki, envalentonada por el champagne, quitó importancia a la sugerencia de su padre antes las risas de los invitados - Provocarás que todos se duerman. Vamos, querida, toca esa canción tan linda que compusiste en tu primer año de preparatoria.
Su padre carraspeó ante la sugerencia, y Maki tragó saliva. Su madre nunca había hecho mención abiertamente a la música de Maki, pues sabía lo que su padre pensaba de ella. Además, ¿la canción que compuso en ese año de escuela? Por lo menos habían 20, pero no tenía duda de cuál era la que su madre quería escuchar. Aun así, ese era el menor de los problemas.
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Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETA
Fiksi PenggemarTras enterrar el pasado, Maki Nishikino tiene la vida que siempre soñaron para ella. Neurocirujana exitosa, con todo el dinero que podría desear y un hospital casi a su cargo. Sin embargo, la realidad le recordará lo que sacrificó en el camino para...