Aquella noche, las luces que iluminaban la bahía de Tokyo lucían más hermosas que de costumbre. Los vívidos colores provenientes de los centros comerciales, restaurantes y hoteles de lujo que bordeaban la playa eran todo un espectáculo que asombraba a todos los transeúntes, y la mayoría solo podría soñar con observar todo ello desde la terraza del edificio Suzuki, el más exclusivo del lugar, aquel lugar al que solo unos pocos elegidos podían tener acceso. Con un total de 20 pisos sin considerar las plantas inferiores reservadas para eventos y restaurantes, se podía apreciar la totalidad de la bahía y la inmensidad del océano que separaba a Japón del resto del mundo.
Sin embargo, desde la zona más exclusiva de la terraza Suzuki, Jung Hong solo veía colores molestos y añoraba su vida más allá del océano, en Corea del Sur. Lo único que podía pensar al observar la bahía era que, más allá de ese pedazo de agua glorificado, no encontraría a su amada nación. Le dio la espalda a aquella vista y prendió un puro que le extendió una agraciada camarera que aquella noche lo atendería exclusivamente a él y a su padre, que descansaba en un sillón reclinable a corta distancia de él, fumando su propio puro.
-No deberías fumar tanto, Jung - Dijo fríamente su padre, poniendo fin al silencio que habitaba entre ambos.
-¿Y tú vas a reclamarme por ello?
-A mi edad, creo tener libertad para saciar mis caprichos.
-¿Traerme a este inmundo lugar también cuenta como uno?
Su padre carraspeó y tiró su puro, que fue rápidamente recogido por la camarera. Mientras hacía señales para que le dieran uno nuevo, respondió.
-Fue por un buen motivo y lo sabes bien.
-Existen lugares más cercanos de Japón para visitar.
-¡Y una mierda con eso! - Irritado, el padre de Jung se levantó y caminó hacia su hijo, apretando un dedo índice contra su pecho - Sabes lo que significa Tokyo en nuestra profesión.
-Sí, como sea - Apartando con brusquedad a su padre, Jung se dejó caer en un sillón e hizo señales a la camarera para que lo operara y él pudiera echarse. Luego, mientras estudiaba las facciones de la chica, continuó - Aunque debo reconocer que este lugar tiene sus encantos.
-El heredero de los hospitales Hong debe ser mejor que eso, muchacho.
-Sí, ya, que debo conseguir una buena esposa y...
-Y claramente no fuiste hecho para eso, ¿no? Te he malcriado demasiado.
-¿Pero de quién crees que aprendí a ser así? - Con una sonrisa burlona, Jung rozó las piernas de la camarera, quien se estremeció y salió apresurada, excusándose por un momento.
-Muchacho insolente, si no fueras...
-Sí, si no fuera... Pero SOY tu hijo, TU heredero, y de mí depende que los hospitales Hong puedan expandirse y salir de Corea, ¿no? padre Ji Hong.
Por un momento, su padre parecía querer explotar. Sin embargo, se calmó rápidamente y, suspirando, se sentó al lado de Jung, abatido.
-Realmente, Jung, tú eres mucho peor que yo.
-Simplemente soy la versión mejorada, o la que tú nunca pudiste ser.
Pasaron varios minutos en que ninguno de los dos dijo nada. Cada uno sumido en sus propios pensamientos, tan solo hacían señas para ordenar ocasionalmente un nuevo puro o alguna bebida. Finalmente, Jung ordenó que colocaran música y los dejaran solos. Cuando se aseguró de que nadie los escucharía, se inclinó hacia su padre y, en susurros, le contó sus progresos.
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Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETA
FanfictionTras enterrar el pasado, Maki Nishikino tiene la vida que siempre soñaron para ella. Neurocirujana exitosa, con todo el dinero que podría desear y un hospital casi a su cargo. Sin embargo, la realidad le recordará lo que sacrificó en el camino para...