Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETA

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Si seguía viendo a Nico de la misma forma, lo mismo daba que Maki dejara el gimnasio, ya que siempre terminaba corriendo lejos de ella. Viéndole el lado positivo, se mantenía en forma y ahorraba dinero. Aun así, aunque tratara de forzar estas ideas en su mente, las lágrimas seguían cayendo por su rostro. Sentía rabia, después de hacer tanto esfuerzo por verla, volvía a huir. Estaba a pocos pasos de su deportivo, estacionado entre otros dos autos, y de tanto temblar dejó caer las llaves al suelo. Soltó un bufido de rabia, y casi patea su auto. Estaba fuera de control y lo sabía, necesitaba respirar un momento. Así lo hizo, y se dispuso a recoger sus llaves. Decidió que tendría mejor suerte relajándose un instante en el auto para aclarar sus ideas. Paz, eso es lo que necesitaba. Retroceder y verlo todo en perspectiva. Se había dicho a sí misma que eso sería lo que ocurriría una vez que viera a Nico, pero planeaba hacerlo en silencio, desde las sombras. Pero no, la muy idiota tenía que arruinarlo todo diciendo su nombre en televisión nacional.

No pudo soportarlo más y, dentro del auto, golpeó el volante con ambas manos. Repetidas veces. Luego, pasó las manos por su cabello, tratando de recobrar la calma. Lo peor ya había pasado. Encendió el auto, dispuesta a volver a casa. Ahora, solo necesitaba replantearse su estrategia, escoger una nueva fecha, fortalecer sus sentimientos. Y cuando estaba a punto de acelerar en la calle, una figura se lanzó sobre su auto, con un fuerte sonido de impacto, antes de rodar hacia el suelo.

Maki chilló, sorprendida, y golpeó el claxon con todas sus fuerzas. Aunque no fuera su culpa, acababa de atropellar a alguien. ¿Pero se consideraba atropello si alguien se lanzaba contra su auto? No estaba segura, pero su instinto de médico la obligó a bajar del auto y revisar la condición del herido. O del muerto, pensó. Un escalofrío la recorrió. Sin embargo, podía escuchar leves quejidos, así que no debía ser demasiado grave. Pensándolo fríamente, no fue un impacto a gran escala, así que descanso y cuidados leves serían suficientes. Más confiada, se acercó al idiota que se había lanzado, lista para soltarle un sermón sobre seguridad vial y las desventajas del suicidio, en lo que por cierto no era muy bueno. Pero, al verlo, ni lo revisó ni fue capaz de decir nada.

Mejor dicho, al verla.

Mareada y adolorida, Nico Yazawa yacía tirada frente al auto de Maki, quien aun trataba de procesar la situación. Había atropellado a Nico, Mejor dicho, Nico había querido ser atropellada. Aunque, si fuera así, habría tenido mejor suerte en una avenida. Como sea, su entrenamiento pudo más, y se obligó a sí misma a revisar que no tuviera daños graves.

-¡Ay! - Mientras iba tocándola, Nico chillaba de dolor - ¿Q-Qué estás haciendo?

-Me aseguro que no tengas daños graves, más allá de los mentales.

-No soy yo quien sale corriendo cada vez que... ¡Ouch!

-¿Qué decías? - Maki comenzó a ejercer una presión demasiado fuerte sobre Nico, quien decidió replantearse sus palabras.

-Nada, doctora - Dijo Nico, atemorizada -Tus manos están frías.

-Y tu cuerpo está calien... ¡Sólo cállate y déjame trabajar!

Nico se quedó mirándola, conteniendo una risa. No dolía demasiado, y pudo concentrarse en observar a Maki en su elemento. Sintió una punzada de dolor al pensar que nunca la había visto trabajar, ni habían hablado demasiado acerca de su profesión. Lo cual no era tan sorprendente, pues la mayor parte de su vida profesional, Nico no estuvo presente. Y deseaba remediar eso.

Por su parte, Maki sentía cómo su pecho la presionaba cada vez más. Tras el empuje profesional inicial, cada vez era más consciente de que estaba tocando a Nico. Que había logrado sostener un intento de conversación con ella. Su piel era tan suave como la recordaba, y eso la alteraba. ¿Por qué tenía tan fresco un recuerdo tan antiguo? Ni siquiera podía recordar lo que había almorzado el día anterior. De pronto, se vio a sí misma tocando más de lo debido, más allá de lo estrictamente profesional, y no pudo evitar sonrojarse y levantarse de un salto.