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Del dicho al hecho hay mucho trecho, y Maki podía notar la verdad absoluta de tal frase mientras caminaba por las calles comerciales de Tokyo. "¿Cómo se supone que me acerque a ella?", pensaba. La idea de recurrir a las Yazawa menores le producía escalofríos, y de todas formas sabía que eso no acabaría bien. Sabía dónde vivía (por fuerza) pero no planeaba realizar una visita improvisada. No soñaba con llegar con una botella de vino y pizza mientras que Nico abría la puerta en una ligera bata roja, dejando apenas ver un conjunto de... No, no soñaba tal cosa. No pudo evitar ponerse roja, suspirando al ser incapaz de reprimir su impulsiva imaginación. "Ya no soy una niña, después de todo", se dijo a sí misma para justificarse. Aun así, todavía se sentía como una cuando notaba las mariposas en su estómago al pensar en Nico. Eso no era bueno para su corazón.

Aquel día no le tocaba hacer guardia en el hospital, así que decidió aprovecharlo para relajarse. Siempre existía la posibilidad de una operación de emergencia, pero confiaba en que la gente estuviera sana ese día. Paseó a través de tiendas de ropa, de cosméticos, e incluso de calzado y accesorios. Por primera vez en mucho tiempo, tenía deseos de verse bien. No, bien se veía siempre, era natural. Quería ser espectacular.

"¿Habré llegado a una pre-crisis de edad madura?", pensó, viendo las bolsas de compras que cargaba. No eran tantas, realmente. Pero la hacían sentirse como una quinceañera ilusionada preparándose para una cita. "Una cita que quizás nunca llegue", se dijo a sí misma dejando caer los hombros. Sin embargo, al instante sacudió la cabeza y siguió avanzando. Al menos, hasta que todas sus bolsas se le cayeron estrepitosamente al suelo y se quedó con la boca abierta observando una tienda de televisores. Para ser precisos, lo que mostraban los televisores en ese momento.

Lucía como una entrevista normal a algún personaje famoso, pero ocupando la mitad de la escena estaba una foto estática de algún hombrecillo común que Asia saca en cantidades industriales y Nico (SU Nico, como se recalcaría Maki), tratando sin éxito de ocultar sus rostros mientras caminaban por algún lugar desconocido de Japón. De noche.

-...Entonces, señor productor, ¿qué puede decirnos sobre este bombazo? - El presentador trataba de mantenerse sereno, pero se notaba la sorpresa en su voz.

-Primero, que voy a hablar muy seriamente con ambos muchachos - Suspiró, y luego miró directamente a la cámara - Les dije muy claramente, NADA de escándalos.

-Entonces, ¿usted ya sabía de esto?

-Sí, lo he sabido durante un tiempo ya. Pensé que sería capaz de manejarlos, pero ya sabes cómo son los jóvenes de hoy en día.

-Y para usted, que casi es como una hija...

-Mi corazón se divide entre la alegría de verla crecer y el dolor de perderla.

-Pero, señor productor, ¿por qué la perdería? Es que acaso...

-¡No, no nos precipitemos! - Como si tratara de alejar un pensamiento del set, hizo aspavientos con las manos y luego se inclinó hacia el presentador - Ven, te diré un secreto.

-¡Oh, una exclusiva! - Casi pegando la oreja en el productor, su cara pasó de la sorpresa a la alarma y, luego, a la excitación - Debe permitirme decir esto en público.

-No, aun no.

-Nuestros televidentes me buscarán hasta saberlo.

-Y usted no mencionará nada. Aun.

-Bueno, ahí lo tienen - Y, con una sonrisa cómplice, miró fijamente a la cámara - Aun. ¡Y no solo eso! Hoy nuestra amada idol Nico dará una conferencia de prensa, y más tarde durante el noticiero de la noche...

-Espera, ¡¿eso es todo?! - Como en un trance, Maki tenía la cara pegada al exhibidor de vidrio que la separaba de la verdad - ¡No es justo! ¡Dime más!

Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora