9

752 94 15
                                    

El día de Cocoa Yazawa no había ido como lo esperaba. 

Su plan original era dedicar tiempo a sí misma, quizás ir a un spa a ver por qué era tan deseado por otras chicas y ver películas de acción por la noche. Claro que su hermana era mucho más importante para ella que un estúpido spa, pero consideraba que podrían ver películas juntas (aunque Nico prefiriera aburridos romances). Ahora, mientras corría a la habitación de hospital de su hermana mayor, dudaba que tuviera esa oportunidad.

-¡Nico! ¿Te encuentras bien? - abriendo la puerta de golpe, Cocoa sorprendió a la pobre chica que ya había pasado por dos episodios así desde que fue ingresada.

-¡Caray, Cocoa! Solo me enfermé un poco, tampoco estoy terminal - Y, tras verificar que su corazón seguía en su sitio, continuó - Perdón por hacerte pasar por tantos problemas.

-No, es mi trabajo velar por tu salud.

-¿Eh? ¿Entonces me abandonarías a mi suerte si no fuera por eso?

-Depende, ¿de cuánto hablamos en tu testamento?

-¡Cocoa!

-Es broma, tranquila - Riendo por lo bajo, Cocoa observaba con interés la mirada traumatizada de su hermana - Más importante que eso, tenemos que irnos ya.

-¿Ya, así de simple? - Aunque, pensándolo mejor, Nico no figuraba como un paciente en el sistema gracias al doctor Hong, así que no tendría que rellenar nada para salir.

-Sí, pero antes de salir de aquí tenemos que hacer una cosa más.

Con velocidad, Cocoa recogió las pocas pertenencias que Nico había llevado de la mesa de noche y la tomó de la mano.

-¿Qué cosa es tan importante, Cocoa?

-Tenemos que buscar a Maki, traté de seguirla por los pasillos, pero la perdí y...

De pronto, Nico forcejeó para que Cocoa la soltara, y se quedó sentada en la cama del hospital con la mirada baja.

-¿Qué sucede? ¡Si nos apuramos seguro podemos preguntar dónde está y...!

-No haremos tal cosa.

-Espera, ¿de qué estás hablando? - Incapaz de procesar lo que decía Nico, Cocoa volvió a tomar su mano - Vamos, tenemos que...

-No sé si quiero... Bueno, no sé si deba...

-Sí quieres y sí debes.

-Pero han pasado muchos años y...

-¿Y quieres que pasen muchos más?

Aquello dolió, y la mano de Nico comenzó a temblar. Inconscientemente, comenzó a levantarse lentamente, y Cocoa estaba segura de que lo había logrado. Sin embargo, volvió a sentarse al instante, y Cocoa suspiró.

-Seguro está ocupada.

-Solo serán cinco minutos. O los que necesiten.

Cocoa cada vez insistía más, y la indecisión de Nico no hacía más que incrementar. No había dejado de pensar en Maki desde la mañana, y cada minuto no hacía más que empeorar su situación. Se distraía, se desenfocaba, y Nico odiaba eso. No podía estar preocupada en otras cosas cuando no salía de su maldito bloqueo que podría costar su carrera. Estaba estresada, sentía todo su cuerpo molido a palos y su mente también. Ver a Maki en su mente aportaba una claridad diferente a sus ideas, pero también le daba miedo. No se sentía capaz de merecerla en ese momento.

Respirando profundamente, tomó una decisión.

-No - Nico soltó la mano de Cocoa y se plantó de pie frente a la puerta del cuarto - Tengo que trabajar, no puedo tener... distracciones ahora, y no es como quiero que sean las cosas. 

-¿No quieres ver a Maki?

-No así, ¿de acuerdo?

Ninguna de las dos bajó la mirada durante varios segundos, hasta que Cocoa suspiró y alzó los hombros en señal de derrota. No quería seguir discutiendo con su hermana mayor.

-Como quieras, sólo... quería ayudar.

-Cocoa...

Sin decir nada más, Cocoa colocó su abrigo sobre Nico y ambas caminaron hacia la salida del hospital. No hubo contratiempos ni desvíos, y avanzaron en completo silencio, con Nico fijando la mirada en el suelo y Cocoa observando de forma casual las esquinas en busca de curiosos. Por suerte para ellas, su situación no era inusual para los pasillos del hospital Nishikino, donde un ambiente lúgubre era pan de cada día en esa época.

Ambas abordaron el Audi R8 de Cocoa, y mientras Nico aseguraba tener el resto tapado por el abrigo, Cocoa buscó sus llaves. Aun albergaba la esperanza de toparse con Maki Nishikino por casualidad, o dar con un indicio de ella. Y, como si se tratara de una señal del destino, la vio pasando frente a ellas, caminando pausadamente y a punto de subir a un auto deportivo. 

Su primera impresión fue "Mierda, necesito uno de esos". La segunda, "Mierda, de verdad es Maki".

Observó de reojo a Nico, y su pulso comenzó a acelerar.  Ella no se había dado cuenta, parecía estar durmiendo bajo el abrigo, y por más que Maki volteara a verlas no podría reconocer a Nico. Sus manos temblaban en el volante, y sintió cómo su mano derecha comenzó a acercarse a la puerta. La tenía tan cerca, solo necesitaría tocar el claxon o salir y gritar su nombre. Incluso si corriera la alcanzaría antes de que ella arranque. En su mente, Cocoa fue ideando formas de abordarla. 

"Hola, ¿te acuerdas de mí? Soy una de las hermanas menores de tu novia. Bueno, ex-novia, o no sé qué clase de relación formal tenían, pero salían juntas, ¿verdad?", demasiado extenso y raro.

"Maki Nishikino, vengo por ti", así terminaría en la cárcel.

"Mi hermana se va a morir sin ti", quizás un poco exagerado y trágico. Pero solo un poco.

"Mi hermana dice que aun no quiere verte, así que no nos llames, nosotras te llamamos". Sintió escalofríos al pensar en ello.

Suspirando, decidió que lo mejor sería afrontarlo directamente y como se diera en el momento. De todas formas, ella no servía para hacer planes, eso era cosa de Cocoro. Prefería ser una mujer de acción.

Escuchó el clic de su puerta al abrir, y lentamente sacó una pierna del auto. Giró en su asiento, concentrada en no hacer ruido, porque sabía que, si Nico se despertaba, todo se echaba a perder. Y entonces se detuvo. Nico no quería que las cosas fueran así, y era su relación la que estaba en juego en ese momento, no la de Cocoa. Apretando los puños, aceptó que no podía forzar sus ideas en su hermana, no de esa forma.

Así, con la puerta abierta y un pie fuera, Cocoa observó cómo el deportivo de Maki arrancaba y se perdía de vista. Desde adentro de su propio auto, Cocoa escuchó que alguien gruñía. Volteó a mirar a su hermana para observarla aun dormida, y rió por lo bajo al notar que quien hacía esos ruidos era su estómago. Al mirarla, sintió que había tomado la decisión correcta, y procuró no pensar más en ello y sí en planear su noche. Si Cocoro no estaba demasiado ocupada, podrían pedir una pizza y ver películas en el apartamento de Nico, incluso aceptaría ver una película de romance en ese momento. También podrían visitar a su madre. Pensó que aquello les vendría bien para relajarse y distraerse.

Sin embargo, cuando estaba a punto de arrancar el auto nuevamente, un mensaje de texto en su celular volvió a arruinar sus planes. Era Cocoro con una petición o, mejor dicho, una orden bastante clara.

"Cena de trabajo en el edificio Suzuki esta noche. Organizaremos el reencuentro de 𝝻's. No le digas a Nico"

Definitivamente, el día de Cocoa Yazawa no había ido como lo esperaba. 

Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora