Departamento

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Mi ceño se frunce al ver la oración escrita en el grueso papel.

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No vuelvas a tirarlas o me obligarás a mandarte unas a diario.

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¡Pero qué mierda!
¿Cómo es que sabe que he tirado las flores?

Trago saliva, asustado y encaro a Beto que parece un poco más relajado que yo.
No tengo idea si vengan de parte de Orlando, pero mientras tanto, el coraje se apodera de mí y vuelvo a echarlas a la basura, junto con la tarjeta echa bola.

—Te lo juro que no tengo idea de quién pueda ser —encaro a Beto, sintiéndome culpable—. Tienes que creerme.

Lentamente se dibuja una sonrisa en su rostro y me abraza.

—No te asustes —susurra detrás de mi oreja izquierda—. Ya te he dicho que no me iré, no me enojaré contigo. Sé que tú no tienes la culpa de esto y no puedes impedirlo.

Me separo de él y lo tomo de las manos con ayuda de las mías. Nuestros ojos hacen contacto y me sonríe.

—Perdóname...

—No pasa nada, Osito —me toma por la barbilla y me da un pico—. Eso me pasa por tener al novio más guapo del mundo.

Sonrío y suspiro, tratando de dejar atrás el trago amargo que hemos pasado.

—¿Te puedo pedir un favor...? —pregunta y giro la cabeza hacia donde él está—. No vuelvas a tirarlas. Sea quién sea, se cansará de todo y se aburrirá —se encoge de hombros y sonríe.

Acepto.

Beto ha estado muy raro, está dejando pasar todo estos baches muy a la ligera. No sé si se deba a que sabe que sigo pensando en Orlando o que algo está ocultando.

«O simplemente te quiere y está perdonando tus estupideces porque realmente le interesas» Mi subconsciente habla.
Eso aún no lo sé.

¿Será una buena idea preguntárselo?
No lo creo.

Mientras salimos del departamento y bajamos las escaleras. Beto viene detrás de mí y de la nada lo miro para preguntarle, pero alcanzo a notar que me viene observando el trasero.
Una sonrisa se dibuja en su rostro y en el mío también.

—¿Qué estás viendo? —pregunto.

—¿Yo...? Nada —se hace el inocente mirando hacia otro lado.

—Te vi, Ríos —lo señalo con el dedo.

—Solo te veía el lindo trasero, solo eso.

Miro hacia otra parte, escondiendo mi pena.

«Te quiere coger» Habla una voz terrorífica dentro de mi cráneo y sonrío.

Cuando abrimos la puerta trasera, salimos al estacionamiento. Su BMW espera estacionado al lado de mi Vieja confiable.

Mi Verdadero VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora