Distrito 12

197 9 5
                                    

Era el día de la cosecha y como todos los días me preparé para salir y fui a acompañar a mi padre a comprar el pan. Cuando llegué lo vi, era Peeta Mellark, era complicado verlo por la panadería.

–¿Que queréis?–nos preguntó su anciano padre.

–Lo de siempre

–Una barra– grite emocionado.

–¿Ya te lo sabes eh?– me preguntó el panadero.

–¿Os lo podéis permitir?–por primera vez oí hablar a Peeta en muchos años.

–Si señor Mellark, mi padre trabaja todos los días en la mina y ya lo han ascendido dos puestos en tres meses–dije a lo que mi padre sonrío.

–¿TRABAJAR? ¿Tu padre? Más bien infringir la ley cazando.

–Cállate Mellark, sabes que eso fue hace mucho.

–¿Me llamas por el apellido? Vamos Gale ya no hay formalidades entre nosotros, compartí contigo muchas cosas, como a ella.

–Vámonos Lukan.

Mi padre me agarro de la mano y me llevó lejos de allí. 

Me llamo Lukan y Gale es mi padre, pero a medias el me acogió cuando mi madre murió, Peeta y el no se llevan bien por Katniss. Katniss casi ganó los juegos del hambre pero cuando dijeron que solo podía haber un vencedor ella se "cayó" a propósito de un sitio muy alto y se la comieron unas cosas, eso me dijo mi padre. Desde aquello Peeta está triste y papá también porque era su primo, creo, y salían juntos a cazar y todo eso de eso hace ya 20 años. A la familia de ella no le fue tan mal, su hermana se casó con un chico de arriba, de los que compran mucho y nunca van al quemador y su madre aguantó y ahora su boticaria es la mejor del distrito.

Cuando llegó a casa veo a mi hermano, mi papá lo acogió de un carromato abandonado, tiene 19 años y yo 12, papá me arreglaba y me revuelve el pelo. Vamos a la plaza y una señora mayor con un nombre raro dice el nombre de las chicas: Cimmer, pfff. Cimmer 15 años de la zona alta incapaz de matar a una mosca, no sobrevivirá a la primera ronda. Ahora los chicos: Lukan Hawthorne. 

Mi hermano me agarra con fuerza y me guarda detrás de el, mi padre me mira y asiente con la cabeza. No necesito más, voy hacia el escenario con paso firme y sin llorar. La gente se compadeze porque soy tan bajo que parece que tengo 8 años pero en vez de compadecerme de mi esbozó una media sonrisa y me encojo de hombros. Nos llevan a la sala de despedidas y entran mi padre y mi hermano.

–No te preocupes socio–dice mi hermano acariciándome la cabeza– todo va a ir bien.

Lo escucho y lloro un poco.

–Eh–mi padre me golpea el pecho– nada saldrá bien si tú no lo intentas, lucha y caza, encuentra agua y simplemente vuelve, pero no llores, lo que más necesitas son patrocinadores y no querrán a un mequetrefe llorón.

Asiento y me abraza.

–No pienso perderte– me susurra

Los agentes de La Paz se lo llevan y yo le grito: NO LO HARÁS.



Y si Katniss hubiese muerto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora