Capitulo 9

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Capítulo 9

Miré a Pablo y bajé la cabeza. ¿Qué le diría? ¿Qué pensaría? Miré a Malú, y de nuevo a Pablo.

-¿Quién es...? (Miré a Ana, que salía de la habitación) ¡Ups!
-Hola Ana... (Dijo Malú, la miré) Yo... nada... (Bajó su cabeza de nuevo) Yo me iba ya...
-¡No! (Exclamó mi amiga) Puedes quedarte. ¿Verdad, chicos?
-No quiero molestar...
-No lo haces.

Contestó Pablo mientras cogía de nuevo sus cosas y se iba a mi habitación, miré a Malú y asentí. Cerré la puerta tras ella, la miré.

-Lo siento... yo...
-No lo entiendo. (Bajé mi cabeza) Primero me envías un mensaje y ahora... me encuentro con esto. (La miré)
-Ya... bueno, el mensaje... yo...
-¿Te habías olvidado?
-No... bueno... no... no he visto el reloj... (La miré, estaba cabreada) Malú...
-Será mejor que me vaya.

Volvía repetir su nombre, pidiéndole que se quedara, pero hacia oídos sordos, abrió la puerta y se fue. No iba gritar en medio de la escalera pero, sí en la calle, y no lo dudé. Estaba cansada de dudar, de reprimirme y mucho más de esperar, y de ser cobarde. Cogí mi chaqueta y la mochila y corrí, bajé las escaleras tan rápidamente como me permitían mis piernas, abrí la puerta del portal y miré por todos lados, nada.

-¡Mierda!

Cogí el móvil de mi bolsillo y la llamé, resoplé cuando no me contestaba, lo guardé, y al levantar la cabeza visualicé un coche que salía del callejón de al lado, era ella. Volví a correr, aproveché un semáforo en rojo y pasé casi sin mirar, un par de pitidos de un conductor que pedí perdón al pasar por delante de él y llegué. Llamé al cristal y se asustó, 'Por favor...' resopló, miró a la gente de detrás que pitaba porque el semáforo ya se había puesto verde, movió su cabeza y noté como abría las puertas. Pedí un segundo al conductor de detrás y subí.

-¿Qué quieres?
-Joder Malú... Estaba ocupada y... no sé...
-¿Ocupada? (Dijo sarcástica mientras continuaba conduciendo) ¿Con Pablo? (Cogí aire, sonreí)
-Malú...
-¿Qué? (Me miró de lado un segundo y volvió a la carretera) ¿Era una encerrona? ¿Era para que nos vieran? (Fruncí el ceño)
-¿Qué dices?
-¿No te das cuenta que estamos incumpliendo las normas? Que Pablo puede ir y contarlo. Puede ser un escándalo Vanesa. Podemos tener muchos problemas.

Me callé, negué con la cabeza y miré por la ventana. Soy tan idiota. Por un momento me creí las palabras de Alba, me hice la valiente y salí corriendo a por ella. Pero, tenía razón, ella piensa en ella. En el programa, en su música. ¿Cómo va a pensar en mi o en un 'nosotras'?

-Para el coche Malú.
-No pue...
-¡Para el coche!

Condujo unos metros más, y en cuanto pudo me hizo caso, respiré, noté que me observaba. Me quité el cinturón cabreada, cogí mi bolsa de suelo, puse mi mano en la puerta para abrirla pero antes de que lo hiciera me frenó cogiéndome el brazo.

-¿Dónde vas?
-A casa Malú.
-Estás lejos, te llevo.
-No. Me pido un taxi. (La miré) Se acabó.
-¿Te enfadas? (Volvió a reírse irónica, cogí aire) Es curioso... Me fallas, me engañas y te cabreas. Bien Vanesa... fantástico.

Giré todo mi cuerpo, ella asentía sonriendo nerviosa, hasta que vio mi cara y se quedó seria mirándome.

-Alba... la chica que hizo las batallas conmigo. (Asintió sin entender muy bien que quería decirle) Ella te envío el mensaje. (Iba a hablar pero continué) Le he contado que ha pasado entre nosotras.
-¡Joder Vanesa! (Dio un golpe al volante)
-No te preocupes... ella no contará nada. (Bajé la cabeza) No me haría daño. Ni ella, ni Ana, y aunque conozca poco a Pablo él... (La miré) Él tampoco dirá nada.
-Estás muy segura.
-Sí. Mira Malú... no sé con qué tipo de gente te debes juntar, pero mis amigos no me harían daño. Y a las personas que me importan tampoco... (Bajó la cabeza) El mensaje fue un error, le conté que nos habíamos besado y... que... me gustó. (Volví a bajar la cabeza y sonreí) Quizás me había hecho ilusiones, quizás... no lo sé. Pero, por un momento creí en los cuentos de hadas. Y no tuve miedo.

Volví a mirarla, y me crucé con sus ojos, dejé de sonreír.

-Pero me he equivocado. Piensas en ti... en tu música, en el programa, en el que puedan decir... (Negué con la cabeza) Las normas están para saltárselas Malú. Sin miedo a lo que pueda suceder. Porque... sucederá.

Volví a poner mi mano en la manilla para abrir aquella puerta de su coche y bajar, pero antes de que pudiera hacerlo había cerrado el coche y puesto la llave de contacto para que se encendiera. La miré sin entender que estaba pasando.

-Malú... (Sonrió)
-Tienes razón. (Me miró un segundo, aun sonriendo) Las normas hay que saltarlas.

Me mordí el labio, me sonrojé, se rio y yo también lo hice. Me puse corriendo el cinturón de nuevo, apoyó su mano en mi pierna y apreté con la mía. Unos minutos más tarde estábamos entrando en su urbanización, paró el coche delante de una casa bastante grande, esperó que la puerta del garaje si abriera, me puse nerviosa, respiré, la miré y volvió a sonreírme.

-Bienvenida... (Dijo ala abrir la puerta y dejarme pasar) Estas en tu casa...

Le sonreí para agradecerle aquello. Abrió las luces y me hizo pasar al salón, me senté en el blanco sofá, segundos después apareció con unas copas y el vino que había traído a casa. Le sonreí. Estuvimos hablando de mil cosas, de nuestras vidas, de cómo empezó en la música, de sus mejores y peores momentos, de los míos, de mi familia, del mar malagueño, de lo bueno que era el pescadito frito mientras el sol se ponía en el horizonte.

-¿Me llevarás algún día? (Me reí, el vino estaba subiendo rápido a mi cabeza)
-¿No has estado nunca en Pedregalejo?
-No... (Dejó la copa en la mesa que teníamos en frente) He estado en Málaga, por supuesto, pero no he recorrido mucho más de su tierra...
-Pues muy mal. (Se rio) Iremos a la playa, (alzó sus cejas y me reí) y te haré comer unos espetos maravillosos en frente del mar, ¿y sabes que es lo mejor? (Negó con la cabeza, me acerqué a ella) El vino.

Se rio, y volvió a negar con la cabeza, se acercó un poco más a mi mientras le sonreía, cogió mi cuello con una de sus manos y clavó sus ojos en los míos.

-Lo mejor será la compañía... (Sus ojos pasaron na mis labios) Lo mejor serás tú.

Me mordí el labio y aprovechó para hacerlo ella también, después lo besó para calmarlo y me dejé besar. Pasé mi mano a su cintura, y me sonrojé cuando noté la suya en mi espalda, debajo de la ropa. Todo aquello era... era nuevo para mí, estaba sintiendo más de lo que nunca habría creído, pasó su otra mano de cuello a mi cintura, mientras las mías seguían en su espalda, y nuestros labios seguían besándose. Pasé una de mi mano a su cabeza y ella, inmediatamente abandonó mis labios para centrarse en mi cuello, un escalofrió recorrió mi cuerpo  me separé sin saber porque. La miré, bajé mi cabeza.

-Lo... lo siento... yo...
-Ey... Vanesa...

Me levanté nerviosa, cogí mi chaqueta y mi mochila.

-Tengo... tengo que irme... yo... lo siento.





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Y el martes llegó y con él, capitulo nuevo!!
Gracias por leernos!
El viernes volvemos... ¿que pasará en los directos?
¡Atent@s!

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