Capitulo 33

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Capitulo 33

Narra Malú

Cogí la mano de Vanesa con fuerza antes de llamar al timbre de aquella casa, mi casa. Vanesa estaba nerviosa, pero, yo también lo estaba. Era un momento importante, Vanesa era alguien importante y mi madre... ella es la persona más importante de mi vida. Creía en ella, a ciegas, a parte de ser mi madre tenia la suerte de que fuera mi amiga, lo sabía todo de mi, quizás por eso estábamos allí, esperando que aquella mujer de ojos castaños nos abriera su casa, a su hija y a la que esperaba que fuese su nuera algún día. El oído de sus tacones cerca de la puerta hizo que me tensara un poco y apretara aún más la mano de Vanesa. Un segundo, dos...

-¡Hija!

Sonreí y acepté con ganas aquel abrazo que nunca faltaba, nos separamos segundos después, acarició mi mejilla y miró a un lado.

-Es Vanesa...
-¡Se quien es Malú! (Me sonrojé, se acercó un poco a ella y le puso la mano en el hombro) No me creé cuando le digo que yo veo La voz todas las semanas...

Las miré, y clic. Aquella mirada cómplice, aquella sonrisa compartida. Respiré hondo, me relajé en apenas unos segundos. Sabía que todo iría bien.

-Malú no me ha dicho si te gustaba el pescado al horno... (Le comentó mi madre a Vanesa)
-Me gusta.
-Puedes defir la verdad... (le cortó de nuevo mi madre) Puedo hacerte cualquier otra cosa.
-No, de verdad. (Contestó Vanesa sonriente) No se preocupe.
-¿Me ha tratado de usted?

Me preguntó mi madre, no pude evitar reírme flojito mientras asentía y observaba a Vanesa que se había puesto colorada.

-Yo...
-Nada, nada chiquilla... Que sea la ultima vez. (Dijo mi madre sentándose a su lado)
-Prometido.

Se sonrieron y aproveché aquel momento para apoyar mi mano en la pierna de Vanesa. Ella me miró y asentí. Había llegado el momento por el cual habíamos venido. Me junté más a ella, intenté mirar a mi madre, sin mucho éxito... segundos después mi cabeza bajó, ¿estaba preparada?

-Suéltalo ya hija...

La miré sorprendida, ella me sonrió y yo me mordí el labio. Me conocía tan bien.

-Mamá... yo...

Miré a Vanesa, le sonreí. Sí. Claro que estaba preparada.

-Nosotras mamá... (Vanesa me sonrió también, cogí su mano y por fin, miré a mi madre)
-¿Estáis juntas?

Sonreí, me sonrojé, respiré hondo y asentí. Vanesa apretó mi mano aun en su pierna, aquel silencio, aquel minuto de angustia, aquella mirada de mi madre a nuestras manos.

-Mamá... Vanesa es mi pareja.

Y al fin sonrió. Y me reí. Y miré a Vanesa que de nuevo respiraba. Y volví a reír. Miré a mi madre, se había emocionado. Volví a reír mientras me levantaba de aquel sofá donde nos había invitado a sentarnos y me acerqué al sillón donde ella estaba, la abracé de lado, sentándome en el brazo de aquel mueble, ella apoyó sus manos en mi pierna mientras observaba a Vanesa que se había quedado sola en el sofá de enfrente. Mi madre, una vez más, demostrando ser mi amiga. Extendió una de sus manos para que Vanesa la cogiera.

-Bienvenida a la familia...

Narra Vanesa

La risas con esta mujer eran inevitables, la mirada de amor absoluto que le dedicaba a su hija Malú todas las veces que hablaba, que sonreía, incluso cuando callaba. Qué barbaridad. Qué suerte. De repente todo había sido fácil, los nervios habían desaparecido, el vino en la mesa y el pescado al horno hacían el complemento perfecto para aquella gran noche. Seguían las anécdotas y las mil historias que nos estábamos regalando, hasta que mi movil sonó y tuve que ausentarme. Apoyé mi cuerpo en el marco de la puerta y contesté.

-Hola mamá...
-¡Cariño! (Bajé mi cabeza) Menos mal que contestas, desde que eres artista no sabemos nada de ti.

Sonreí de medio lado, les echaba de menos pero seguía saliendo aun aquellas palabras después del ultimo viaje que me hicieron, en la final de La voz, tras la comida con Malú.

-No tengo mucho tiempo.
-Vaya... una chica ocupada.
-Eso es.
-Cariño... ¿Te pasa algo?
-No... nada. Estoy en una cena, hablamos otro día mejor.
-¿Una cena? (Se rio) ¿Con quién cariño? ¿Con algún productor famoso? ¿Con gente conocida? ¿Artistas? (Respiré, me estaba cansando de todo aquello)
-No mamá... estoy en casa de la madre de mi novia.

Se había acabado. Me daba igual si esta situación le gustaba o no. Era mi vida, era mi relación, éramos nosotras. Se quedó en silencio, basto un 'Hablamos mamá...' para que aquello se quedará ahí. Suspiré.

-Lo entenderá Vanesa... (Me giré, Pepi entraba en la cocina, bajé mi cabeza y me puse a un lado) Te quiere... (Apoyó los platos en el fregadero y volvió a mirarme) Todas las madres nos preocupamos primero antes de parar y pensar que es lo que os hace felices, (puso su mano encima de brazo) lo entenderá... créeme.

Encontrarme contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora