Capitulo 1

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Capítulo 1

La maleta estaba a punto, guardé mi guitarra en su funda, me mordí el labio nerviosa. Comprobé que mi billete de tren estaba impecable en mi mochila de mano, sonreí.

-¿Te vas a llevar la guitarra a la entrevista? (Me giré hacia la puerta)
-Si mamá... (Le contesté rápidamente) Es para el tiempo libre que tendré en el hostal... (Dije sin darle mucha importancia)
-¿No vas a hacer algo de turismo? No sé Vanesa... son apenas dos días, pero podrías ver algo de Madrid.
-Algo veré... no te preocupes.

Le sonreí mientras me colocaba mi mochila en la espalda, '¡Vámonos!' le dije saliendo de mi cuarto arrastrando mi pequeña maleta. ME despedí de mi padre, me monté en el coche y pusimos rumbo a la estación de tren. Miré a mi madre, conduciendo, sonreía viendo el paisaje que teníamos delante, le encantaba pasar siempre por la costa, viendo nuestra Malagueta, bajar las ventas y respirar mar. Si esta pequeña aventura fuese bien, lo echaría de menos.

-Bueno, cariño, te vengo a buscar el miércoles. (Le asentí) Mucha suerte en la entrevista. (Me dio un par de besos)
-Gracias mamá...

La despedí con la mano en la puerta de la estación, cogí aire, me di la vuelta y entré. Miré los trenes y allí estaba el mío. Madrid, sonreí. 'Vamos a por ello Vane'.
Me senté en la ventanilla después de dejar, encima de mí, la maleta. Miré a un lado, mi fiel compañera de viaje, mi guitarra, compartiría esta aventura. Cogí mi móvil, y antes de que arrancase ya tenía puestos mis cascos, salía de mi ciudad, dejando a atrás mi familia, yendo hacia un sueño. El revisor pasó por el pasillo mientras comprobaba los asientos vacíos, giré mi cabeza, sentada al otro lado, en la ventana derecha, una chica leyendo un libro, parecía nerviosa, sonreí. Castaña, un poco alta, con una pequeña maleta, había subido en la anterior parada, Córdoba, sentía la curiosidad de saber que hacia allí, donde se dirigía y porque. Abrí mi mochila, cogí mi pequeña libreta y empecé a imaginar la historia de aquella viajera, miré la guitarra, no era el momento de sacarla, suspiré. 'Qué una parada de tren sea el destino, o no... Qué una estación nos guie el camino de los sueños...' Volví a mirar a aquella chica, guardé la libreta, cuantas historias en un simple vagón de tren. Cuantas letras cantadas y contadas. Sonreí mirando por la ventana, quizás algún día, alguien escribe mi historia, viéndome pasear por la calle, sentada en el parque, riéndome, o encima de un escenario.
Llegué a Madrid un par de horas más tarde, había quedado con la dueña del piso donde había alquilado una habitación en la misma estación, solo había visto una foto de ella y conocía su nombre, Ana. Me mandó un mensaje antes de que saliera del tren, me esperaba en el punto de información de la planta baja. Así que hasta allí fui, a lo lejos vi a una chica joven, con melena, con una mochila colgado en su hombro derecho.

-Hola... (Saludé tímida)
-¡Hola! ¿Vanesa?

Asentí, me dio un par de besos, me preguntó qué tal el viaje y a los pocos minutos ya estábamos montadas en el metro que nos llevaría a la que es su casa. La chica fue muy simpática y amable, había venido muy pocas veces a Madrid y me hizo el favor de venirme a buscar, incluso a hacerme un poco de turismo por la ciudad aquellos dos días. Se la veía agradable, alegre, con unas ganas increíbles de vivir cada instante. ME enseñó mi habitación, no era gran cosa pero no necesitaba mucho más.

-Puedes usar el baño, la cocina, lo que quieras... (Asentí agradeciéndole el gesto) Y por el perro, no te preocupes, apenas molesta.

Sonreí, giré un poco la cabeza y allí estaba su fiel compañero. No me molestaba para nada, al revés, me encantaban los animales.

-¿Tienes planes para hoy?
-Bueno... sí... (Asintió) Tengo una entrevista...
-¡Vaya! (Miré el reloj)
-Y será mejor que...
-Sí, claro... haz la tuya. (Miró a su pequeño) Bosco, ¡vamos!

Sonreí, mientras cogía mi guitarra y yo también salía de aquella pequeña habitación. Me despedí de Ana y de su perro y me dirigí hasta la primera bocanada de metro, había de hacer dos traslados según mi móvil y su GPS. Anduve unos minutos después de que el metro me dejase en la última parada y allí estaba. Respiré hondo antes de entrar, al que, quizás, sería mi futuro. Había mucha gente esperando en aquellos pasillos, y mis nervios iban en aumento.

-Perdona... tengo el numero 124... ¿dónde tengo que esperar? (Le pregunté a un chico)
-Pues, (miró su carpeta) te llamarán en unos minutos... prepárate en la sala dos, te vendrán allí a buscar.

Asentí mientras él se iba detrás de mí, cogí fuerte mi guitarra colgada en mi espalda y me senté en una de los taburetes. Acaricié mi pequeño tesoro, toqué las cuerdas para asegurarme que estuvieran bien y...

-¿Vanesa Martín? ¿Málaga?
-¡SI! (Grité alzando mi brazo y levantándome)
-Es tu turno.

El nudo de mi garganta apenas me dejó decir nada más, miraba a mi alrededor, oí algún que otro aplauso, risas, cada vez más flojo, a cada pasillo menos ruido, hasta llegar a un pequeño espacio donde me dejaron solas.

-Las puertas se abrirán en un minuto, cuando lo estén, será tu momento.

Asentí, sin más, cogí más fuerte mi guitarra e intenté tragar aquel nudo en mi garganta. Pero, era demasiado tarde. La puerta se abrió, cogí aire, subí unos pequeños escalones y allí me planté. Coloqué mi guitarra, carraspeé, y las primeras notas salieron de mis dedos.

- Perdón si no supe decir, que lo eras todo para mí... (Cogí aire) Perdón por el dolor, perdona cada lágrima...  (Cerré los ojos y disfruté del momento) Yo sé que no merezco más, pero si no te tengo aquí... (Y lo di todo) No sé vivir... Quédate con migo, no te vayas... Perdóname...

Me separé del micro después de aquel 'Perdóname', abrí los ojos cuando oí aplausos y seguí tocando mi guitarra, y de repente, la silla de Alejandro Sanz se giró, pensé que no podría ser mejor pero lo fue, volví al micro y continué la canción cuando Melendi tocó el pulsador, faltaban apenas unos segundos para que terminase cuando Rosario también hizo girar aquella silla. Toqué la última nota, el público aplaudió, saludé emocionada a los coaches que se habían girado, y me paré a observar el nombre del que no lo había hecho, Malú.




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¡Y aquí está el primer capítulo!
¡Bienvenid@s a esta nueva aventura!

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