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-¿Alan, no te das cuenta de qué vas decayendo en tu talento cada vez que me presentas alguna de tus nuevas obras?

-No entiendo que quiere decirme. -enarque una ceja.

‹‹¿Está diciéndome qué no hago buenas pinturas? ››

-Sí me entiendes, no quieras hacerte la mosquita muerta. ¿Alan, qué te sucede?

-Nada, no me sucede nada. -dije entre un resoplido algo exhausto.

-Alan, anteriormente tomabas esto con calma, las ideas te fluían de maravilla, utilizabas el pincel como si hubieses escrito la página de un libro, sin rodeos.

Tenía razón en ese punto. Últimamente no pensaba bien, es decir, solo hacía las cosas mecánicamente. Ya no imaginaba más allá de nuestro amado y cotidiano planeta, ya no mezclaba las rarezas que me caracterizaban, los colores opacos ni detalles inevistos. Sólo tomaba el pincel, lo bañaba en pimtura y lo presionaba sobre el lienzo como si de siluetas para colorear se tratase.

-¿Crees qué para la próxima semana puedas traerme algo más? -me tomó de los hombros sacudiéndome un poco dándome ánimos.

-Haré lo mejor que pueda. -dije luego de tomar una gran bocada de aire y pensarme dos veces si tirar los cuadros de la galería; todos y únicamente hechos por mí.

-Alan, tu puedes, ¡fighthing! - me enseñó una convencedora, sincera y amplia sonrisa de apoyo. -Ve a casa y descansa.

Asiento abatida mientras tomo el haza de mi bolso y lo acomodo mejor en mi hombro. Me despido con una reverencia y salgo por las automáticas puertas de cristal de la galería de arte.

Caminó despacio por las calles de Seúl, apreciando mis churrosos, viejos y desgastados converses negros mientras debería de pensar en alguna forma de remediar mi cambio. Lo había notado, ya las ideas en mi cabeza no comenzaban a surtir.

Me lo repetía cada vez que uno de aquellos cuadros se terminaban y dejaban al aprecio colores oscuros, con un casi nulo contraste, por mí, seguiría usando de ellos.

Siempre me dediqué a dibujos abstractos, cosas extrañas, combinaciones extremas. Pero quería cambiar, un poco. Quería que apreciaran nuevas vistas.

Giré a mi derecha entrando a una cafetería y tomé asiento. La cafetería se caracterizaba por dibujos en la pared, algo así como mezcla de siluetas, pero realmente se veían tentadoras ante la vista.

Mi móvil comienza a vibrar en el bolsillo izquierdo de mi pantalón y eso me hace disgustar mientras ojeaba la carta, odio que me interrumpan cuando pienso.

-¿Quién es?

-¡Yo! -responde una voz femenina al otro lado. Nada más y nada menos que Alín, mi mejor amiga.

-¿Qué pasa?

-¿Cómo que qué pasa? Prometiste llamarme para contarme si a Mr. Kipling le gustaron tus últimos cuadros.

-Pues más o menos, me dará hasta la próxima semana para ver si logro sacar nuevas ideas.

-¿No les gustó cierto?

-Son ordinarios Alín, nada en concreto, el talento y las ideas ya no surgen como antes. -dije mientras jugaba con las esquinas de la carta de pedidos.

-Bueno, tal vez, necesites, no sé... sabes eh~

-Ya, Alín, los artistas no necesitamos enamorarnos para que nuestras obras sean atractivas. -bufé.

-Sólo era un consejo, es que como siempre dicen: " Cuando me enamoró encuentro el sentido de mi vida, mi arte se vuelve más hermosa cuando estas " y no lo niego, desde que Jin vino a mi vida mis libros cobran más sentido.

-Estupideces.

-Lo que digas, solo era un consejo. ¿Vendrás temprano a casa?

-No sé, pero aún así no me esperes.

-Bueno, Jin vendrá hoy, así que puede que dure. Cuidate ¿sí?

-Está bien, adiós -colgué la llamada.

_Señorita, ¿le puedo ofrecer algo? -Hablan a mi lado.

-Ah~

Miré hacia arriba encontrándome con un chico de más o menos mi edad. Tenía hombros anchos y una expresión relajada, sus ojos eran como avellanas, bien grandes. Vestía correctamente sus ropas que adornaban y le hacían ver algo de la musculatura de su cuerpo

-Sí, por favor: un Machiatto y un pastel de uvas y arándanos. -el chico apuntó con una tierna expresión en su rostro mi pedido e hizo una reverencia antes de marcharse.

Ladeé la cabeza a los lados. ¿Qué rara me había sentido? Lo vi dar la orden a la mesa mientras seguía concentrado preparando el café.

Su tono de piel era pálido, un poco más que el mío. Su cabello era azabache y su cerquillo cubría sus avellanados ojos cada vez que bajaba la cabeza. Tenía la espalda ancha y unos brazos algo fortudos.

Sí soy sincera conmigo misma, era atractivo, y nunca me había dedicado a malgastar mi tiempo en mirar a un hombre. Siempre mi prioridad era el trabajo.

Decidí obviar la idea de tener mi vista clavada a él y decidí observar con exactitud las paredes del local que aún me seguían atrayendo grandemente.
Eran hermosas aquellas siluetas que solo llevaban combinaciones de colores vivos, coloridos. Mis ojos solo sentían la viveza de aquellas cosas raras que me rodeaban.

-Aquí está su pedido -me expone todos mis pedido en la mesa y gira sobre sus talones.

-Disculpa -lo llamó algo apenada. Él se gira hacia mí y abre más sus ojos.

-¿¡Sí!?

-¿Quién a dibujado todos estos dibujos?

-Em~, bueno, muchos los e hecho yo

-Uh¿Tú? ¿Eres algún aficionado a la pintura?

-Algo así, un pasatiempo.

-¿Y qué quieres expresar con ellos?

-No lo sé, sólo hago lo primer que me venga a la mente. Son relacionados con mis amigos.

-Sabes, tienes un talento muy bueno

-Gracias -me da una pequeña sonrisa.- ¿Usted es también alguna aficionada a la pintura?

-No por decir aficionada, sino es mi trabajo -asiente mientras sigue esbozando su fina sonrisa - Alan WalkerMe presenté

-Mucho gusto....

-JungKook, ven aquí -grita alguien desde la mesa de pedidos directos.

-Lo siento tengo que irme -vuelve a hacer una reverencia y se va.

‹‹JungKook, así que ese es tu nombre ››

Removí mi café con la pajilla que llevaba.

¿Relación con sus amigos?

Me preguntaba numerosas veces. ¿Cómo cosas tan geniales podrían provenir de sus amigos? ¿Qué relación lleva su tiempo artístico con esto?

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Mo_chu12🎈

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Mo_chu12🎈

𝐂𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐨𝐦𝐧𝐢𝐮𝐦 • [𝐉.𝐉.𝐊]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora