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—¡¿Pero qué coño?!— Exclamó el hombre en la cama, teniendo como primer instinto tomar a sus bebés y pegarlos a él, por lo que despertaron y comenzaron a llorar.

La persona que miraba entre asustado y perplejo la escena, fue casi acuchillado por Carol, de no ser porque Beth la detuvo justo a tiempo, y sólo consiguieron rasgarle la mejilla con un pequeño corte.

—¿Carl? ¿Qué haces aquí?— Dijo sorprendida la rubia, llendo directamente a abrazar al chico, que no se negó y correspondió rápidamente.

—Lo siento... No quise asustaros... En realidad, no pensaba hacerme ver.— Murmuró el niño de ojos azules, mientras que Daryl calmaba a los bebés como buenamente podía, susurrándoles y meciéndolos.

Beth notó que veía mucho hacia los pequeños, por lo que no pudo evitar sonreír levemente. Le tomó la mano y se acercó junto a él a la cama.

—Mira... Ellos son Luke y Kiara.— Señaló a cada bebé por su nombre, sin dejar de sonreír. —Son muy pequeños... Así que tenemos que hablar muy bajo para no molestar a sus mini-oídos.— Susurró la chica, mientras que Carl sólo miraba a los bebés, como si no la escuchara.

Al menos hasta que al fin se decidió a hablar.

—Daryl... Te eché de menos.— Admitió el menor, sorprendiendo al nombrado -quien se había mantenido mudo todo ese rato- con un abrazo... También sorprendiéndole el cuidado que tuvo de no dañar a los bebés con su abrazo.

Dejando a los bebés en su regazo, sujetándolos con un sólo brazo, correspondió el abrazo.

—Yo también a ti, chaval...— Sonrió, revolviéndole el pelo cuando se soltó de él.

Aunque parecía que realmente no estaba feliz... Trataba de verse bien, pero se veía a leguas que había estado llorando, y que volvería a hacerlo en breve.

Carol y Beth sabían a qué se debía... Pero prefirieron no sacar el tema.

—Bueno... Ya es muy de noche, ¿quieres quedarte aquí y te llevo de vuelta por la mañana?— Preguntó Carol, con su carácter amable siempre por delante, como solía ser ella.

—Sí... No quiero volver allí...— Murmuró, bajando la mirada.

Daryl suspiró y se echó a un lado de la cama, dejando más sitio, en el que palmeó para que el chico se tumbara. No sabía qué había pasado, pero intuía que algo muy malo, lo suficiente para quitarle la alegría a un niño. «Pero qué sabré yo de alegría infantil...» pensó.

—De momento duerme, y cuidado con darle a los pateadores, ¿okay?— Advirtió, dejando a los pequeños entre sus dos cuerpos, para que estuvieran más protegidos.

וLOST ON YOU•× - [[Rickyl]] - M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora