Bakura tenía que admitir que, de vez en cuando, al faraoncete se le ocurría una buena idea.
No es algo que fuera a decir en voz alta, claro.
Pero en días como estos, realmente prefería acompañar a su hikari a clases que quedarse solo en casa.
Bastaba un simple hechizo de parte de ambos egipcios para que los profesores y compañeros de sus luces los vieran como si siempre hubieran sido parte de la clase y pudieran entrar y salir a su antojo de las aulas y clases.
Ahora mismo estaba correteando tras el balón de fútbol junto con el tricolor, Tristán, Joey y Duke contra otros cinco chicos del salón, mientras sus luces simplemente les observaban a la sombra de las graderías.
Debía admitir que muchos deportes de esa época eran entretenidos y una muy buena forma de canalizar sus energías, además de mantenerse en forma, y claro, no iba a negar que se le daban muy bien.
— ¿Alguien sabe que están haciendo las chicas hoy? —preguntó Tristán mientras se dirigían a las duchas, luego de la práctica de fútbol.
—Tea y las demás están en la piscina, en práctica de natación —le contestó Yugi, buscando su uniforme usual ya que, tanto él como Ryou, no habían sudado ni una gota, por lo que no necesitaban asearse.
Joey y Tristán pusieron cara de bobos al imaginarse a sus compañeras en aquellos clásicos trajes de baño escolares —yo no comprendo el afán de separar a chicos y chicas para la clase de deportes —dijo el rubio con voz distraída.
—Para evitar a tarados como ustedes —se rio Bakura, levantándose el cabello con una mano para abanicarse el cuello, mientras Duke le soltaba un 'cariñoso' pisotón a Tristán.
—A nosotros nos toca la piscina la próxima clase entonces ¿cierto? —mencionó Duke, ignorando deliberadamente la mirada molesta del castaño.
—Aja —afirmó Yugi con una sonrisa.
—Ya quiero que sea esa clase —sonrió el hikari albino —tengo muchas ganas de nadar —comentó emocionado.
—Sí, yo igual —se sumó Yugi en el mismo tono, compartiendo una sonrisa con Ryou.
—Solo espero que Karita-sensei no venga de mal humor ese día —añadió el albino, arqueando levemente las cejas.
Sus yamis, que los miraban con una sonrisa enternecida por su entusiasmo, entraron en modo 'protector' al oír ese comentario.
—O se comporta por las buenas o por las malas —gruñó Bakura, chocando un puño con la palma contraria amenazadoramente.
Yami no se opuso de ninguna forma al comentario, por el contrario, parecía estar del mismo bando.
Sus luces los miraron con risillas nerviosas y unas gotas de sudor bajando por sus sienes. Por otro lado, los tres estudiantes restantes parecían secundar la moción del albino.
—Bakura, recuerda que me prometiste no usarías tu magia en contra de nadie injustamente —lo regañó Ryou, haciendo un tierno puchero, que pretendía aplacar los instintos sobre protectores y asesinos -más que nada los asesinos- de su pareja.
Bakura en respuesta, lo tomó de la cintura —sabes que mi primera promesa para contigo es protegerte, yadonushi, y si ese idiota se mete contigo, entonces mis acciones están totalmente justificadas —sonrió con suficiencia, atrayéndolo más hacia sí — ¿alguna objeción, su majestad?
El ex-faraón sencillamente negó con la cabeza, aún bajo la recriminante mirada de su compañero.
— ¿Lo vez? El rey ha dado su consentimiento —rio con malicia.
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Cuando solo falta uno
FanfictionLuego de la pequeña aventura de Yugi y Ryou en la biblioteca abandonada este Halloween -cortesía de Joey y Tristán- y con una pequeña manito de Anubis, Bakura y Yami están de regreso en Domino, en el siglo XXI, junto a sus amadas luces. Por fin está...