Too much love will kill you | BellDom

1.

Aquel día de navidad Matthew se encontraba en Burberry buscando como loco un regalo para Kate. Había visitado muchos centros comerciales con las mismas tiendas y nada le convencía, le era algo muy sencillo para Kate quien era completamente hermosa y fuera de este mundo –según él-.

Había ahorrado casi dos meses de salario para comprarle algo que la dejará boquiabierta pero no hallaba qué. Le había pedido consejos a Tom, a Chris, hasta a la novia de Chris pero todos se limitaban a decirle que "El detalle es lo que contaba". Para Matthew era absurdo, Kate no aceptaría semejante estupidez, ella se merecía el mundo entero por una simple razón: Ser la madre de su hija.

En los maniquíes yacían vestidos entallados, vestidos de noche, vestidos cortos, vestidos anchos, vestidos negros, coloridos, floreados, lisos, sería un calvario encontrar uno bueno para Kate aunque a ella le quedaría el que fuera, incluso hasta un saco de papas.

Tocaba con incertidumbre los vestidos temiendo tirar a los maniquíes o una manía de esas. Mientras supervisaba uno por delante ya veía otro, y a lado de ese había otro igual de hermoso que el anterior.

-¿Cuál le llevó? –Se preguntó asimismo relamiendo sus labios.

El vibrar de su móvil lo sacó de sus cavilaciones sobre moda y estilo.

-¿Diga? –Contesto fastidiado

-¡Matt! –Vocifero Chris Wolstenholme con euforia- ¿Sí vendrás en la noche?

-No estés jodiendo, Wolstenholme –Refunfuño a punto de colgar

-¿Con esa boquita le hablas a tu hijo? –Bufo riéndose- ¿Qué te hice o qué diablos?

-¡Estoy tratando de encontrar el regalo perfecto para Kate!

-Esa mujer no se merece más que las felicitaciones de que sea navidad

-¡No hables así de ella!

Chris suspiro volteando los ojos como usualmente lo hacía cuando su amigo se proponía defender a la rubia que tenía como esposa.

-¡Ni siquiera dije algo malo! –Dijo. Escucho como el castaño volvía a refunfuñar- Como sea, ¿Sí vendrás?

-No puedo dejar a Lindsey toda la noche sola con Kate y menos en navidad –Murmuro

-Estará con su madre, Matt, ¡Por Dios! Ella sale todo el tiempo dejándotela, ¿Por qué no lo haces una vez tú? ¡Es un rato nada más, no la cena completa!

-Veré si puedo pero no te aseguro nada –Y sin más colgó soltando un hondo suspiro.

Ante tanta presión y el poco tiempo que le quedaba llevo un vestido entallado color esmeralda junto a una gargantilla de piedras preciosas. Se sentía insatisfecho con la compra aunque sabía que se le vería precioso, más si lo usaba en la cena navideña pero veía muy lejana esa posibilidad. Kate era demasiado temperamental y a la par, muy explosiva.

El departamento del joven matrimonio se localizaba en los suburbios más tranquilos de Nueva York. Allí habitaban ellos dos junto a su hija de dos años Lindsey Ann Bellamy. La pequeña había sido alumbrada cuando Kate tenía tan sólo dieciocho años y él veintidós; Eran unos niños jugando a ser papás de un bebé de verdad. Marilyn, madre de Matthew, les obligo a casarse pues su primera nieta no podría ser producto de un simple descuido. Los padres de la joven estudiante de actuación no estuvieron de acuerdo pero ella no le vio más alternativa para poder mantener al bebé de una manera u otra.