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El taxi había aparcado en una gran casa que tenía un letrero visiblemente notorio que llevaba en letras doradas Unidad psicológica y pedagógica pediátrica.

Dominic miro a todos lados visualizando el barrio en donde estaba. Parecía ser seguro. Lindsey no se notaba tan interesada, miraba cohibidamente el lugar donde su rubio amigo de juegos le había llevado.

-Bien, Lindsey, ¡Llegamos! –Anuncio Dominic cogiéndola de la mano suavemente.

Apretó el timbre y una voz proveniente de una bocina le hablo.

-Buena tarde, ¿Qué desea? –Contesto una voz femenil sonando un tanto artificialmente

-Buena tarde, soy Dominic Howard, hice una reservación para una cita con la doctora Taylor –Explico el rubio hablándole a la bocina. Lindsey miraba ese simple acto como algo interesante.

-Oh –Murmuro-. En seguida la reja se abrirá

Justo como lo dijo, automáticamente la reja quito el seguro permitiéndole paso a Dominic y a la pequeña niña. En la recepción la psicóloga Adrianne Taylor les recibió con una cálida sonrisa.

-¿Tú eres Dominic, hermano de Jessica? –Pregunto la mujer

-Sí, ese mismo –Respondió sonriendo-. Es un placer

-El placer es mío, Dom –Estrecharon sus manos-. Que increíble verte acá en Nueva York, ¿Por qué estás aquí?

-Razones de trabajo –Bufo

Lindsey observaba todo a su alrededor. Dicho lugar le extrañaba mucho y más a las personas que tenía hablando tan cerca de ella.

-¿Ella es tu hija? –Pregunto la doctora inspeccionándola

-No, no, es hija de un amigo –Murmuro-. Él trabaja hasta tarde y su esposa también, entonces no pueden traerla personalmente

-Oh –Se puso en cuclillas para hablar con ella-. ¡Hola, pequeña! ¿Cómo te llamas? –Acerco su mano hacia ella- Soy Adrianne, ¿Y tú?

Lindsey no respondió. Miraba la mano de la mujer más no la miraba a los ojos.

-Ella es así –Murmuro Howard viendo la escena-. Por eso la trajimos

-¿No me saludarás? –Insistió en un tono amable- Sólo quiero saber tu nombre

Lindsey se alejó un poco. Adrianne se incorporó nuevamente.

-¿Cómo se llama? –Le preguntó a Dominic

-Lindsey

-Oh –La miro enternecida-. Bueno, pasemos al consultorio especial para estos casos

Adrianne los condujo hasta una habitación espaciosa muy colorida y repleta de juguetes didácticos. Había una mesa a un costado y un tapete especial para que los niños jugarán libremente.

-Lindsey, puedes jugar con lo que quieras –Anuncio Adrianne.

La niña, sin haberla oído, corrió a los estantes llenos de piezas armables. Adrianne y Dominic tomaron asiento en la mesa anteriormente descrita.

-Bien, Dom –Exclamo ella sacando un par de hojas membretadas-; Dame todos los datos de Lindsey, ¿Los conoces?

-Sí –Relamió sus labios-. Bueno, ella tiene dos años, es muy retraída, tímida, despreocupada. Una vez armábamos un rompe cabezas y lo armo como unas veinte o treinta veces seguidas –Conforme él hablaba Adrianne miraba como se comportaba Lindsey-. Por lo que me dice su padre, no responde cuando la llaman algunas veces, se concentra mucho cuando está haciendo algo

Too much love will kill you | BellDomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora