7.

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La idea de ser padre por segunda vez le causaba una emoción que nunca creyó volver a revivir, era como si esa emoción fuera diferente a las otras, sólo la emoción de un hijo le hacía sentirse de esa forma.

No todo era dulce como se suponía que era la llegada de un bebé, había un aire de misterio y tensión entre Kate y Matt; Matthew le había sugerido que dieran la noticia pues siendo un nuevo año sus familias y amigos lo tomarían con mucha alegría y entusiasmo pero Kate se negó, alegando que era muy pronto para soltarlo todo de ese modo. Matthew tuvo que olvidar los planes para las terapias de Lindsey, otro bebé significaba gastos de más y un sinnúmero de cosas que hacer, a pesar de trabajar dos turnos no le parecía suficiente.

-¡Kate, esto es maravilloso! –Le dijo ilusionado cuando dejo de sentir miedo tras la noticia- ¡Lindsey se pondrá muy feliz!

-Pero Matt –Murmuro ella bastante ecuánime-, ¿Crees que va a ser muy fácil? No todo es alegría, vamos a gastar más, tendremos que cuidar a otro niño, más colegiaturas, más tiempo perdido, ¿Sabes cuánto tiempo me llevara recuperar mi figura? –Chasqueo la lengua

-Por los gastos no te apresures –Señalo con tranquilidad aunque por dentro estuviera igual de preocupado que ella-, ya trabajo dos turnos y con eso podemos ahorrar para la estancia del hospital, sus primeros meses y tus chequeos mensuales

-Pero yo quería una casa más grande –Se quejó-. Sabes que detesto vivir en un edificio, ¿Crees que el espacio será suficiente cuando venga el otro bebé?

-Bueno, querida, Oliver podría ayudarnos a buscar una casa y la pagaríamos a plazos antes de que nazca

-Sólo nos endeudaremos de más

-¡No, no, cariño! –Beso tiernamente su mano- Todo saldrá bien, confía en mí. No nos faltará nada

Cada vez que Kate hacia una pregunta Matthew no dudaba en responderla con ilusión y sinceridad. Admitía que el momento que su relación pasaba no era el mejor pero un bebé siempre sería bienvenido con las mejores intenciones.

Conforme el tiempo avanzaba ella se quedó dormida, pero Matthew no podía pegar el ojo. Le costaba mucho trabajo asimilar todo lo que sucedía en un lapso tan veloz. En algún lugar, su mente no dejaba de preguntarse cómo era posible que un bebé fuera concebido tan pronto. Apenas habían intimado luego de tanto tiempo hace dos semanas. Algo no le quedaba claro, quizás sólo eran sus paranoias, o tal vez Kate lo descubrió de una manera temprana.

Empezó a sentirse desconcertado. Miles de preguntas inundaron su mente: ¿No será muy pronto para tener otro? ¿Cómo lo tomará Lindsey? ¿Acaso Lindsey lo querrá? ¿No deberíamos ocuparnos primero en Lindsey? Pero quizá la más importante –y dolorosa- era: ¿Y sí no es mío?

A veces no quería desconfiar de su tan amada esposa pero no podía hacerse el ciego en una circunstancia así. Ya la conocía y sabía perfectamente que con él no era feliz. Extrañamente las imágenes de ella estando en la cama con otro hombre dejaron de importarle hace mucho. Se había vuelto tan apático que ninguna fibra de su ser sentía celos por ella; Es una zorra, ¿Para qué la celo? Seguramente en la oficina más de cinco ya se la cogieron, solía pensar cuando estaba molesto.

Para despejar su mente de aquellas incertidumbres debían ir al doctor en cuanto antes.




El lunes por la mañana el teléfono sonó muy temprano. El padre de familia se preparaba para comenzar su ardua jornada laboral. Había despertado más temprano de lo usual entonces debía preparar el desayuno de Lindsey.

Too much love will kill you | BellDomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora