Siendo Ana y Farias el centro de mi vida y mis mejores amigos, teniendo una relación hermosa con mi familia, en especial con mi papá, el cuál siempre había sido un total ejemplo a seguir y mejor amigo para mí, estando muy feliz con mi vida, mi sentido del humor, mi sarcasmo, mi cuerpo, mis notas, mis dibujos.... En serio creía que no había nada más que se pudiera pedir en esta vida. Todo era simple, pero no tenía queja alguna más allá de que quería viajar.
Así pasó el tiempo, y ya tenía 2 años viviendo en Venezuela. Una vez más, había conseguido estabilidad, pero esta vez ya no estaba intentando mantenerla, incluso llegué a decirle a mi papá que quería ir de intercambio a Canadá, pero entre una cosa y otra no se dió. Cuando me di cuenta de que de verdad me estaba adaptando, unos dos meses después de lo del intercambio, le dije a mi papá que nos fuéramos del país antes de que de verdad me sintiera como en casa y fuera muy difícil irnos. Pero no. Nos quedamos.
Y AQUI DAMAS Y CABALLEROS, MI VIDA SE CONVIRTIÓ EN UNA TOTAL MONTAÑA RUSA.
Para comenzar, sí ya se supone que nos quedaríamos en este lugar por al menos un buen tiempo, a la señorita presente, es decir yo, se le ocurrió la hermosa idea de que después de que siempre había sido muy penosa y reservada, iba a ser la persona más extrovertida y desvergonzada que pudiera. Que iba a bailar, a gritar, a cantar, a ser abiertamente rara y a decir todo lo que me pasara por la cabeza; porque definitivamente si me iba a quedar aquí iba a necesitar suficientes amigos como para no aburrirme en mucho tiempo, y necesitaba que estos amigos fueran igual te extraños como yo. Además, me di cuenta de que si ya das por hecho que no te importa lo que piensen los demás, cosa que yo tenía casi como valor familiar, la pena no servía de un coño.
Y así fue. En menos de un año éramos un grupo de unas doce personas, en el cual solo 4 éramos mujeres, que parecía y se comportaba como un circo andante. Muchas personalidades, muchas historias complicadas, muchas jodas, mucha confianza, muchos gustos musicales. Este grupo, se volvió en una especie de alcohólicos anónimos, un grupo de soporte y autoayuda, donde todos nos aceptabamos tal y como éramos sin importar nada... Con sus excepciones, obviamente.
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Historia De Un Adios
Non-FictionCuando ya ibamos a volver a la ciudad ella lloró mucho, y aunque yo quería, no logré llorar, y me sentía mal al respecto. Entonces mi papá, el cual se dió cuenta de esto, me dijo "por lo general, sufre más el que se queda que el que se va. El que se...