¿Reconciliación?

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Me estaba volviendo loca, por dos simples preguntas.
¿Voy a salir con Adam?
¿Que, por todos los cielos, me pongo?
No les diré que soy de las que no me importa como me vea, la verdad es que si me importa. Día a día busco la ropa perfecta que encaje con mi estado de ánimo.
Hoy podría usar un vestido lleno de colores explosivos y mariposas.
Pero también podría usar un vestido para un velorio.
Me siento tan eufórica, feliz, triste y... Enojada.
No se en que punto deje que Adam entrará en mi vida. El rencor que parecía inundar mi cuerpo, ya no me ahoga. Ahora hay algo que me anima a dejarlo ser parte de mi, de nuevo.
Y no, malditamente no estoy confundida, ya no. Pero me cuesta querer aceptar lo que inevitablemente va a poner todo de cabeza, quiero volver con Adam. Quiero tanto estar a su lado de nuevo. Y probablemente soy tonta pero estoy dispuesta a dejarme llevar el día de hoy. A abrirle camino a estos sentimientos que han estado atrapados desde que lo volví a ver.

Por fin me decido por un vestido de algodón, color menta y una chaqueta de mezclilla. Y tacones del color del vestido.

Estaba en el último escalón para dirigirme a la sala en busca de Adam.
Pero el me encontró a mi. Ahí me di cuenta como por enésima vez de todo lo que me hacía sentir de solo verlo.

-Mmmh, en mi defensa, no sé a donde me llevaras. Así que tome lo primero que encontré. No le iba a decir que pase toda la noche y esta mañana buscando algo.

-Estas perfecta, como siempre.

Me limité a sonreír, y es que si hablaba estaba segura que la voz me saldría en un susurro. Estaba en blanco. Me sentía como la primera vez que salimos oficialmente. Mis piernas eran de gelatina y mi corazón, Dios estaba segura de que Adam podía ver mi corazón a través de la chaqueta.
Respire profundo y me asegure de estabilizar mis piernas antes de dar un paso.

-Vamos

En el camino, a quien sabe donde, Adam hablo de lo genial que le parece la universidad y de todo lo que está aprendiendo. Me gustaba la manera en la que Adam y yo podíamos hablar de estos temas y lo cómoda que me sentía hablando de mi.

Adam aparco en la entrada de una casa en medio del bosque.

-Papá la construyó hace un año y solo la ocupa cuando viene a la ciudad, lo cual es casi nunca. Y antes de que saltes con las preguntas, quería que estuvieras aquí porque se lo mucho que te gusta el bosque.
-Es preciosa
-Si, necesitas verla por dentro para terminar de enamorarte.

Despues del tour exprés por toda la hermosa casa, Adam salió y volvió con unas bolsas del supermercado.

-¿De dónde sacaste todo eso?
-Ayer, sin que te dieras cuenta.

Adam comenzó a sacar todo de las bolsas y lo ayude.

-Así que, te voy a cocinar. Comeremos y después debemos dar una vuelta en el bosque.
-Mira a este, ¿debemos?
-Si, tienes que ver un lugar especial que me encanta.

Asentí y lo miré cocinar, lo ayudaría pero no quiso. Solo me senté en uno de los banquitos y miré. Miré su postura, sus hombros eran más anchos, sus respiraciones eran más profundas, me atraía más. Mucho más. Ponía atención en cada detalle y revisaba el sabor en cada momento. Sus manos eran menos torpes y sus labios... Sus labios eran más...

-...cesario que pongas orégano pero siento que le da un sabor más especial ¿no crees?

Ay Diablos, me había embobado. Aunque parecía que había salido ilesa pues no se dió cuenta de mi cambio brusco de postura. Necesitaba decir algo.

-Si bueno, el orégano es bueno.

Decidí que era un peligro prestarle atención pero me costaba creer que este chico tan perfecto pero a la vez tan maldito, me quería. No es que fuera insegura pero todos los recuerdos a veces se hacen como un bloque de cemento y me caen encima.

Adam hizo Pasta Carbonara
Después de la pasta saco un milhojas de hojaldre.

-¿y eso?
-Mi mamá, sabe que es tu favorito.
-Vaya, puedo sentir el sabor. Recuerdo que lo hacía el primer miércoles de cada mes.
-Si, nuestros miércoles de día de campo.

Compartíamos recuerdos hasta de infancia y me era imposible relacionar a este Adam con el Adam del parque de hace un año.

-Andando, quiero ver el atardecer contigo.

No me dió tiempo de contestar, Adam tomo las llaves y me saco corriendo de casa.

-Adam, mi celu...
-Traigo el mío.

Otra vez tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora