Capítulo 2

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(Publicado originalmente en 2017)

El lobo la miraba, con aquellos ojos dorados. Kagome no sabía qué hacer, ni su cuerpo reaccionaba ante tal animal magnifico.
-¿Quién eres?— Pregunto de nuevo, sabiendo que no tendría respuesta. Dio dos pasos hacia el lobo, sonrió cuando noto que no se alejaba. — Soy Kagome Higurashi, una novata.
El animal bajo la cabeza unos segundos, después volvió a subirla igual que su aura de superioridad. Acto que la chica le pareció lindo.
-¿Novata?
Trago saliva, ¿Le acaba de responder ese perro? Era imposible. Bueno, el reino no era normal, pero tampoco esperaba ese extremo.
-¿Me acabas de hablar?— La chica retrocedió unos pasos. Quería correr y gritar.
El lobo asentó con la cabeza.
-En verdad eres novata. — Rio. — ¿Acaso no te enseñaron nada sobre nosotros?
Kagome repaso en su cabeza cada enseñanza de su padre, pero en esa época no le importaba y no recordaba nada. Se maldijo y se dio unos golpecitos en su hueca cabeza.
-Vaya. — El lobo se sentó. —Esperaba más de tu generación.
Kagome resoplo e imitó al animal. La ropa le daba el calor suficiente para soportar estar sentada en nieve.
Sabía que no era el guardián perfecto, incluso trato de escapar antes de venir, pero se trataba del honor de su familia.
-Lamento ser un fracaso.
-No lo eres.
La chica lo miro. No podía creer que hablara con un lobo de sus problemas.
-Entonces, ¿Quién eres?
El lobo observo el cielo. Cerró los ojos y en un instante, su cuerpo se envolvió en una luz.
Kagome se cubrió los ojos. Cuando notó que aquella luz había desaparecido, bajo sus manos y observo al hombre que se encontraba frente a ella.
Sus miradas se encontraron. En su interior sintió confianza y lealtad. No entendían que pasaba, pero con tan solo verse, se sentía protegida.
Kagome no reacciono hasta segundos después, abrió la boca y señalo al hombre de cabello plateado.
-Me llamo Inuyasha Taisho.
La Guadiana dejo caer su mano, no entendía por qué al oír su nombre, quería llorar y sonreír.
Los dos se quedaron en silencio después de eso. Cómo si no necesitaran palabras para entenderse.
Los dos, aun jóvenes y estúpidos, sabían que estaban destinados.
...
Kagome regreso a su habitación, trataba de recordar el lugar donde Miroku le indico para su entrenamiento. Realmente trato de recordar, pero su mente estaba en el encuentro con Inuyasha.
Se acostó en su cama, cruzó los brazos y frunció el ceño.
-Esto es raro, ¿Por qué me quede viéndolo tanto tiempo?— Cubrió su rostro con la almohada y grito. — Pensara que soy rara.
Escuchó que alguien abría su puerta y camina hasta su cama. No era necesario revisar quien era, sólo una persona la conocía.
-Hola, general. — Se quitó la almohada de su rostro y la dejo a su lado. —Esperaba que viniera por mí.
Miroku levanto su ceja derecha, hizo una mueca molesto.
-Higurashi, ¿Sabes que castigamos a los desobedientes?
Kagome se levantó de inmediato y trato de poner su mejor expresión de inocencia. Lo cual, no funciono en el general, quien la levanto e indico que se fuera al patio principal para comenzar su entrenamiento. La chica suspiro, obedeció y salió de la habitación dando saltitos. Tal vez, era muy infantil para ser la seguridad de la realeza, pero sin padre siempre le dijo: "Sé tú misma"
Y confiaba en él.
...
Al llegar al patio, vio muchas personas entrenando con diferentes armas, incluso, con su propio cuerpo. Se sorprendió ver chicas de su edad, peleando tan bien con una espada.
El patio principal era gigantesco. Se adornaba de árboles blancos y obstáculos para entrenar su condición física; en la esquina, estaba un entrenador dando calentamiento previo, mientras que a su lado, estaba un guardia observando cada detalle; en la otra esquina, te podías encontrar a las personas luchando cuerpo a cuerpo, usaban lanzas pero lo principal eran sus puños y patadas; en el centro estaban los guardianes capacitados para portar un arma, ya sea pistola o espada.
Kagome se perdió en aquel mini mundo. Era increíble ver a sus nuevos compañeros y los entrenamientos.
-¿Te gusta?—Miroku se colocó a su lado. — Son lo mejor de lo mejor.
A la chica le brillaban los ojos de su emoción.
-Es estupendo. —Se aclaró la garganta. — Pero, ¿Qué hago aquí? No soy lo mejor de lo mejor.
-Eres una Higurashi.
-Claro. — Se abrazó a ella misma. — Otra cosa, ¿Quiénes son los que se convierten en lobos?
Miroku la miro de inmediato, aunque su rostro no representaba que estaba sintiendo.
-¿Has hablado con alguien así?
Kagome asentó y le contó sobre su aventura con el animal y cómo este se burló de ella por no saber quiénes eran.
El general suspiro con cansancio.
-¿Te dijo su nombre?
-Sí. Inuyasha Taisho.
-¿A quién le sirves?
-A los Taish....Oh.
El hombre le dio palmaditas en la espalda, esperando que la chica no hiciera un espectáculo en ese lugar.
-Rayos, acabo de conocer a un Taisho. — Se despeino irritada. — Me van a despedir.
El castaño se rio y negó. Le aseguro que no la iban a correr, puesto ese era su lugar.
La chica no comprendió su explicación, aunque no le preguntó.
-¿Entonces?— miro a su entrenador.
-Si das diez vueltas por el patio, te diré todo lo que se sobre los Taisho. Aunque, es tu deber.
Kagome quería quejarse. Sin embargo, aceptó el reto y comenzó a correr.
...
Inuyasha Taisho no dudaba en bromear con los novatos y asustarlos cuando llegaban, pero algo en esa mujer lo hizo parar. Tan solo ver su espalda, retrocedió en segundos y se presentó a ella como si fuera casualidad.
Y cuando sus miradas se encontraron ¡Dios! Se sintió débil. Pero eso no se compara cuando se convirtió de nuevo en él y se miraron. Su corazón se detuvo unos segundos y sintió un nudo en la garganta.
No entendía que pasaba, pero lo iba a averiguar.

Dos amantes se amaron hasta la muerte.
Destinados a encontrarse de nuevo, guardaron su última chispa de vida en un amuleto y prometieron encontrarse.
Un humano que amo a un dios, ¿Quién pensaría que los dos se encontrarían después de décadas?
Un amor que está destinado.

Trilogía ICE (ICE GOD) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora