¡Llegamos a los 300 seguidores! Gracias <3 Por eso me dedique a traerles un capítulo largo de dos mil palabras . Espero que disfruten el capítulo.
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-Los guardianes están para proteger al reino. —El hombre de edad ya avanzada, camino por la habitación y con su ojo sano, miro a cada persona que se encontraba en el lugar. —Nosotros somos escudos, espada, luz y salvación para esta nación. Siempre deben recordarlo.
Kagome miro por la ventana. Se encontraba cansada físicamente, pero las clases de teoría destrozaban su mente y eso era peor.
En una semana aprendió que tan sólo era una herramienta para salvar al país de hielo: No tenía voz ni voto, ni siquiera opciones.
-Novatos. —El hombre volvió alzar la voz. —No se dejen intimidar por su futuro.
"Como si fuera fácil" Pensó la chica de quince años.
La clase siguió con el reglamento, unas recomendaciones para sus ejercicios y algunas palabras duras del anciano.
REGLAS PARA EL GUARDIAN:
1-. Sacrificar su vida por el bien común.
2-. Jamás traicionar al reino de hielo.
3-. No involucrarse emocionalmente con otros guardianes.
4-. Ser prudente.
Y seguía la lista de las reglas...
Kagome llegó al entrenamiento con Miroku, quien en seguida le indico que diera diez vueltas y después a las pesas para dar fuerza a sus brazos.
-Esto es explotación. —Gruño la chica. Era su quinta vuelta.
-Me lo agradecerás cuando seas una guardiana oficial. —El hombre bostezo y se sentó en el pasto. —El lunes empezaremos con movimientos básicos de pelea.
No le gustaba que tan pronto empezara el tema de los movimientos de batalla, pero era necesario si quería sobrevivir en aquel país.
Se detuvo cuando se dio cuenta que no recordaba los enemigos principales del reino. Se golpeó en la frente por su memoria y darle una razón a Miroku a darle un sermón.
-Miiiroku. —Lo llamo arrastrando la i en el proceso.
Su entrenador dejo de ver el cielo y le prestó atención a la chica, quien sonría pretendiendo inocencia.
-¿Qué sucede?
-Sobre. —Dudo por unos segundos, realmente no quería ser castigada de nuevo por sus preguntas. Mordió su labio inferior y lucho para que las palabras salieran. —Es...No...Hmm...Me preguntaba. --¿por qué es tan difícil?—Miroku, ¿Quiénes son nuestros enemigos?
