Capítulo 3

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(Publicado originalmente en 2017)

(Publicado originalmente en 2017)

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Kagome llegó casi muerta a su habitación.

Los ejercicios que Miroku le dio fueron demasiado para un día ¡y para una novata! Odiaba sentir sus piernas tan adoloridas que podía tumbarse en cualquier sitio sin dudarlo. Y ahora, que sabía que todos los días debían ir a entrenar antes de ser un guardia del reino oficial, quiso llorar toda la noche.

Le debió hacer caso a su papá y correr todas las mañanas junto a él. Ahora estaba cansada, con sus músculos adoloridos y un dolor de cabeza por saber que mañana sería o mismo o peor.

Se acostó en su cama y cerró los ojos por unos segundos, esperaba que su maldito entrenador no viniera para correr de noche, porque lo mandaría a la mierda y dormiría todo lo que quisiera.

Su cuarto consistía tan sólo de su cama, un mueble para sus cosas personales, un armario y un espejo que adornaba casi toda su pared de alado; también había una ventana que le dejaba ver un poco del patio del palacio y donde practicaría todos los días. Su nuevo hogar era sencillo, pero lo sentía como si ya fuera suyo desde hace tiempo y eso la animo para seguir sonriendo, aun con el dolor en su cuerpo.

-Vaya, te dejaron como mierda.

Kagome se levantó tan rápido que su cuerpo le dejo, observo por sus lados pero no encontró señales de su invasor, hasta que la sombra de un cuerpo apareció detrás de su ventana. Dio un grito y se cubrió con su cobija, mientras que rezaba para que se fuera el fantasma que la acosaba.

-Juro hacer ejercicio aunque quiera patear a mi entrenador y no volver a decir groserías. —La ventana se abrió y dejo entrar el fuerte viento. — ¡Carajo! ¡Mierda, lo siento! ¡Doble mierda!

-¿Qué rayos?—El invasor empezó a reír, sus pasos se escuchaban por su habitación y se detuvieron frente a la cama. —Creo que eres mala para los promesas.

Esperen...Esa voz. Aquella voz era reconocida por sus oídos y su—casi—buena memoria.

Se quitó las sabanas y miro a la persona que se encontraba frente a ella. Su corazón se aceleró cuando volvió a ver aquellos ojos dorados y la sonrisa del hombre que le robo un suspiro de su corazón.

Inuyasha Taisho estaba frente a ella, con una sonrisa dulce y meciéndose como un niño pequeño mientras que la observaba con atención. Su cabello se movía junto con el viento, sus manos no podían dejar de moverse y notaba un pequeño rubor en sus mejillas.

-¿Inuyasha?—Kagome se quedó sin respirar al verlo, pero necesitaba confirmar su identidad. Aunque ella ya lo sabía.

-En persona. —Sonrió. —Eres la guardiana novata, ¿no?

-Sí. Me llamo Kagome Higurashi.

-¿Higurashi? Vaya, vienes de una familia muy reconocida. —El chico se sentó en el suelo, levanto la cabeza para mirar a Kagome y así poder controlar su corazón que no dejaba de extrañarla, aunque eso no lo comprendía muy bien.

Trilogía ICE (ICE GOD) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora