Prólogo

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Eran las 2 de la tarde y hacía un día perfecto en la ciudad de Guadalajara, estaba nublado y parecía que no tardaría en llover. Bueno, quizá para algunas personas eso era un mal clima, pero para nuestra protagonista era el clima perfecto.

Valentina Carvajal se encontraba caminando distraídamente por la catedral de Guadalajara, con su teléfono en la mano y en la otra un capuchino de vainilla. Iba ajena a todo lo que pasaba a su alrededor, solo ponía la atención necesaria para no tropezarse.

Era un buen día para ella, le acababan de decir que había aprobado su examen de economía y acababa de retirar el dinero de la semana. A pesar de que su padre era uno de los hombres más ricos de México, no le daba dinero ilimitadamente. Ya que era una forma de enseñarle a administrarse.

Siguió caminando tranquilamente cuando sintió como alguien chocaba con ella y todo el capuchino se le derramaba encima, al mismo tiempo que se le caía su celular y la bolsa que traía en sus manos.

-¡eh! Fíjate por donde vas, ¡acaso estas ciega o que!- gritó enfurecida, el café seguía caliente y se había quemado, aparte de que era una de sus blusas favoritas.

-Lo siento señorita, discúlpeme.- habló tímidamente una muchacha un poco más baja que ella. Llevaba unas gafas oscuras y un bastón ya desgastado.

-Le ayudó con sus cosas.-se agachó tanteando el piso y agarrando su bolsa.

-No se preocupe, discúlpame. Fue totalmente mi culpa, iba distraída y no me di cuenta.- habló Valentina totalmente apenada, pues le había gritado como una salvaje a la pobre chica y todavía le había dicho ciega, que para su mala suerte si lo era. Se agachó y estiro su brazo para que la chica tomara su bastón.

-¿Me puedes pasar mi bastón?- le cuestionó aún con timidez aquella muchacha.

Se sintió tonta. Ahí estaba ella, empapada de café en medio del parque y esperando a que la chica tomará el bastón. Obviamente la muchacha no podía ver que se lo estaba dando.

"Valentina, así o más tonta".- Se dijo así misma.

-Toma.- agarro su mano, la extendió y le puso el bastón.

-¿podrías devolverme mi bolsa, por favor?.- preguntó amablemente.

-No lo creo morrita.- Le contesto rudamente.

-¿Qué?- dijo confundida.

En ese momento la chica "ciega" tomó el bastón con fuerza y empezó a golpear a Valentina.

-¡Pero qué te pasa!¡Estás loca! .- gritó la joven Carvajal tratando de contener las lágrimas del dolor.

Luego un puñetazo en su abdomen la tiro al piso. Sólo alcanzó a divisar como aquella chica salía corriendo como una gacela junto con la bolsa y su bastón.

"Realmente la jodiste esta vez Valentina" se dijo así misma, intentando aguantar el dolor, era inútil seguirla, no se podía parar y la chica ya estaba fuera de su vista.

Y así es como su día perfecto, se reduzco al peor que había pasado desde que se había mudado a esa ciudad.

La chica del bastónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora