Capitulo 1

2.7K 212 12
                                    

Valentina se encontraba en su departamento con su ojo hinchado por los bastonazos, sin dinero y por si fuera poco, su mejor amiga se encontraba llorando de la risa, burlándose de ella la muy maldita.

-Entonces...me estás diciendo que una ciega te asalto.-dijo tratando de contener la risa.

-No creo que realmente sea ciega. Solo fingió ser ciega para asaltarme-le contestó mientras se ponía hielo en el ojo. Ese moretón iba a tardar unos días en desaparecer.

-Ya le comente a mi papá. Me pondrá dinero nuevamente...Me siento bien tonta- se lamentó. Lo único bueno era que su tarjeta se la había guardado en el bolsillo del pantalón.

-No te preocupes, esta vez pagaré yo la comida de la casa.-Sofía le comento. Ella era su mejor amiga, se conocían desde pequeñas. Juntas habían decidido mudar a Guadalajara para estudiar la universidad.

Las dos habían pasado su vida viviendo en la ciudad de México, hasta que decidieron irse a estudiar a Guadalajara. Alquilaban un departamento juntas, no era muy lujoso porque a ninguna de las dos les gustaba lo ostentoso. Prefirieron decorarlo y pintarlo ellas mismas.

-Gracias Sofía.-Le sonrió agradecida.-Mínimo espero que ese dinero le haya ayudado. Y que ya no vuelva a asaltar a alguien más.

-¿Y cómo era ella?-Sofía le pregunto.

-Eso es lo de menos. Es una ladrona, que va por la vida golpeando a las personas con su bastón.- Le contestó Valentina enojada.

-¿Era guapa por lo menos?.- Sofía siguió cuestionando.

-¿Y eso que importa?

-Que por lo menos podrás decir que te sedujo con sus encantos y por eso te pudo asaltar. Es mejor eso que decir que te asaltó una invidente.- Sofía terminó de hablar y volvió a reírse escandalosamente.-Es que es súper gracioso.

-No le veo la gracia. Y ya te dije que estaba fingiendo.- Valentina le contestó molesta, tirándole el cojín de la sala. Fallando miserablemente en el intento de golpearla.

-Y ahí está lo que quedaba de tu dignidad.- Sofía señalo el cojín que se encontraba en el suelo.

-¿No tienes algo más que hacer? A parte de burlarte de mí.- Valentina le hablo sentida.-Es que no sabes lo que me costó convencer a mi papá que no me pusiera guardias, ya sabes lo mucho que lo detesto.

-Me imagino, es bien molesto que te estén siguiendo todo el tiempo...Y realmente no tengo nada que hacer, apenas estamos terminando la primera semana de inicio de semestre. Así que las clases han estado ligeras.-Sofía se tiro en el sofá muy a gusto.

-Qué suerte tienes. Mañana saliendo de clases iré a The corner para realizar un trabajo en equipo.

-Por lo menos es en equipo.

Siguieron conversando hasta entrada la noche sobre lo que harían este último año escolar; hablaron sobre la próxima audición que tenía Sofía la siguiente semana. Una obra de teatro pequeña por algún lugar recóndito de Guadalajara.

Sofía llevaba haciendo diversas audiciones en los tres años y solamente había conseguido 3 papeles secundarios medianamente importantes. Este año esperaba conseguir un papel principal. Si bien su sueño era llegar a broadway con un papel protagonista y ganar un tony. Sabía que los sueños se empezaban a construir poco a poco.

Todo lo contrario de Valentina que soñaba algún día poder continuar con el legado de su padre. Ella era muy diferente a su amiga ya que le gustaba más los números, la lógica y los negocios. Se consideraba una persona con cero creatividad y el arte y todo lo que fuera relacionado a él no le gustaba. Tenían gustos y personalidades diferentes, pero aun así llegaron a entablar una muy buena amistad con el paso de los años.

Al día siguiente Valentina se encontraba sentada en una banca de la universidad de Guadalajara. Ya eran las 3 de la tarde y sus clases habían concluido. Estaba esperando a sus dos compañeros con los que haría el trabajo de economía política.

-¡Valentina!- Gritó un muchacho, trotando un poco para llegar a la banca.

-Llegas tarde Gustavo.- Le riño.

-Discúlpame. Tuve que quedarme en la biblioteca a terminar otra tarea. ¿Dónde está Ally?- Preguntó Gustavo tratando de recuperar un poco el aliento.

Gustavo era un muchacho alto, cabello negro y de ojos con tonalidades cafés. Tenía una sonrisa bonita y se encontraba en buena forma, ya que jugaba basquetbol.

-Llegando tarde también.- Respondió señalando a la pequeña muchacha rubia que caminaba un par de metros alejados de ellos.

-Lo siento, trata de llegar temprano pero no pude, ¿llevan mucho tiempo esperando?- Preguntó con voz de remordimiento.

-Una media hora. Así que realmente espero que la comida sea cortesía de la casa.- Habló Gustavo con seriedad.

-Por supuesto que sí. Ya saben que siempre pueden ir a comer a The corner gratis.- Le contestó Ally con una sonrisa.-¿Pero que tienes en la cara?-Pregunto percatándose del moretón que traía su amiga.

-Ya que lleguemos les cuento y te está timando Ally. Este mentiroso acaba de llegar. En cambio yo, si llegue puntual.- Le contestó la muchacha Carvajal, mientras le daba un golpe a Gustavo en el brazo.

-Me lo imaginaba. Hay que ir de una vez, porque ya tengo algo de hambre.-Ally le respondió juzgando a Gustavo con la mirada.

Los tres emprendieron camino hacia el local llamado The corner que se encontraba a unas cuadras de la universidad. Era un restaurante- bar un poco grande, donde había varias mesas distribuidas en distintos puntos y una barra larga en la parte del bar y unas cuantas televisiones donde pasaban deportes. Tenía un estilo rústico que resultaba acogedor, por eso es que usualmente se encontraba un poco lleno. Era el lugar prefiero para los estudiantes de la UDG.

Los tres entraron y se sentaron en su mesa favorita, que para su buena suerte estaba disponible.

-¿Para qué revisan el menú si siempre piden lo mismo?.- Cuestiono Ally impaciente.

-Porque a lo mejor este día queremos otra cosa.- Le contestó Valentina, dándole vuelta a la página del menú.

-mmm, sí, creo que pediré lo mismo de siempre.- Habló Gustavo, haciéndole señas a la mesera para que se acercara.

-Yo también.-Valentina se decidió.

-¿Ven? Lo mismo de siempre.-Ally los miro molesta, ella solo quería comer ya que moría de hambre.

-Buenas tardes. ¿Están listos para ordenar?- Pregunto una mesera con una gran sonrisa, morena, de cabello negro y largo. Pero después de reconocer a quien estaba sentada en esa mesa, se quedó totalmente petrificada.

Lo mismo le sucedió a Valentina que aunque no tuviera las gafas ni el bastón podría reconocer a esa chica en cualquier lugar. Sin duda, eso había sido inesperado. Uno nunca espera reencontrarse con la persona que te asalta y mucho menos si esta, te da bastonazos. 

La chica del bastónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora