8. A ti.

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- ¿Qué? - Pregunto incrédulo, sin dar crédito a lo que había escuchado. De entre todos los días que ese bastardo pudo escoger para regresar justamente había escogido el de su boda. ¡Oh! A Tom no le gustaría para nada eso.

El rubio se giró enseguida, en busca de su marido, a quien no logro ver y suspiro pesadamente.

Como se supone que debía decirle su nuevo descubrimiento, o más importante, como explicaría que alguien que no sería bien recibido en su casa logro pasar las poderosas protecciones de la mansión que se suponía tenía bajo su control.

El Riddle estaría paranoico por días, incluso meses enteros, si es que salía bien parado esa noche. Exasperado paso su mano por el cabello anteriormente ordenado, mientras Harry comenzaba a hablar, devuelta. Aun con el mismo gesto de fingida relajación en su cara.

- Tienes que decirle a Tom que se aleje de su radar, que evite estar solo. Estamos de acuerdo en que no es momento de que todos lo sepan. No quiero que les pase nada, está aquí por mí y tratare de buscarlo y llevarlo lejos, disculpa si no me quedo mucho tiempo, Si no he aparecido en tu casa mañana temp...- Comenzó a murmurar al soltarle, pero una mano en su hombro detuvo su dialogo, enseguida.

Su frustración estuvo a punto de irse en contra del culpable, hasta que escucho la voz del patriarca Malfoy, cosa que les hizo relajarse, después de todo el solo se acercaba a pedirle que dejara a Draco disfrutar de la fiesta, porque esta era única y los negocios, que el parecía creer que hacían, se debían quedar fuera, completamente. Era un día de fiesta, de celebración y nadie tenía el derecho de trabajar en lugar de divertirse.

- Claro Malfoy, se me olvidaba lo atentos que son en su familia, es decir, no serían capaces de interrumpir una conversación importante. Disfruta tu fiesta, Draco, emborráchate como si no hubiera mañana y hazle muy feliz. Con su permiso. - Reverencio levemente, dándole una seña muda a Draco al doblegarse así. "Si algo me pasa tu quedas a cargo, no sé qué quiera o de lo que es capaz".

El rubio cerró los ojos y sonrió a su padre, disminuyendo la tensión formada en sus hombros con rapidez. No necesitaba que alguien más se pusiera paranoico.

Pero Lucius frunció el ceño, por la reverencia del Potter suponía que él se estaba disculpando, pero ¿por qué? Se iría ya, justo cuando Severus parecía haber tomado una decisión. ¿Tan mal estaban las cosas?

- ¿Está molesto aun? - Pregunto a su hijo, repentinamente preocupado. Él había llegado a interrumpir a ese par porque parecían estar hablando de negocios, con un gesto serio y ojos centrados, como siempre pasaba cuando estaban en medio de algo pero jamás imagino que podría empeorar la situación, creyó incluso que él y Potter podían llevarse mejor, aun con sus debates verbales a la vuelta de la esquina, pero lo que él le había contestado esta vez, era una agresión directa, como las que no recibía desde el anuncio del compromiso.

Su gesto preocupado apareció sobre su máscara de Sangre pura. El creía que Harry ya podía considerarle un amigo y por sobretodo que ya no le veía como una amenaza.

- No es eso padre. Ha surgido un contratiempo importante, dudo mucho que pueda quedarse y eso le enfurece. Se acercó a decírmelo. Tom no se lo tomara bien, ya sabes... además no puedo ayudarle porque estoy aquí ¿y te imaginas las habladurías si desapareciese de mi boda? Confió en que las cosas saldrán bien. - Se encogió girándose hacia donde venía su marido después de haber sido felicitado por todos y separado por Hermione, quien insistía en regalarle algo importante, lejos de la vista de chismosos.

Los Potter y sus misterios, habían sonreído ambos.

- ¿Estará bien? Para irse así de la boda de "su mejor amigo" por mucho que me cueste decirlo, la situación tiene que ser grave. Me puedo ofrecer a sustituir tu presencia en el asunto. Prometo comportarme a la altura. - Pidió saber, mostrando una leve preocupación, señal que a su hijo le pareció agradable.

La Era del DragonWhere stories live. Discover now