3. Conociendoles de nuevo.

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Maraton 1/3

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- Lo estaré si te arranco la lengua. - rugió Harry sin contenerse, para sorpresa de Severus, quien no sabía que el chico podía llegar a ser tan mezquino.

- Bueno, bueno. Estábamos hablando de cosas importantes con un afán de mantener la calma, ¿no? - Dijo el rubio alzando las manos como seña de paz y Harry suspiro soltando a Severus tan solo para sacar su silla, como todo un caballero, y sin observar del todo el rubor del hombre, se sentó enseguida.

- La única explicación que encuentro a esto es simple. Ginny fue a mi casa, hace unas tres semanas. Llego sin que yo lo supiera y organizo una especie de cena informal. Entonces bebí mucho, por empuje de ella. Tal vez 2 o 3 botellas. Draco tu sabes perfectamente que siempre recuerdo lo que hago. Y pronto, después de terminar la tercera, me quede dormido. Supongo que ella planea hacerme creer que esa noche sucedió algo. - Aclaro, sin titubear, parpadear más de lo adecuado o desenfocarse, siquiera el tomar un poco mas de aire del necesario tan solo le provocaría problemas. Poniendo especial cuidado por que tenia a Severus analizaba sus reacciones y el no deseaba alimentar su inseguridad.

- Ella menciono algo así. Creo que las versiones concuerdan con eso último. Ella afirma que la desvirginaste borracho. Ron está furioso, furico, despotricando en tu contra. Me tiene harta con el pasar de los días, meses incluso. Por favor Harry, no hagas que sean años. - Suspiro cansada, no solo de la histeria Weasley sino de su supuesto prometido, quien tan solo la buscaba cuando algo quería.

- Siento haberte orillado a que aceptaras Hermi, pero era lo único que podíamos hacer en ese momento. Después de lo de Percy ellos de verdad se estaban poniendo melodramáticos y lo que lo evitaba era la idea de más familia, tu y yo... Puedes dejarlo hoy mismo si así lo deseas. Inventarle incluso que estas enamorada de mi o demás. Siempre ha tenido celos así que no importa...tan solo déjalo atrás. Tú ahora eres importante. - Le permitió al fin. Evitando que más problemas se crearan y ambos Slytherin presentes alzaron la ceja. Sobre todo el rubio, quien parecía sentirse traicionado pero la mirada de Harry diciendo, en la universidad te cuento, le basto para no ofenderse, demasiado.

- Entonces...que exploten los Weasley hoy mismo...además no estamos seguros de que sea verdad el embarazo...si es así la acusaras frente a todos y practicaras este hechizo. Me tome la libertad de pasar a la biblioteca Black antes de venir. - Sonrió pasándole un trozo de pergamino y Harry lo tomo reconociendo el hechizo, incluso creyó recordar el libro. Y sin más se lo paso a Severus, para que viera que no hacia trampa bajo ningún concepto.

- Terminado este absurdo tema de las comadrejas. - Rodo los ojos. - La cena de presentación de mi prometido, para mi padre, es esta noche. Hoy mismo, porque si algo falla podre arreglarlo mañana y las invitaciones no se cancelaran. Padrino, necesito que tu vayas a apoyarme a mí. Harry obviamente puede ir como tu acompañante e irá a apoyarlo a él. Granger tú también puedes venir, si un debate se suelta entre mi padre y yo tu serias la más objetiva y él lo sabrá. - Informo sin dudar ni por un segundo, sorprendiendo a Harry, quien no se esperaba el último movimiento, el cual analizo claramente como un intento de no ser desplazado a un lado por la chica, a quien si hacia su amiga, podría sonsacarle información, o recibirla al mismo tiempo. Eso sin duda le hizo sonreír, guiñándole un ojo a Severus, quien solo veía la situación tan inverosímil.

- ¿Qué? - Pregunto la rubia cenizo incrédula. El Malfoy la estaba invitando a su casa sin saber siquiera su nuevo linaje. Tan solo por Harry y Snape. Además claro de un prometido que ella no conocía y del cual no estaba siquiera cerca de escuchar el nombre.

- Que la cena es a las 8. No lleguen tarde y tú por favor no te quites esa apariencia de sangre pura. Si lo deseas puedo darte concejos de ropa. Lucirías preciosa con un vestido apropiado. - Le sonrió levemente, sorprendiéndola aun mas, aunque Harry carraspeo incomodo por lo recién dicho y también bastante divertido por la clara prepotencia y grosería de Draco, difuminada con amabilidad. Hermione siempre había sido susceptible por la moda, pero al parecer la impresión hacía con Malfoy no le permitía responder ávidamente.

- Bien. 8:10 me tendrás hay. - Sonrió la joven provocando la gracia de los tres. Un invitado siempre llegaba elegantemente tarde, pero no lo suficiente como para desesperar a su anfitrión.

- Pasare por ti a la mansión, a las 8 en punto. Harry. - Sonrió el pocionista y el asintió.
Cuando todos salieron de ahí despidiéndose del ex profesor, muy a pesar de Harry. Se trasportaron, la chica y el chico a la nueva Mansión Black- Potter y el Malfoy a su propia casa para prepararse para la universidad. Donde Hermione estudiaba leyes, Draco ciencias políticas y ciencias sociales mágicas y Harry ciencias políticas además de derecho, compartiendo una carrera con cada uno de sus amigos. Quienes estaban conscientes que el más fiero en cualquiera de los dos ámbitos, por mucho que ellos fueran buenos, era Harry, quien poniéndose serio podía destrozar tus ideales y hacerte creer en que la piedra que tenías enfrente era culpable de ello.

Ellos se cambiaron y la primera en estar lista fue Hermione, quien noto que el precioso mural había sufrido un cambio. Se trataba de que los dos Dragones, antes entrelazados, estaban de un extremo a otro, como si fueran a lugares separados y aquello le extraño, segura después de ver los ojos de Harry, que aquello tenía que ver con él y tal vez Malfoy, con quien había descubierto su amigo se llevaba bastante bien para que la relación fuera reciente.
Salieron a la escuela sin problema, para encontrarse con sus compañeros, algunos "amigos" y conocidos que se empeñaban en acercarse a Hermione por el cambio que "había sufrido" además de a Harry por el simple hecho de que al sonreír más lucia encantador. Ganándose preguntas sobre el suéter que llevaba aun cuando estaba haciendo algo de calor, pero el simplemente se encogía de hombros. Al no ser capaz de sentir frio y estar conectado con esa clase de elemento, su temperatura podía bajar demasiado y sin que se diera cuenta contraer hipotermia. Al igual que para Draco era difícil identificar cuando hacía calor o su cuerpo lo tenía dado que él no podía sentirlo y por ello la deshidratación estaba a la orden del día.

Para la hora de la cena, absolutamente todos, los 5 implicados, estaban absolutamente nerviosos. Sobre todo el rubio y su prometido, quienes sabían cuán difícil era Lucius Malfoy. Ambos habían tenido que luchar con él y su "superioridad" en algún momento. Sumándole la obvia amargura del rubio mayor cuando su hijo le informo de los invitados aquella noche y el motivo, no podía creerlo. Que su hijo se hubiera comprometido sin presentarle a su novio, con quien alegaba tenia al menos 3 años de noviazgo, sin peleas, luchas o alguna maldición de por medio...

El chico, su hijo, estaba arreglado perfectamente, con un traje blanco, algo informal pero el asunto lo acreditaba. Con una playera entre gris y azul con cuello en "V" que podía verse por el saco abierto y unos Vans negros con Blanco. Influencia propia de Harry Potter y "los meses que llevaban trabajando juntos". Aunque debía admitir que la ropa muggle era de lo más cómoda y bastante agradable a la vista. Además de su cabello algo ondulado, echado hacia atrás con gracia.

Y así como había aparecido en la sala, así mismo desapareció, destino a la casa de su novio. A quien debería llevar en unos 5 minutos.

Al pasar el tiempo, que al hombre frente a la chimenea tibia le pareció eterno, su heredero apareció a unos 2 metros de él con un joven bastante agradable a la vista, aunque aquello no significaba nada.

Su cabello era negro azabache, con leves ondas en el, peinado con delicadeza hacia un lado. Su piel era nívea y tersa, de un perfecto y parejo tono, pulcro sin duda. Tan solo un poco más alto que su hijo, aunque era casi indetectable. Sus labios eran de un tono rosa, un poco más oscuro de lo normal y sus ojos tenían un precioso azul turquesa, aunque la pupila era un poco rasgada, sin llamar demasiado la atención. Aristocrático en físico por donde fuera que le vieras, recto y tal vez un poco estirado. Tenía aproximados 21 años, aunque Draco lucia como el más responsable, sujetándole de la cintura. Su rostro se encontraba relajado pero no por ello alegre, en realidad los nervios podían apreciarse bajo la máscara de indiferencia y seriedad que de alguna forma le daban un aire superior y poderoso, muy conocido por ambos. Su cuerpo estaba ejercitado a la perfección, aun siendo un poco más angosto que el rubio.

Su ropa era obviamente francesa por los tonos y el estilo. El pantalón de un azul claro, ajustado un poco en sus glúteos y cayendo recto desde la rodilla. Con una camisa blanca cuello "V", además de un saco beige con botones marrones, exactamente en el mismo tono que el cinturón y las botas de cordones algo rusticas pero combinables.

La Era del DragonWhere stories live. Discover now