El chico de la librería

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Nos encontramos en la esquina del parque. Quien diría que vivíamos tan cerca. Es decir, claramente en la misma zona era seguro, por algo íbamos al mismo lugar todas las tardes. Hubiera sido extraño que viviese en la otra punta de la ciudad. Y también muy triste.

No estaba segura de como debía lucir. Esta era una cita tan extraña, tan "No cita", que vestirme de manera corriente era la única respuesta coherente que pude encontrar. Claro que quizás me vestí un poco mejor que de costumbre, un poco más como se viste mi amiga Mia, a quien le encanta la ropa y un poco menos yo. 

No quiero ser malinterpretada, me gusta como me visto, no me visto mal, pero tampoco me arreglo tanto como otras chicas, no está en mí supongo. Esta vez, decidí esforzarme un poquito más.

El saludo no fue tan incómodo como esperaba. Me sentía nerviosa, pero supe disimularlo bien, de hecho quizás el ni siquiera lo notó, tengo facilidad para aliviar momentos incómodos, aunque por dentro me esté muriendo.

Los perros pasearon y corrieron, de hecho caí perdidamente enamorada de sus mascotas, y mi perra Pampa creo que también.

Hablamos de las carreras que seguíamos, que también eran bastante parecidas. Él hacía periodismo en una escuela privada y yo la carrera de Comunicación social con especialización posterior en periodismo. Por aquella razón me había ofrecido a ayudarle el día que charlamos.

-Es que tu estas haciendo la carrera completa, yo tan solo una licenciatura.- Me dijo rascándose la cabeza. Comencé a notar que lo hacía seguido, no se si como un tic nervioso o por simple costumbre.

-Pero porque es más fácil para ti si quieres dedicarte a hacer periodismo deportivo hacerlo directamente así- Asintió con la cabeza y seguimos paseando para luego sentarnos en un banco.

Solté la correa de Pampa y él hizo lo mismo con los suyos. La raza border collie es una raza mágica, verdaderamente inteligente e independiente, sueltos estarían bien.