El chico de la librería

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Yo creo que la gente pensaría que soy una loca si se enteraran de como conseguí el nombre de Lucas... Ya mis amigas se sorprendieron, me felicitaron, pero no pudiendo creer mis dotes para investigar mayores que los del fbi.

Sigo pensando que fue el destino, no hay otra manera de ver una coincidencia tal.

Pasados algunos meses luego de pasar tanto tiempo mirandonos sin conocernos, yo empezaba a desesperar. Quería que él me hablase, pero a la vez no debía, Felix, mi novio o ex en ese momento, ya ni se cuantas veces terminamos en ese período, era con quien yo estaba o a quien amaba y no debía pensar en nadie más. El mundo tenía otros planes para mí, y me hizo toparme con Lucas en una calle no muy lejos de mi casa, junto a una chica algo menor que se le colgaba encima.

¿Debería negar que me molestó? Pues no. Me molestó porque por un momento toda la construcción imaginaria que había hecho entorno a ese chico se desmoronaba. Yo tenía novio, pero en mi fantástico mundo mental él estaba soltero, y siempre o estaría.

No lo reconocí al primer instante, de hecho entrecerré los ojos y me acerqué bastante porque no terminaba de comprender de donde me sonaba conocido. Era difícil reconocerlo fuera de la librería, como si fuese un famoso de la televisión al que ves en carne y hueso.

Me tranquilicé cuando noté que la chica era bastante menor, tendría unos 14 años, y la esuché gritarle: ¡Lucas dile a mamá que no vuelvo a casa! ¡Gracias por buscarme de todas maneras!. La vi irse corriendo, dejando a su hermano plantado. Pero él no lucía molesto, tan solo negó con la cabeza divertido antes de meterse las manos en los bolsillos, girar y emprender nuevamente su camino. No me vio...por suerte.

Ya tenía su nombre, y eso era una pista para seguir, también tenía el nombre de una escuela, la de su hermana...¿Que podía hacer con todo eso? o mejor dicho...¿Que no se podía hacer con tanta información? JA...