¿Le hablo? ¿No le hablo? ¿Debería hablarle? No puedo decidirme. ¡Es que la cita en mi opinión salió de maravilla! Es un chico divertido y parece ser buena persona, nos reímos y es fácil hablar con él. Luego de pasear a los perros fuimos a tomar un helado. ¡Incluso se ofreció a pagarlo él! No lo dejé al principio pero finalmente me rendí, le dije que la próxima lo invitaría yo... ¡SI ES QUE HAY UNA PRÓXIMA!
Quizás sea una loca por pretender que un chico me hable el mismo día en el que nos vimos, pero debería de ser una buena señal ¿no? Quiero decir, desde que le pasé mi número hablamos una vez cada uno, a veces simplemente mandándonos snapchats, otras por whatsapp, el punto es que nunca sentí el miedo a que no fuera a hablarme porque surgía con naturalidad. ¡¿Ahora que?!
Tengo miedo de hablarle y que responda seco, sin ganas, tampoco quiero agobiarlo, tal vez quiere estar tranquilo, es decir, acabamos de vernos...
Pasaron un par de horas y nada, revisé su última conexión varias veces como una completa lunática hasta que me decidí a hablarle. ¿Que podía perder? Le envié una foto de mi perra con el mensaje "Ya extraña a tus mascotas " y algún emoji divertido. Lancé el celular lo más lejos posible y me puse a hacer cualquier cosa que mantuviera mi mente ocupada y alejada del nerviosismo. Tan solo quedaba esperar...
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El chico de la librería
Short StoryContinuación de "La chica de la librería". Creditos de esta hermosa portada a @harrytakeacat