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Aunque me costase admitirlo, estaba algo borracha. Un poquito. Apenas más que un poco alegre, y la estaba pasando increible.

Mia parecía estar haciendo buenas migas (quizás más de lo normal) con el amigo de Lucas, y todos los demás parecían también muy agradables, todas mis amigas parecían estar pasandola increible.

Éramos unas 12 personas en total. 5 de sus amigos y 5 de las mías, la ecuación había dado perfecto, lo cual volvía todo mucho más divertido. Nos encontrabamos sentados en el living de Markok, con vasos en la mesa ratona del medio, jugando juegos y contando historias; Algunas graciosas, otras embarazosas y algunas un poco asquerosas, en pocas palabras las carcajadas y las diferentes voces no dejaban de sobreponerse unas a otras, una buena señal de que la fiesta está siendo un éxito.

Lucas en un principio se encontraba sentado enfrente mío, lo cual me decepcionó un poco, no podríamos hablar ni pasar tiempo juntos si estaba tan lejos. Por un momento incluso pensé que quizás se había arrepentido y yo no le gustaba. Finalmente, luego de ir a la cocina por hielo, al Mia sentarse más cerca de Marko, encontró la excusa perfecta y se sentó a mi lado. A partir de ahí la noche fue de mejor a excelente...

Como decía antes, me sentía algo atontada y muy divertida, producto del alcohol en mi sangre, y por alguna razón me sentía sexy. Había tardado años en elegir que ponerme para una situación así, ni muy arreglada, ni muy poco, ni mucho maquillaje ni nada. Después de todo yo no era la reina de la moda, pero me gustaba vestirme bien y más de noche.

El tiempo pasaba y todo era increíble, una vez que se necesitó más hielo, Lucas me hizo acompañarlo a la cocina, y allí por fín nos quedamos charlando solos un largo rato.

-Creo que todo está saliendo genial ¿verdad?- Me preguntó sacando la hielera de la heladera para llenarla de agua.

-¡Increíble! Marko y Mia parecen entenderse bien...- Dije haciendo una mueca que representaba darse muchos besos seguidos. Lucas rió.

-Creo que los vi escabullirse a un cuarto de hecho. ¡Quien sabe que harán allí!- Ambos reimos aquella vez. Yo le dí otro sorbo a mi vaso.

-Me alegro que la estés pasando bien. Tenía miedo de que mis amigos te espantaran- Se rascó la cabeza y dibujó en su rostro una media sonrisa. Me encantaba como sonreía.

-Para nada. Son geniales. ¿Mis amigas?-

-También.- Se hizo un silencio, no incómodo, pero si expectante. Nos miramos a los ojos y reímos desviando la mirada. Había algo que ambos queríamos decir y no nos atrevíamos...

El chico de la libreríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora