Capítulo 5

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Narra Peter.

Llegué al canal y el ambiente era raro, Lali estaba encerrada con Candela y Euge en su camarín. Agus y Nico me evitaban, mientras Pablo estaba conmigo pero no me dirigía la palabra.

—¿Qué está pasando acá? —preguntó Emilia cuándo se sentó con nosotros en la mesa para desayunar —Están todos con una caras de entierro impresionante.
—Yo me pregunto lo mismo —miré a Pablo.
—A mi no me mires, yo no sé nada. —me contestó con sinceridad.
—Hubo un problema con Lali —contó Nico Vázquez, mientras se acercaba— Peter, yo creo que deberías ir a verla.

No tardé ni dos segundos en llegar al camarín. Entré sin dudarlo y la vi llorando.

—¿No sabés golpear? —me preguntó mientras se secaba las lágrimas.
—Que alguien me explique que carajo está pasado —pedí seriamente y molesto.
—Vení, dejá a las chicas y yo te cuento —me dijo Agus intentando relajarme.

Me sacó de ahí a la fuerza y me contó todo.

—Menos mal que vivo al lado de Cande y llegué rápido. Estaba muy borracho y hasta empujó a mi flaquita —me contó con rabia.

Me alejé de él y no hablé con nadie en todo el día.

Narra Lali.

El día había sido muy incómodo, grabamos varias escenas. Peter no me dirigió la palabra para otra cosa que no sea actuar.
Candela vino hasta mi camarín, guardé mis cosas y me prepararé para ir, otro día más, a casa de mi amiga.
Cuando salí al aparcamiento, me crucé a la persona menos indicada.

Narra Peter.

Hice un gran esfuerzo por controlar mi bronca mientras grabamos, pero al salir al aparcamiento y ver la cara de imbécil de Benjamín, no pude resistirme. Me lancé como una fiera sobre él y le metí una buena piña en toda la cara, tan fuerte que lo tiré al suelo.
Nos empezamos a pegar, pero enseguida aparecieron Nico Vázquez y Mariano, para separarnos.

—¡No vale la pena Peter! —me dijo Nico mientras me agarraba.
—No podés tener tanta cara de venir acá —dijo Candela, a la que no había venido venir, a Benjamín, mientras Mariano lo sujetaba con fuerza.
—¡Vos siempre estas en medio nena! —contestó Benjamín con rabia.
—¡BASTA! —le gritó Lali— ¡No quiero que hagas estas cosas, encima estás borracho! —lo olió.
—Que alguien le llame un taxi —pedí, me solté de Nico y me fui directo a mi coche.
No quería estar ni un segundo más cerca de ese hijo de puta. Mientras me acercaba a mi auto, sentía la mirada fija de Lali en mi espalda. No tenía palabras para ella.

Narra Lali.

La rabia en los ojos de Peter se veía enseguida. Su mirada estaba llena de odio, en ese momento, si nadie hubiera estado, habría mandado a Benjamín al hospital.
Mariano, que vive cerca de Benjamín, se encargó de llevarlo a su casa y yo le dejé las lleves de mi coche a Cande, ya que me era imposible conducir, no podía parar llorar.
Cuando llegamos a su casa, a la medía hora, aproximadamente, vinieron Nico Riera, Agus, Euge, Pablo y María.

—¡Trajimos empanadas de varios gustos! —comunicó la China mientras entraba en la cocina.
—¿Y Rufina? —le pregunté para evitar que empezara a hablarme de Benjamín.
—Esta noche está con Cabré. —me dijo con tristeza— ¡Por eso estoy acá, para animarme! —sonrisa.

Me fui para la sala y me senté al lado de Pablo. Apoyé mi cabeza en su hombro y me comenzó a acariciar el pelo.

—Peter no quiso venir ¿verdad? —le pregunté casi llorando.
—Estaba cansado Lali, no le des muchas vueltas. —contestó intentando evitar el tema.

Nos sentamos todos a la mesa y fue inevitable que no saliera el tema.

—Cualquiera de nosotros te puede acompañar, si está ahí lo echamos, no tiene porque estar en tu casa.
—Tenés que cambiar la cerradura y si hace falta ponerle una denuncia —me contestó Agus.
—No empiecen ustedes también, Benjamín está pasando un mal momento, no sé que es exactamente, pero él no es así chicos. —dije intentando defenderlo.
—No era así, pero ahora lo es —me dijo Candela.
—Le guste o no tiene que aceptar que vos querés terminar con esto —me dijo María, pero no obtuvo respuesta de mi. Todos me miraron fijamente— ¿Querés terminar?
—Claro que quiere dejarlo. —dijo la China al ver que no contestaba.
—No lo sé, son muchos años. Está pasando un mal momento y no puedo dejarlo sin más —dije nerviosa.
—¿Cuándo te volviste tan tarada? —me preguntó Candela con rabia.
—Lali, no podés estar con un tipo que se emborracha y te maltrata. —me dijo Euge.
No contesté, tan sólo me levanté de la mesa y me fui a encerrar en la habitación.

Narra Peter.

Agarré una cerveza y salí afuera, necesitaba pensar, o al menos, intentarlo. Mi cabeza daba vueltas.
La luna estaba enorme, no había muchas estrellas, pero era una noche preciosa.
Quise mandarle un whatsapp a Lali, pero no fui capaz. ¿Qué se supone que tengo que hacer? Si pudiera y tuviera las pelotas para hacerlo, iría y lo mataría. Nadie le pone un dedo encima a Lali, nadie.

Amor Eterno ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora