Capitulo 34

7.6K 298 29
                                    

Narra Peter.

Cuando llegamos al barrio, vi a Andrés, guardando una valija en su coche. Estacioné en la puerta de casa y bajamos.
-¿Que es eso?- pregunté.
- Una valija- contestó haciéndose el gracioso.
- ¿Te vas?
- ¿Como se va a ir?- dijo Natalie- No se va -lo miro- No te vas ¿no?
- Claro que no me me voy mi amor- la besó- Es sólo ropa que ya no se usa y la voy a llevar a una Iglesia que hay por acá cerca.
- Primero, vamos a comer- dijo Natalie y lo agarró del brazo.
- Si, voy a despertar a Lali.
- ¡No!- me contestó Andrés- Fui recién y me pidió que la dejemos un poco en paz. Déjala descansar, ya va a bajar.
No estaba muy de acuerdo, pero asentí y nos metimos en casa.
Andrés miraba el celular todo el tiempo.
-¿Que te pasa?- preguntó Natalie.
- Discúlpame gorda, estoy llegando tarde y quedé con el cura- contestó él y le dio un beso en la frente.- Después los veo, chicos.
- ¡Llámame!- le dijo ella, cuando él ya había cruzado la puerta.
- ¿Ustedes dos están bien?
- Si, genial. No sé porqué está tan raro hoy.
- Bueno, ya se le va a pasar.
- Tenemos que buscar un nombre para nuestro hijo, Peter- sonrió- A mi me encantaría que Lali y Andrés también opinen.
- No, no. ¡El peruano va a decir cualquiera Natí!
- ¿Tenés algún nombre en mente?
Tenía muchos, pero todos esos nombres los había pensado para cuando tuviera una familia con Lali.
-No, todavía no. Tengo que pensar.
- Bueno ¡Pensá rápido!
Natalie se puso pálida y agarró con fuerza su panza.
-Ey ¿estas bien?- me acerqué a ella con preocupación.
- Nada, nada. Estoy un poco mareada.
- ¿Segura?
- Si, no es nada.
- Natalie... -susurré cuando bajé la mirada.
- Sangre... -dijo despacio y me miró con los ojos llenos de lágrimas.
- Tranquila. tranquila- dije lo más relajado que pude.- ¡Vamos al hospital!
- Lo voy a perder Peter- dijo llorando y sentí como se me partía el corazón.
- Eso no va a pasar- dije mientras acariciaba su mejilla y la ayudaba a levantarse.
Con cuidado fuimos hasta el coche, la ayudé a sentarse y rápidamente puse rumbo al hospital.
-Respira hondo- le dije al verla muy aterrada.
- ¡Me duele Peter, me duele! ¡Lo voy a perder!- contestó llorando sin parar.- Llamá a Andrés, por favor- me pidió.
- Cuando llegué al hospital, lo llamo. Ahora, respira conmigo.

Narra Lali.

No quería que Andrés supiera dónde estaba con exactitud, porque sabía que lo terminaría soltando cuando Peter lo interrogara. Así que quedé con él en una carretera secundaria.
- Hola Lali- me dijo cuando bajó del auto- ¿Estas segura de esto?- preguntó mientras íbamos hacia el maletero.
- Si...-susurré y le dí una carta- Es para Peter.
- ¿Una carta?- preguntó- ¿En serio? Deberías, como mínimo, llamarlo.-agarró mi valija y caminamos hasta mi coche.
-No puedo... estoy mal Andrés, muy mal. Necesito desconectar del mundo, ya apagué el celular. No quiero que nadie sepa dónde estoy.
- No me parece que sea lo mejor...
- Voy a estar bien. Necesito un tiempo para mi.
- Bueno veo no te voy a poder hacer cambiar de opinión- dijo después de meter la valija en mi maletero.
- Gracias.
- Me voy a ir antes de que Natalie se ponga como loca- me abrazó- ¿Segura que vas a estar bien?
- Te lo juro, voy a desconectar y estaré renovada para el día del juicio.
Me dio un beso en la frente y me abrazó con fuerza durante unos minutos. Se subió al auto y se fue.
Me quede apoyada en el capó durante un tiempo, mirando el cielo y sintiendo el calor en mi cara. Respiré profundo y me subí al coche, para volver a las cabañas.
Cuando llegué, Federico estaba sentado en el jardín.
- Hola- dije con una sonrisa y abrí la puerta.
- Hola- agarró mi valija y la metió en casa- Te venía a buscar para ir a la pileta.
- Me encantaría.

Narra Peter.

Nadie me decía nada de Natalie, me habían dejado en una sala de espera y ya no aguantaba más ahí dentro. Había llamado a Andrés mil veces, le había dejado mensajes y no recibía respuesta.
También, había intentado comunicarme con Lali y empezaba a preocuparme que no contestaba.
- ¿Como está?- preguntó la china, que había llegado de la mano de Nico.
- No sé nada...- dije y la abracé- Andrés no aparece, Lali tampoco... estoy preocupado.
- Dame las llaves- dijo Nico- Yo voy a tu casa a ver a Lali.
- Gracias amigo.- dije y le dí la lleve.
- Andá tranquilo amor, yo me quedo acá.-dijo Euge.
Nico se fue y Eugenia, me fue a buscar un café. El medico salió de la habitación y se acerco a mi.
- ¿Como esta?- pregunté triste y preocupado.
- Está mejor, pero tiene una infección.
- ¿Y que quiere decir eso?
- Que su embarazo podría correr peligro.
Me llevé las manos a la cabeza y me senté como pude. La China, llego con el café y se sentó, en silencio, a mi lado.
- ¿Está bien?
- El embarazo corre riesgo.-contesté mirándola a los ojos y empecé a llorar.
Nico llegó con Andrés, después de un rato.
- ¿Donde estabas, boludo?- pregunte a Andrés.
- ¿Como esta?
- Corre riesgo el embarazo.
- La puta madre... - se llevo las manos a la cabeza.
- ¿Y Lali?- pregunté a Nico.
- Lali no estaba en casa.
- ¿Como que no?
- Lali se fue- me contestó Andrés.
En ese momento me cayó la ficha... que Andrés estuviera con una valija, que me dijera que Lali tenía que descansar, que ella no contestara mis llamadas.
- ¿A donde se fue?
- No lo sé. Quedé con ella en una carretera para darle sus cosas. Me dio esto- me tendió una carta.
Agarré esa carta con rabia y salí a tomar aire. Me fui a un banco, fuera de la clínica y me senté.

Hola amor:
No sé por donde empezar... esto es tan difícil para mi, tan doloroso... Cuando Benjamín comenzó a maltratarme, yo buscaba la forma de justificarlo y el invento de que tenía cáncer, me hizo mas fácil el justificar su compartimiento. Fue todo tan poco a poco... primero un golpe, después llegó el perdón. Días felices, días normales y otras vez los días oscuros. Otro golpe, otra disculpa, otra justificación por mi parte. Mi amor, ya empezaba a estar desgastado. El dolor mental, era tan grande... tan insoportable. Me sentía inútil. Él estaba enfermo y yo no era capaz de limpiar bien un mueble, hacer bien una comida o no me ponía la ropa adecuada. Los gritos fueron en aumento, los golpes empezaron a ser cada vez mas fuertes, las peleas se volvieron una aceptación por mi parte y más calentura por la suya. En público, él era perfecto. Demostraba más amor que nunca y la gente decía que se nos veía felices... pero ¿como iba a estar yo feliz si cada vez recibía mas golpes? De repente, todo se fue de las manos, no solo eran golpes y amenazas hacia mi, sino que hacia mi gente... hacia vos, porque mi amor hacia vos era tan obvio. Necesitaba tanto tu amor.
Me amenazó tantas veces de muerte, que es imposible contarlas, pero sé que cuando me pegaba, me empujaba, me daba una patada, me tiraba agua hirviendo encima o me arrastraba de los pelos por toda la casa, no buscaba matarme. Él quería tenerme ahí... quería seguir haciéndome sentir dolor, porque, seguramente, eso lo hacia sentirse bien, al menos por unos segundos ya que después llegaba siempre el arrepentimiento, el dolor, el llanto... Las horas pasaban cada vez más lentas, el tiempo parecía congelado. Cada noche a su lado, era un infierno. Primero me trababa con cuidado y cuándo veía que yo no accedía a hacer el amor con él, llegaba el maltrato. Fue así durante tanto tiempo, que llegó un momento que dejé de poner resistencia y solo dejaba escapar alguna lagrima, mientras él gemía en mi oreja.
A veces pienso, que podría haber terminado rápido con este sufrimiento, Contarlo y que me ayuden, irme lejos... hasta pensé en partirle un palo en la cabeza, un millón de veces. Pero no era fácil.
Fueron tantos meses de miedo... de dolor físico y mental que mi cabeza los había ocultado, una vez que hablé y lo denuncié, pero ahora, que él está en su casa... que podría hasta escaparse de ahí y buscarme, todas esas imágenes volvieron... me hicieron mierda. Las pesadillas, los ataques de ansiedad y mi llanto todas las noches... es algo que no deseo que vivas conmigo, mi amor. No sabés todas las noches que me escondí para que no me veas sufrir mi amor, hasta que el dolor fue tanto, que era imposible de ocultar.
Sé que esto no esta bien, que una carta no es lo mejor, pero no puedo decirte todo esto a la cara. Necesito estar sola... hasta el juicio, es solo una semana. Apague el celular y estoy en un lugar tranquilo, hasta sin Internet. Espero que puedas entenderme y que no me odies.
No me olvides, por favor.
Te amo con toda mi alma.

Lali.

Amor Eterno ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora