Capítulo 59

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Narra Peter.

Al séptimo día de convivencia, llegaron los problemas. Mar y Camila se habían tirado de los pelos en el baño y Blanca, que había intentado separarlas, se había llevado una piña, sin querer, por parte de Mila. Así que llevaban un rato en la oficina.
- Acá no se permiten este tipo de escenas -les recordé y le dí al botón del micrófono para que me escuchen en toda la casa-Los quiero a todos YA en el hall.
Lali, me estaba poniendo carita de "no seas duro" pero si hay algo que Norma me dejó muy claro, es que teníamos que poner reglas.
- Regla número uno -dije cuando ya estaban todos- Nada de peleas, no quiero golpes ni insultos entre ustedes, ni con otros. Regla número dos, piden permiso para salir y comunican a donde van. Regla número tres, a las nueve todos en casa.
- ¿No era que esto no era una cárcel? -preguntó Joaquín.
- Vos te fuiste esta madrugada, eso no va a volver a pasar -le dijo Peter muy serio- Regla número cuatro, no quiero problemas con la policía, nada de robos ni otras cosas ilegales. Regla número cinco, todos van a estudiar -esa regla me hizo recibir un abucheo general- El Elite Way School es el único colegio de la zona que los acepta.
- Ese es un colegio de chetos -dijo Mila.
- Ni loco voy a un lugar así -contestó Leo.
- En esto no tienen opinión -aseguré- Este año van a estudiar en casa y para el curso que viene, van a dar un examen de nivel en el colegio, según su nivel estarán en un curso u otro.
- ¿Puedo decir algo? -preguntó Lucho.
- Adelante.
- Me gustaría estudiar a distancia y poder trabajar, soy el más grande y me parece que está bueno.
- Cuando hagas el examen lo hablamos -le contesté.
- Chicos, no se enojen -les dijo Lali- Sólo queremos una buena convivencia.
Abrí una caja grande que tenía en la mesa y empecé a sacar unas cajitas más pequeñas para dárselas a los chicos.
- Regla número seis, está prohibido que no lleven esto puesto -les dije mientras les entregaba unas pulseritas de plata que tenían grabado el nombre Aliados en una chapa. Les había puesto un rastreador y eran para todos, sin excepción. Hasta para nosotros.
- ¿Nos podemos ir? -preguntó Camila.
- Vos y Mar no, están castigadas por la pelea. Los demás se pueden ir -contesté- ¿Estas bien Blanca?
- Si, estoy bien -contestó ella con la bolsa de hielo en la mandíbula y bajó al sótano con los demás.
- Vení conmigo a la oficina Mar -le pidió Lali y ella la siguió, mientras yo me senté al lado de Mila.
- ¿Que fue lo que pasó?
- Nada.
- Por nada no creo que te agarres a piñas.
- Yo si, soy así.
- ¿Como sos?
- Violenta.
- Yo creo que tenés miedo.
- No tengo miedo de nada.
- Tenés miedo de creernos. De confiar en nosotros. Yo lo entiendo, es normal. Pero vas a tener que aprender a confiar.
- Vos y tus amigos no saben nada de nosotros. No somos así porqué nos guste, somos como nos hizo la vida.
- La vida fue dura, si. Pero uno elige como seguir y ya estas en edad de saber que camino es el correcto. Hay cosas peores que no conocer a tus viejos.
- No te atrevas a hacerte él que sabe algo de mi vida -me contestó y se puso en pie- No tenés ni la mínima idea de lo que yo viví en este lugar. Ustedes lo pintaron, le pusieron todo nuevo, se hacen los copados... pero este lugar nunca va a ser un hogar para mi, siempre será un infierno -me dijo con rabia y se metió en la cocina.
Estaba claro que no tenía la mínima idea de lo que habían tenido que sufrir aquellos niños en este sitio, pero tendría que averiguarlo.
Mi celular empezó a sonar, era un número oculto.
- ¿Quién es?
- Cámaras en la mansión, gente de seguridad camuflada... Seguro que también les pusiste algún rastreador a los chicos -me dijo una voz distorsionada- No vas a conseguir tenerlos vigilados todo el tiempo, en algún momento te vas a descuidar y ahí estaremos nosotros.
- ¿Que mierda querés?
- Verte sufrir, por haber metido las narices en donde no debías. Ahora, tengo a toda tu familia en el punto de mira -colgó.

Narra Lali.

Mar miraba para todos lados, estaba nerviosa.
- ¿Que fue lo que pasó?
- Un desacuerdo -contestó ella.
- ¿Sobre qué?
- No voy a decirlo, simplemente me cansé de su mala onda y le pegué.
- Norma muchas veces viene con más mala onda y nadie le parte la cara -dije y me reí- No podés pegar así porque si.
- Yo defiendo a quienes me importan -contestó.
- Me parece bien, pero no hay que hacerlo con violencia.
- Lali, yo te banco. Vos, Peter, Natalie y Andrés, me parecen lo más, de verdad. Son unos genios. Nunca tuve ropa tan linda, ni una cama tan cómoda, nunca había hecho todas las comidas, ni me había sentido en familia.... Hacen todo por nosotros, pero algunos no lo ven ni lo valoran.
- Ya sé que Camila no nos cree ni media, pero vos no tenés que obligarla a creernos a golpes. Déjala que lo vea con sus propios ojos.
- Está bien...
- Andá a la cocina, no quiero escuchar más reglas de Peter enojado -reímos las dos, ella se acercó a darme un abrazo y se fue.
- ¿Todo bien? -me preguntó Peter y entró.
- Si ¿y con Camila?
- Algo más complicado, pero lo iremos viendo ¿Te pusiste la pulserita?
- ¿Me la ponés?
- Claro.
- Es muy linda -le dije cuando me la abrochó.
- Vos sos linda -me contestó con una sonrisa y me dió un beso.
- Amor, acá no se puede -reí.
- Cerré la puerta con llave -contestó mientras besaba mi cuello y enseguida le quité la camiseta.

Amor Eterno ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora