Memories lost | Roman Holiday

38. Tiempo

Enoch miró el árbol tratando de encontrar algo fuera de lo común. Se veía normal. Estaban en el parque buscando la tercera pista. El detective Zimmerman se tocó el mentón. Examinó con la mirada el árbol. Enoch soltó un suspiro de exasperación. Todo se estaba complicando. Miss Peregrine señaló la tierra frente al árbol.

-Miren la tierra, esta removida.-Dijo Miss Peregrine. Enoch se acercó más para ver mejor. Esa observación era cierta, la tierra estaba recién removida. Se veía que enterraron algo ahí. Enoch se acuclilló frente a la tierra. Comenzó a quitar la tierra con la mano. El detective también hizo lo mismo. Enoch quitó la tierra con rapidez, hasta que tocó la tapa de una caja de madera. Con ayuda del detective sacaron la pequeña caja. La gente se les quedaba viendo. Enoch se apresuró a abrir la caja. Adentro de ella había una foto. Era la foto de Cairnholm. La isla se veía muy nítida. El muelle estaba encerrado en un círculo rojo. Le dio vuelta a la foto. Corre conejo, corre. El detective examinó la foto.

-Es Cairnholm. Señala el muelle. Tal vez ahí esté una pista.-Dijo el detective. Enoch asintió. Se sacudió las manos llenas de tierra en sus pantalones. Ambos se levantaron del pasto. El detective metió en una bolsa de plástico la foto. Enoch se comenzaba a desesperar. Quería encontrar a Olive cuanto antes, pero el mismo hecho de seguir pistas lo frustraba.

-Pues vamos para allá. Olive no tiene todo el tiempo del mundo.-Replicó Enoch. El detective Zimmerman lo comenzaba a desesperar. El señor lo miró con el ceño fruncido.

-Se que tiene una relación romántica con la desaparecida pero no vamos a llegar a ningún lado con prisas.-Le contestó con firmeza el detective. Enoch se pasó las manos por el cabello, frustrado de tanto. El detective de dirigió a Miss Peregrine.-Vamos a volver a la funeraria para ver los resultados que tuvo mi compañera en el interrogatorio. Empacaremos nuestro equipo y nos iremos rumbo a Cairnholm.

Enoch hizo sonido de fastidio. La policía nada más lo estaba retrasando. Miss Peregrine le puso una mano sobre el hombro a Enoch.

-Tranquilo Enoch, todavía tenemos tiempo.-Tranquilizó Miss Peregrine. A Enoch no le quedó más remedio que aceptar. Subió al auto con desgano. Se sentó en el lado derecho. Su celular vibró en el bolsillo izquierdo. Lo encendió. Era Emma.

Emma: Enoch ¿Cuándo regresaran?

Enoch suspiró. Pensaba que era algo más importante.

Enoch: No lo sé. Ahora mismo vamos de regreso a la funeraria.

Emma: ¿Ya apareció Olive?

Enoch suspiró. Ojala y así fuera. Tecleó una respuesta rápida antes de guardar nuevamente el celular.

Enoch: No. Todavía estamos buscando pistas.

El carro se puso en marcha. Miss Peregrine miraba perdida la carretera. Su rostro estaba angustiado. Enoch jugueteó con la manga de su sueter. Afuera, la lluvia comenzaba a mojar todo a su alrededor.

-Miss Peregrine…-Llamó Enoch. La mujer lo miró. Enoch jaló aire.-¿Usted cree que Caul le haga daño a Olive?

Necesitaba preguntar eso. Necesitaba que le dieran una respuesta buena. Miss Peregrine lo tomó de la mano. Lo miró con determinación, con la misma que la vio el día en que lo adoptó.

-No lo creo. Es una pieza muy valiosa en su juego.-Respondió Miss Peregrine bajando la mirada.-Antes, cuando era pequeña vivía junto a mis hermanos en una casa de estilo victoriano aquí en Gales. Fui la hermana pequeña de los tres que éramos. Jack era un niño muy raro. En nuestra casa de campo pasábamos horas corriendo por los campos. Jack salía pocas veces. Una vez, Myron y yo entramos a la casa haciendo una pausa a nuestro juego de correr. Vimos un rastro pequeño de sangre. Lo seguimos hasta dar a la habitación de Jack. Abrimos la puerta. Contuvimos un grito. En el suelo yacía muerto nuestro gato blanco. No tenía los ojos.