Memories lost | Roman Holiday

33. Lecciones

Olive despertó al sentir los rayos de sol filtrarse por la ventana. Palpó con los ojos cerrados a su lado. No estaba Enoch. Olive abrió los ojos. El sol entraba a través de la ventana entreabierta. El aire era fresco dado a que era de mañana. Enoch estaba secándose el cabello húmedo frente al pequeño espejo cuadrado de la pared. Solamente vestía con un sencillo short negro. Sus marcas de la espalda quedaban al descubierto porque no traía camisa. Olive volvió a enterrarse entre las sabanas. Sus mejillas comenzaron a arder. Enoch volteó a verla. Le sonrió.

-Buenos días dormilona.-Dijo dejando la toalla a un lado. Se dirigió al armario a sacar ropa.

-Buenos días Enoch.-Saludó Olive en respuesta.-¿Ya te bañaste?

-No Olive, salí y me mojé con la lluvia.-Respondió con sarcasmo mientras rebuscaba en su armario. Olive rodó los ojos. Enoch cerró el armario. Se puso una camiseta color blanco con un ágil movimiento. Ya vestido se sentó en el borde de la cama.-No es cierto. Me levanté hace tan solo media hora. Son las siete.

Olive abrió los ojos como platos. Se quitó la sábana de encima. Enoch la detuvo agarrándola de la muñeca.

-Tranquila. Miss Peregrine se esta bañando y los demás aun duermen.-Tranquilizó Enoch.-Hoy no hay escuela, ¿recuerdas?

Olive se volvió a acomodar sobre la almohada. El elefante de peluche color gris se encontraba al lado del borde de la cama. Olive lo tomó entre sus manos. Se puso a juguetear con el. Enoch había olvidado guardarlo en la caja.

-Excelente.-Dijo Olive sonriendo. Enoch se recostó a su lado en la almohada. Olía a jabón neutro y a un poco de menta. Enoch la atrajo hacia el. Olive recostó la cabeza sobre su pecho. Le dio un beso en la boca estirándose para alcanzarlo. Enoch puso sus manos contra sus pequeñas caderas. Cada vez que Olive besaba a Enoch sentía una calidez recorrerle todo el cuerpo, así como una urgencia por querer más de él. Sintió las manos de Enoch arremangarle un poco el camisón. Olive enroscó los dedos en el cabello húmedo del joven. Despegaron sus labios cuando les comenzó a faltar aire. Olive respiraba agitadamente al igual que Enoch. Sintió un pequeño mareo por la falta de oxigeno en el beso. Estuvieron en silencio por un minuto recuperando aire. Enoch habló mientras jugaba con un mechón del cabello pelirrojo de Olive.

-¿Qué quieres hacer hoy?-Preguntó Enoch. Olive frunció la boca tratando de pensar en algo.

-Creo que quiero darme una ducha.-Respondió Olive. Enoch enarcó una ceja.

-¿Enserio?-Preguntó Enoch mirándola como si estuviera loca. Olive soltó una carcajada.

-No.-Olive le dio una vuelta al elefante de peluche.-Les dije a Claire y Bronwyn hace una semana que si hacía buen clima y tenía tiempo las llevaría a la playa. Quiero llevarlas hoy.

-Entonces te acompañaré.-Dijo Enoch con gesto serio.-No quiero perderte de vista estos días.

Olive recordó lo sucedido la noche anterior. Ella había tenido una pesadilla horrible. Caul la encontraba en su sueño y se la llevaba de Gales. Y lo peor: mataba a Enoch. Por eso no le quiso contar sobre ello. Era muy perturbador. Olive puso una mano sobre el pecho de Enoch. Podía oír el corazón del joven latir con frenesí.

-Relájate un poco Enoch.-Dijo Olive dándole un masaje con movimientos circulares en el pecho. Estaba muy tenso. Olive había notado el tiempo que llevaba en la casa que Enoch cuando estaba enojado o preocupado tendía a tensarse de sus músculos, en especial los de la espalda. Enoch soltó un suspiro. Cerró sus ojos mientras Olive le sobaba el pecho y los hombros. Él gimió de satisfacción.

-Deberías ser masajista.-Dijo Enoch. Olive solamente rio. Continuó con el masaje. Oyeron la llave de la regadera cerrarse. Miss Peregrine debió terminar su ducha. Olive dejó de darle masaje a Enoch. Se volvió a recostar a su lado. Enoch la rodeó con un brazo.-Te podría enseñar a nadar hoy si quieres, y también a Claire.