Los números le daban vuelta en la cabeza. Factorizar le era más difícil cuando estaba distraído. Enoch se encontraba en examen de matemáticas. El aula estaba en un ensordecedor silencio. El señor Barrow se paseaba entre las filas. Enoch suspiró exasperado. La mayor parte de su cerebro pensaba en Olive. Pensaba en el momento en que la besó, hace una semana. Fue algo inesperado. Nunca creyó ser capaz de hacerlo, pero un hambre voraz se apoderó de el y lo hizo. Recordó el rostro de Olive después de besarla. Tenía el cabello rojo alborotado. Sus mejillas estaban rosadas. Sus labios ligeramente hinchados y rojos. Le sonreía. Se sintió demasiado feliz después de hacerlo que incluso sonrió. El, que no era de sonrisas, sonrió. Demonios Enoch estas enamorado, se dijo a si mismo. No se dio cuenta de que el señor Barrow se detuvo al lado de su pupitre. Tomó su examen del pupitre.
-Señor O'Connor debería de hacer el examen. Yo que usted no estaría perdiendo mi tiempo haciendo dibujos en el.-Dijo con una sonrisa de suficiencia. Volvió a dejar su examen sobre el pupitre y siguió su paseo. Enoch lo agarró. Había estado dibujando en la esquina unos grandes ojos familiares. Eran los ojos de Olive. Soltó una maldición. Ya no había vuelta atrás. Estaba demasiado enamorado. Y ella, al parecer sentía lo mismo por él. Ya no la podía dejar ir. Reanudó su examen, cuando faltaban diez minutos para que lo recogieran.Olive esperaba a Enoch debajo de un árbol, al lado de la escuela. Después de que la besó en esa cabaña, por así decirlo su relación cambió. No era como lo que tenían Emma y Jacob, era diferente. Cuando trabajaban en la funeraria, había veces que Enoch dejaba lo que estuvieran haciendo y la iba a ayudar. En la casa, durante la cena se la pasaba observándola aun más. Las pocas veces que fueron a la biblioteca a leer, se sentaban en el mismo sofá y leían el mismo libro. Hubo veces que se agarraron la mano durante las películas que ponía Horace. Era un amor extraño. No se habían vuelto a besar desde el día de la tormenta. Olive suspiró. Quisiera volver a hacerlo, pero algo le decía que si lo hacía, sería inapropiado porque aún no habían definido si eran novios o no.
El timbre de salida sonó en el interior del edificio. Los alumnos comenzaron a salir con rapidez. Olive se pegó al tronco del árbol para que no la pasara a traer la horda de alumnos. Buscó a Enoch entre la multitud, hasta que, después de cinco minutos lo vio. Ese día se había una camisa abotonada de color blanco. Llevaba el suéter doblado en la mano derecha junto con una hoja de papel. Alzó la mirada y la vio. Olive le sonrió. El solo hizo una mueca. Olive borró la sonrisa de su rostro. Eso quería decir que tuvo un mal día. Se detuvo frente a ella a unos cuantos centímetros de distancia.
-Hola.-Saludó Olive. Enoch escondió la hoja detrás de su espalda arrugándola en el acto. Olive enarcó una ceja. Señaló la hoja.-¿Qué es eso?
-Nada...-Olive fue rápida y le quitó la hoja. Enoch la miró enojado. Era un examen de matemáticas. Tenía cinco ejercicios. Olive reconoció factorización e hipotenusa. Todos estaban tachados. Un gran cinco en rojo atravesaba el examen. Olive abrió los ojos como platos sorprendida.
-Enoch... ¿Por qué saliste tan mal en el examen? Si ayer estudiaste.-Enoch le quitó la hoja. La arrugó y la metió adentro del bolsillo del pantalón. La miro enfadado.
-Por idiota. Vamos, no quiero hablar de eso.-Dijo Enoch poniéndose en marcha. Olive lo siguió. Se agarró a su brazo. Enoch estaba muy rígido. Caminaron juntos. Enoch habló después de unos minutos en silencio.-No era un examen final, era un examen de repaso. No es para la calificación.
-Debes estudiar más.-Dijo Olive.-¿Cuándo inician tus exámenes?
-Mañana.-Respondió desganadamente. Olive ladeó la cabeza.
-Pues te ayudaré a estudiar.-Enoch soltó un gruñido.
-No es...
-Claro que si. Te ayudaré a estudiar. Iniciamos llegando a la funeraria.-Dijo Olive con optimismo. Enoch frunció la boca disgustado. En unos minutos atisbaron a lo lejos la funeraria. El señor Myron se encontraba afuera sacando unas bolsas de basura a la calle. Los saludo a lo lejos.
-Hey chicos ¡Justo a tiempo!-Dejó las bolsas negras sobre la acera. Olive soltó el brazo de Enoch. Le sonrió al señor Myron. Enoch le hizo una mueca. Olive entró a la funeraria. Caminó al Cuarto Oscuro. Pasó por debajo de la barra. Enoch la siguió. El pasillo de la funeraria era muy fresco por la poca iluminación que tenía. Solo una ventana rectangular pequeña en la parte superior. Había otras dos habitaciones a parte del laboratorio. Una era la bodega donde el señor Myron guardaba cajas con diversas cosas. Olive había entrado ahí algunas veces a dejar los trapeadores así como para ir por un escalpelo que Enoch necesitaba. La otra, Olive desconocía lo que se encontraba dentro. Siempre mantenía esa habitación cerrada con llave. Lo más probable era que fuera la habitación donde dormía. Olive tenía un poco de curiosidad con respecto a la habitación.
Enoch dejó la mochila en la silla frente a la computadora de escritorio del rincón. Un cuerpo yacía en una de las mesas metálicas cubierto con una sabana. Olive se estiró en la gaveta de cristal y sacó la caja de guantes desechables. Enoch sacó el juego de bisturís del esterilizador. Los puso en la mesa metálica gemela de al lado. Olive le tendió la caja con los guantes. Enoch tomó unos guantes. Olive se dirigió a guardarlos en su lugar. Oyó a Enoch estirar el látex de los guantes para ponérselos.
-Addison es un perro muy inteligente. Hoy le tire una vara a lo lejos y fue por ella sin que se lo pidiera y me la dio.-Comentó Olive con emoción buscando una charola para que Enoch pusiera los órganos. La encontró. Enoch destapó el cadáver hasta el torso. Era un hombre mayor. Comenzó a hacer las primeras incisiones con precisión. Curveó la boca en una sonrisa burlista.
-Si. Y tiene un nombre muy elegante que lo respalda como eso.-Dijo. Olive se acercó a ver el trabajo de Enoch. Le gustaba verlo trabajar. Sus rizos siempre rebeldes caían en su frente. Su rostro reflejaba máxima concentración. Olive lo estuvo mirando durante un rato. La mano de Enoch temblaba un poco. Era raro que temblara para hacer cortes. Lo había visto temblar cuando estaba nervioso. Aunque, Enoch no podía estar nervioso. Al fin y al cabo solo era ella. Abruptamente, dejó el bisturí en la charola con un fuerte sonido metálico. Olive dio un respingo ante el movimiento brusco. Lo miró con confusión. Enoch habló entre dientes.-Deja de mirarme. Me pones... nervioso...
Olive lo miro con curiosidad. ¿Ella lo ponía nervioso? Eso era confuso porque no lo había puesto tan nervioso como para temblar así. Decidió intentar algo.
-¿Yo?-Preguntó Olive dando la vuelta a la mesa. Enoch se agarró del borde de la mesa. Retrocedió un paso mientras que Olive se acercó a el. El joven se sonrojó.
-Si... tu...-Tartamudeó. Olive esbozó una sonrisa coqueta. Se puso de puntillas y le robó un beso en la boca, que se moría tanto por robar desde la semana pasada. Enoch estaba rojo como un tomate. Olive se rio.
-Me iré para que puedas trabajar bien.-Dijo Olive dejando a un Enoch muy abochornado con una sonrisa extendiéndose por el rostro.
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Memories lost | Roman Holiday
RomansaOlive despierta en un hospital. Ella no recuerda absolutamente nada. No sabe quien es. Solamente sabe que se trato de suicidar tirandose al mar. Enoch en cambio, es una persona muy retraída. El fue quien la salvo. Pero Olive sabe que hay un trasfond...