Olive preparaba el pato para la comida. Lo cortaba para cocinarlo. Había pasado una semana del baile de la Fundación Ymbryne. Era lunes 26 de agosto, el cumpleaños de Enoch. No habían hablado del beso desde el baile. Cada vez que Olive entraba en el tema, Enoch lo cambiaba o simplemente se iba de la habitación. Olive siguio ayudando a Enoch con sus experimentos. Enoch y los demás no estaban porque se fueron a la escuela. Hoy era el primer día de escuela de ellos. Olive no podía ir porque no tenía papeles, por lo que Miss Peregrine le daría clases el tiempo que estuviera con ella. Iban a hacer pato al horno, porque no pudieron conseguir el paté de pato, que era el favorito de Enoch. Hace treinta minutos que Miss Peregrine se había ido a comprar cosas para hacer un pastel al pueblo. Eran las once y media de la mañana. Enoch y Emma regresarían a las dos mientras que el resto a las doce. Pico unas verduras para la ensalada. Jacob decidió quedarse en Gales por un tiempo. El frecuentó la casa la ultima semana. Jugaba la mayor parte del tiempo con los niños o se la pasaba con Emma, sentados bajo un árbol haciendo cosas de pareja. Con cosas de pareja se refería a besarse y acariciarse.
Olive suspiro. Como quisiera volver a repetir el beso con Enoch. Las emociones que experimento no se podían describir. Algo dentro de ella se removió cuando la beso. Emociones que nunca se imagino que sentiría salieron a flote. La sensación de tener sus labios contra los de el. De alguna manera, el beso se fue haciendo desesperado e intenso, como si los dos hubiesen estado guardando emociones que no sabían que tenían. ¿Y si Enoch de verdad estaba enamorado de ella?
Olive termino de cortar las verduras y las dejo en un tazón. Tomo el pato y lo lavo en el fregadero. Lo lavaba cuando el teléfono de la cocina sonó. Olive se secó las manos con un trapo y se apresuro a contestar. Descolgó el teléfono de la barra.
-¿Diga?-Pregunto Olive. El otro lado de la línea se oyó una respiración entrecortada. Olive frunció el ceño.-¿Bueno?
No se oía nada del otro lado de la línea. Olive colgó el teléfono. Eso si que fue extraño, pensó Olive volviendo al fregadero. Siguio lavando el pato. No sabía porque Miss Peregrine fue al pueblo a comprar cosas para hacer un pastel si a Enoch no le gustaba el pastel. Termino de lavar el pato y lo puso en un tazón. Se escucho el sonido de la llave girando en la puerta. Olive dio un respingo. Miss Peregrine llegó. Entro a la cocina con dos grandes bolsas de papel. Las puso sobre la barra.
-Ya llegue ¿Qué tal vas con el pato?-Pregunto. Olive le enseño el pato ya lavado. Miss Peregrine asintió. Sonrió.-Bien, entonces vamos a prepararlo.
Olive asintió. Eso sería algo muy laborioso. Miss Peregrine y Olive se pusieron manos a la obra.
Horace, Millard, Hugh, Fiona, Claire, Bronwyn, Thomas y Joseph llegaron a las doce de la tarde. Miss Peregrine y Olive ya habían metido el pato al horno para que a las tres ya estuviera listo. En ese momento preparaban el pastel de chocolate. En la mañana todos fingieron que no recordaban el cumpleaños de Enoch, para no levantar sospechas de que iban a hacerle un festejo. Lo más probable es que no recordara que era su cumpleaños por el estrés del regreso a clases. Olive resistió las ganas de abrazarlo por su cumpleaños. Desde hace una semana que no dormían en la misma cama. El no había tenido pesadillas, así que no tenían ningún motivo para dormir juntos. Olive ya estaba acostumbrada a dormir con el y ahora tardaba en conciliar el sueño por eso. Los más pequeños ayudaron con la preparación del pastel mientras Olive ponía con ayuda de Horace un cartel de "feliz cumpleaños" en la pared del comedor. A Enoch no le iba a gustar, pero en fin. A las dos, el pastel salió del horno. Olive y todos los demás andaban muy apresurados con el tiempo.
A las tres, Enoch y Emma llegaron. Todo ya estaba listo. Miss Peregrine les ordeno a todos que se escondieran en el comedor, detrás de las cortinas de las enormes ventanas. Los niños apaciguaron sus risas. Olive oyó que tocaban la puerta. Miss Peregrine se escondió con ellos en el comedor, pudo oír a Enoch maldecir y a Emma diciéndole que sacara las llaves. Oyeron la cerradura de la puerta abrirse. El corazón de Olive latió aceleradamente. Se encontraban detrás de las cortinas del comedor. Alguien avanzó por el pasillo.
-Iré a dejar la mochila.-Era la voz de Enoch. Las pisadas de Enoch se alejaron. La puerta se abrio. La cortina era un poco traslucida, así que Millard (con quien estaba escondida) y ella podían ver la puerta. Los ojos de Millard se agrandaron un poco por la sorpresa. Olive miró a Millard preocupada.
-¿Quién será?-Susurro Olive a Millard. El niño negó con la cabeza. El corazón de Olive latió aceleradamente. Solamente se veía una delgada silueta.
-Creo que es...
-Ya se que están detrás de las cortinas. ¿Dónde me escondo?-Millard, que estaba al lado de Olive descorrió la cortina y salió de su escondite. Emma estaba en la entrada con su mensajero cargado de un hombro. Los demás protestaron para que se callara. Al final Millard la jaló y se escondió con ellos detrás de la cortina. Esperaron por unos minutos hasta que oyeron las pisadas de Enoch dirigirse a la cocina.
-¡¿Dónde demonios esta todo el mundo?!-Dijo a gritos desde el pasillo. Había terminado de inspeccionar la cocina. Los pequeños se rieron. Enoch resoplo. El pomo de la puerta giro. Enoch abrió la puerta. Entro al comedor. Millard descorrió la cortina.
-¡Sorpresa!-Gritaron todos cuando salieron de sus escondites. Olive esbozo una enorme sonrisa. Enoch los miraba horrorizados. Respiraba agitadamente.
-¿Qué les pasa? ¿Me quieren matar de un ataque de corazón o que?-Dijo poniéndose la mano en el pecho de manera teatral. Miss Peregrine, que se encontraba escondida en la ventana cercana al final del comedor, se acerco a Enoch con una gran sonrisa. Lo abrazo fuertemente. Enoch le sacaba una cabeza de estatura a Miss Peregrine. A su lado se veía tan pequeña. Enoch no le quedo más remedio que corresponder el abrazo.
-Feliz cumpleaños hijo.-Le dijo Miss Peregrine al terminar de abrazarlo. Le alboroto el cabello castaño con una mano.-¡Como has crecido!
-No empiece de sentimental por favor.-Dijo Enoch cruzando los brazos sobre el pecho. Miss Peregrine ignoro el comentario, se dio la vuelta y se dirigió a la mesa. La siguiente en abrazarlo fue Claire. Se colgó del cuello de Enoch. Llevaba unas hojas blancas en la mano.
-¡Feliz cumpleaños Enoch!-El joven la levanto del suelo. Claire lo abrazo del cuello. La pequeña sonreía felizmente. Le dio las hojas blancas.-Esto es para ti.
-¿Qué es?-Pregunto Enoch agarrando las hojas.
-Es algo que escribí en la escuela dedicado para ti.-Dijo Claire.-Es un cuento de cuatro paginas. Es tu regalo de cumpleaños.
-Mírate ¿Quién creería que tendrías talento para escribir cuentos?-Dijo Enoch con una sonrisa burlona. Claire frunció el ceño.
-No te burles. Se que te va a gustar.-Dijo Claire. Enoch la bajo. Uno por uno, sus hermanos le dieron un abrazo y felicitación por su cumpleaños. Olive fue la ultima. No sabía como felicitarlo. Se aproximo a el con paso dudoso. Se quedaron viendo de frente. Olive sonrió nerviosamente.
-Feliz cumpleaños Enoch.-Dijo Olive dando un paso al frente. Enoch se acerco a ella. Olive alzo los brazos y se paro de puntas sobre sus pies para alcanzar a Enoch. Lo abrazo. Enoch puso las manos a sus lados, extendidas, como si el abrazo lo hubiera tomado por sorpresa. Aunque eso apenas duro unos segundos, porque la abrazo inmediatamente. Enoch puso la boca cerca del oido de la joven.
-Gracias.-Susurro Enoch en el oido de Olive. Su aliento le hizo cosquillas.-Al rato en la noche quiero hablar contigo sobre algo. Después de que todos se hayan ido a dormir.
-Pero ¿De que?-Dijo Olive separándose de el. Enoch la soltó. Esbozo una sonrisa nerviosa.
-De algo que es muy importante.-Respondió Enoch retrocediendo un paso. Los niños estaban sirviendo el pato. Millard los miraba atentamente, enarcando una ceja. Miss Peregrine llamó a todos para que se sentaran. Olive tomo su lugar habitual. Enoch se sentó en la cabeza de la mesa. El pato al horno se encontraba en medio de la mesa, sobre una gran bandeja plateada. Se sirvió la comida. Comieron muy bien. Enoch parecía disfrutar el platillo. Tenía unos gustos raros en cuanto a comida. No le gustaba lo dulce. Le gustaba mucho la carne de pato. Amaba el té. Odiaba la miel y los hot cakes. Miss Peregrine siempre tomaba en cuenta sus gustos al realizar las comidas. Miss Peregrine se acerco a Olive.
-Olive ¿Podrías acompañarme por lo del horno?-Susurro. Olive asintió y se levanto de la silla, con su plato sucio en mano. Le dio un ultimo vistazo a Enoch. Hablaba con Fiona y los gemelos. Olive camino detrás de Miss Peregrine. Entraron a la cocina. Miss Peregrine tomo dos manoplas a cuadros rojos del perchero de la pared. Se las puso y abrio el horno. Saco el pastel del horno. Olive busco un plato para que lo desmoldara.
-¿Ya esta frio?-Pregunto Olive. Miss Peregrine puso el pastel con el molde en la mesa. Ya estaba decorado.
-Ya. Hasta lo decoramos. Lo guarde en el horno para que Enoch no lo viera.-Dijo agarrando un cuchillo para cortar el molde. Lo corto y sacaron el pastel del molde entre las dos. Miss Peregrine busco algo en la barra, mientras Olive contemplaba el pastel. Las letras eran color gris, en cursiva y decían "¡Feliz cumpleaños Enoch!". El pastel era de chocolate, con chispas debajo del decorado. Miss Peregrine volvió con una caja de cerillos. Puso diecisiete cerillos sobre el pastel.
-¿Busco el encendedor?-Pregunto Olive. Miss Peregrine asintió mientras ponía los cerillos en el pastel. Olive lo busco en la caja amarilla con flores que se encontraba sobre la barra. Saco el encendedor metálico. Se lo dio a Miss Peregrine.-¿Va a querer también una bandeja?
-Si, por favor Olive.-Olive la busco en la gaveta. La puso sobre la mesa. Miss Peregrine alzó el pastel con su plato y lo puso sobre la bandeja. Tomo el encendedor y lo presiono. Encendió los diecisiete cerillos. Miss Peregrine volvió a poner el encendedor en la caja amarilla. Se puso frente a Olive.-Hija quisiera que tu llevaras el pastel, porque voy a cuidar de que los niños no lo empujen en el pastel.
-Esta bien.-Dijo Olive agarrando la charola. La idea de Enoch con pastel en la cara se le hizo divertida. Miss Peregrine la ayudo a equilibrarse. Entraron al comedor. En cuanto entraron, los niños comenzaron a cantarle la canción de cumpleaños feliz a Enoch, que tenía, a medio llevarse a la boca un trozo de pato. Lo bajo y miro a Olive, que llevaba el pastel en la bandeja. Enoch gruño. Hizo a un lado su plato medio vacío y su vaso de soda. Olive avanzo con el pastel, equilibrándose con la bandeja y cantando. Puso el pastel frente a Enoch.
-Pero... a mi no me gusta el pastel.-Dijo frunciendo el ceño. Miss Peregrine tomaba fotos con una cámara fotográfica. Le hizo un ademán con la mano, como diciendo que les siguiera la corriente. Terminaron la canción con "cumpleaños feliz". Enoch se quedo mirando los cerillos encendidos, examinándolos detenidamente. Claire hablo.
-Pide un deseo y sopla las velas.-Dijo la niña desde el otro lado de la mesa. Enoch suspiro. Miro para arriba y sopló las velas. Los niños aplaudieron. Olive los imito y aplaudió. Miss Peregrine les tomo foto a todos con el festejado, que miraba fastidiado a la cámara. Olive repartió el pastel. Enoch se negó a comerlo.
-No quiero.-Dijo regresando el plato a Olive. Al terminar de comer el pastel, Miss Peregrine los mando a hacer la tarea, a excepción de Olive, que no tenía porque hacerla, pero aun así acompaño a Enoch a su habitación. Subieron las escaleras.
-Estas muy callada. Normalmente tienes muchas preguntas.-Comento Enoch. Olive sonrió.
-Te estoy dejando libre porque es tu cumpleaños.-Respondió Olive. Enoch soltó una risa.
-Es un milagro.-Dijo abriendo la puerta de su habitación. Dejo pasar a Olive primero. No se molesto en cerrar la puerta. Olive se sentó en el borde de la cama tendida. Enoch alzó del suelo su mochila negra y la apoyo en la mesa para sacar sus útiles. Saco un libro de matemáticas, un lápiz y una goma. Tiro la mochila al suelo y se sentó frente a su escritorio. Lo abrió en una pagina.
-¿Qué vas a hacer?-Pregunto con curiosidad Olive. Enoch alzo la mirada del libro. Rodo los ojos.
-¿Tu que crees? Tarea.-Rezongo. Olive se recostó en la cama con un libro del librero de al lado, mientras Enoch hacía sus deberes escolares a regañadientes. Era un relato. El de "El fantasma de Canterville". Se puso a leerlo. Iba a medio relato, cuando Enoch le hablo.
-¿Cuáles son las mezclas que se sedimentan cuando están en reposo?-Pregunto a Olive. Lo miro confundida.-Tu leíste mi libro de química, así que creo que sabes la respuesta.
-Ah. Suspensiones.-Respondió Olive rápidamente. Enoch lo anoto y cerro su libreta. Comenzó a guardar sus útiles en la mochila.-¿Ya terminaste?
-Ya.-Dijo cerrando la mochila. Se levanto de la silla y comenzó a bajar frascos de la estantería. Olive cerro el libro. Se medio incorporo de la cama.
-¿Quieres que te ayude?-Asintió en respuesta. Olive se levanto y se puso detrás de la silla de Enoch, que era su lugar habitual cuando le ayudaba. Puso los frascos sobre la mesa. Destapo uno. El olor a formol inundo la habitación. Enoch examino el corazón del frasco con unas pinzas. Lo ladeo para examinarlo con la vista.
-Pásame mi diario y un lápiz.-Dijo. Olive asintió y busco el diario arriba del librero. Se lo dio a Enoch junto con su lápiz. Paso las hojas, hasta una en blanco. El diario de Enoch le daba mucha curiosidad a Olive ver lo que decía, pero como era algo personal no lo abría. No lo abriría a menos que Enoch llegara a pedírselo. Anoto la fecha y algo con letra ilegible. Su letra no se le entendía casi. Ya se imaginaba lo que le habría costado escribir la carta para la broma que le hizo a Millard. Volvio a tapar el frasco. Olive se quedo ayudándole hasta la hora de la cena.
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Memories lost | Roman Holiday
RomantizmOlive despierta en un hospital. Ella no recuerda absolutamente nada. No sabe quien es. Solamente sabe que se trato de suicidar tirandose al mar. Enoch en cambio, es una persona muy retraída. El fue quien la salvo. Pero Olive sabe que hay un trasfond...