23. Frustraciones

644 41 16
                                    

Miss Peregrine entró a la cocina. Había oido sonar el teléfono e iba a contestarlo. El trabajo que tenía en su despacho era mucho. Papeles y más papeles de niños para adopciones por parte de la Fundación Ymbryne. Enoch estaba de espaldas a ella frente a la estufa. Tenía el teléfono pegado a la oreja. Parecía no haberse percatado de su presencia. Miss Peregrine camino a donde estaba el. Su rostro estaba muy sorprendido. Miss Peregrine frunció el ceño. Lo miro extrañada. Había pocas cosas que a Enoch lo ponían así.
-Hijo ¿Quién es?-Preguntó Miss Peregrine, pero Enoch no le respondió. Seguía en una especie de trance. Lo movió del brazo y fue así como despertó de su trance. La miró angustiadamente. Miss Peregrine volvió a repetir la pregunta.-Enoch ¿Quién es?
Enoch despego el teléfono de su oreja y se lo tendió. Negó con la cabeza antes de salir de la cocina apresuradamente. Miss Peregrine puso el teléfono contra su oreja. Ese comportamiento era muy raro en Enoch. El, a pesar de que tenía un humor cambiante no la hubiera dejado así con una duda. Jaló aire y habló.
-¿Diga?-Pregunto tratando de sonar cortés. La voz del otro lado de la línea hablo.
-¿Es usted Miss Peregrine?-La mujer tenía acento francés. Miss Peregrine miro la estufa. El espagueti se había pegado. Lo removió con la pala que Enoch estaba empuñando.
-Si. Soy yo. ¿Quién llama?
-Oh que bien. Mi nombre es Céline Fontaine. Lamento haberla interrumpido de lo que estuviera haciendo.-Se excuso.-Como le decía a su hijo, me llegó un informe de Estados Unidos de que usted tenía a mi nieta viviendo en su casa.
-¿Su nieta?-Miss Peregrine sintió un escalofrío recorrerle la espalda.-Discúlpeme pero no la entiendo.
-Si, lo se, tampoco su hijo me entendía.-Suspiro.-Mi hija, Emilie se casó con un joven del estado de California, Estados Unidos. Lo conoció en un viaje que hicimos hace exactamente dieciséis años. Se mudo a vivir con el en California. Poco después tuvieron una niña. Yo la vi cuando apenas era una bebe. Tuve un conflicto con Henry, el esposo de mi hija y en este conflicto me prohibió ver a mi hija y nieta. Mi hija, años mas tarde murió en un incendio en su propia casa. Desde hace seis años no supe nada de mi nieta, supuse que Henry la cuidaba, hasta que me entere por el mismo que la dio en adopción a una casa hogar en California. Hace tres meses hice un viaje a Estados Unidos para buscarla. Henry no me había dicho en cual casa hogar buscar, por lo que tuve que andar investigando por toda la ciudad. No tuve resultados hasta dos meses después, en la Fundación Ymbryne de París vi su petición de información en una gaveta. Pedía informes sobre Olive Abroholos Elephanta. Por los apellidos y el nombre supe que era ella, además de la foto. Se parece mucho a mi hija.
Miss Peregrine abrió los ojos como platos, anonadada por lo que le acababa de decir la mujer. Fue cuando entendió porque Enoch salió así de la cocina. Que esa mujer hubiera aparecido significaba que Olive tenía familia y que tarde o temprano se tendría que ir de la casa. Enoch nunca había demostrado apego a una persona, ni siquiera con ella que era su madre adoptiva, pero cuando estaba con Olive era muy distinto al Enoch que conocía.
-Entonces Olive es su nieta ¿Cierto?-Pregunto Miss Peregrine sin saber que más decir.
-Si. Ella es mi nieta.-Respondió.-Me gustaría que ella viniera a vivir conmigo a París, darle una mejor calidad de vida. Si me entiende ¿no?
Miss Peregrine asintió. Reparo en algo que no había pensado antes. Olive no podía recordar nada, y mucho menos reconocer personas. ¿Cómo sabría si lo que la mujer estaba diciendo era verdad?
-Si… claro que la entiendo.-Recupero al final la seguridad en su voz.-Pero yo no puedo darle a Olive así sin más. Necesito comprobar que sus datos sean verídicos. Además, ella no puede recordar nada de su pasado a causa de un trauma.
-¿Qué trauma?-Pregunto con una nota de preocupación en su voz. Miss Peregrine jaló aire y prosiguió.
-Miss Fontaine cuando Olive fue encontrada por mi hijo, ella había intentado suicidarse tirándose de un risco al mar.-La señora contuvo una exclamación.-Tres días después despertó en el hospital con una amnesia sobre los años anteriores de su vida. La amnesia aun persiste.
-Oh pobre de mi nieta. ¿Quién sabe que más habrá sufrido?-Miss Peregrine dejó la cuchara en el fregadero.
-No lo sabemos. Ni ella lo sabe.-Dijo Miss Peregrine.-Pero podemos hacer una cosa. Si usted es abuela de Olive debe tener papeles que la acrediten como ello. Puede visitarme en Cairnholm para comprobarlo. Lo demás ya será decisión de Olive. El si quiere ir a vivir con usted o no ella lo decidirá. ¿Le parece bien ese plan?
-Si, me parece bien. Veré cuando me puedo desocupar de mi trabajo para irles a visitar.-Ambas se despidieron cordialmente. Miss Peregrine colgó el teléfono. Miro por la ventana frente al fregadero. Afuera, sus hijos jugaban. Emma perseguía a todos. Los demás corrían por todo el jardín. Emma alcanzó a los gemelos y los abrazó. Busco a Enoch con la mirada. No se veía por ningún lado. Olive tampoco estaba. A Enoch le dolería mucho más la partida de Olive. Sus sospechas de que estaba enamorado de ella se confirmaron cuando descubrió la foto en la que la estaba besando. Suspiro. Su hijo se estaba haciendo grande. Resignada continuó con la preparación de la cena.

Memories lost | Roman HolidayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora