28. Huracán

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-Eso es muy exagerado Horace… ¿No tienes algo más sencillo?-Preguntó Olive al niño rubio. Se encontraban en el ático. Horace se había ofrecido a ayudarla con su ropa cuando se enteró de lo de su cita con Enoch. Un aire de excitación se extendió por toda la casa en el momento en que Enoch le pidió permiso a Miss Peregrine para salir el viernes. Todos estaban emocionados de que por fin el nigromante (así lo llamaban a veces a causa de sus experimentos) quisiera salir con una chica que no fuera sus hermanas menores. Claire era la más feliz de todos. Recordó como había amenazado a Enoch.
-¡Tienes que ser cortés con ella! ¡Trátala como una princesa!¡Si no lo haces te las veras conmigo!-Dijo Claire amenazando a Enoch, que la cargaba. El solo soltó una risa, para luego contestar.
-Tranquila. Yo se lo que hago Claire.-Contestó Enoch mirando a Olive. Le dedicó una sonrisa torcida. Emma soltó un suspiro exasperado. Llevaban una hora  en el ático y aun no encontraban el vestido correcto para Olive.
-Horace solo van a ir al cine. No van a ir a una cena.-Rezongó Emma. Horace la miró enfadado y dejo el vestido color rojo en el ropero. Saco otra bolsa. La abrió. Sacó un vestido color amarillo pastel de la bolsa. Tenía el cuello con forma cuadrada. Era casi igual al que tenía, solo que ese era tablonillado de la falda y un poco más delgado de la tela. La tela era como papel. Emma sonrió. Horace enarcó una ceja.
-Creo que este es el vestido perfecto para ti. No es ni tan sencillo pero ni tan ostentoso.-Dijo Horace con satisfacción. Olive sonrió.
-Bien. El vestido ya esta solucionado. Ahora vamos con los zapatos.-Dijo Emma emocionada. Olive suspiró. Eso iba para largo.

Mientras tanto Enoch, hacia tarea en su habitación. Olive se había ido hace una hora con Horace y Emma a arreglar unos asuntos que según Emma, a el no le importaban. Miro el libro de algebra. Ya estaba harto de los ejercicios de factorización. Un solo error en un signo bastaba para equivocarse en todo el resultado. Y siempre de equivocaba por estar distraído pensando en Olive. Enoch agarró la goma y borró toda la formula del último ejercicio. Se había equivocado en ponerle un menos a un siete. Aventó la goma contra la mesa exasperado. Cerró el libro de golpe. Se pasó las manos por el cabello. Faltaba menos de un día para su cita con Olive y ya estaba nervioso. No sabía que hacer, ni como comportarse. Era algo tan frustrante, el no saber con seguridad como iba a salir algo, no como cuando se ponía a dibujar o a practicar taxidermia. Un golpe en la puerta interrumpió sus cavilaciones.
-¿Enoch? ¿Podemos pasar?-Preguntó la voz de Millard amortiguada por la puerta. Enoch soltó un gruñido. Se incorporó.
-Si. Pasen.-Dijo rezongando. La puerta se abrió. Millard y Hugh entraron. ¿Qué demonios? Se preguntó Enoch. Millard traía un papel bond doblado en la mano. Cerraron la puerta tras de si. Millard sonreía burlonamente. Enoch los miró con el ceño fruncido.-¿Qué quieren?
-Queremos ayudarte…-Millard hizo una pausa para desdoblar el papel bond. Hugh lo ayudó. Lo abrieron. Era un esquema. Pero no uno sobre algún tema de la escuela, si no un esquema de el y Olive. Tenía demasiadas flechas. Por titulo decía: operación Enolive. Enoch los miró horrorizado. Hugh y Millard sostuvieron el esquema por ambos lados.-A que salgas entero de la cita con Olive.
-Con nuestros consejos saldrás sano y salvo, y, te garantizamos tendrás novia dentro de horas.-Dijo Hugh con una sonrisa en el rostro.
-No. No aceptaré su ayuda. Puedo solo. Ahora salgan, tengo tarea.-Replicó Enoch empujándolos por donde entraron.
-No nos iremos hasta que aceptes escucharnos.-Dijo Millard con los brazos cruzados sobre el pecho. Hugh sostenía el arrugado esquema.
-¿Por qué te sigues negando a recibir ayuda cuando la necesitas, Enoch?-Preguntó Hugh enojado.-¡Tienes problemas Enoch, entiéndelo!
-¡No tengo ningún problema! ¡Estoy bien!-Gritó Enoch exasperado. Millard y Hugh lo miraron enojados.
-¡Déjanos ayudarte! Por favor Enoch.-Suplicó Millard. Enoch estaba cansado de pelear con ellos. Soltó un suspiro de resignación. Se quedaron mirándose en silencio.
-Esta bien. Díganme lo que tengan que decir.-Dijo Enoch dándose la vuelta para sentarse en la silla de madera frente a su escritorio. Hugh y Millard parecían satisfechos. Extendieron el esquema frente a el. Millard saco una baqueta del interior de su chaqueta blanca.
-Para empezar te explicaremos como tratar a una chica…
-Si se como tratar una chica… si se dan cuenta paso la mayor parte del tiempo con ella.-Replicó Enoch con los brazos cruzados. Millard resopló.
-Como tratar a una chica en el momento en que la beses…
-Sigue.-Dijo Enoch dejando de juguetear con el lápiz. Millard sonrió con suficiencia.
-Para besar a una chica no tienes que pensarlo tanto como siempre lo haces… simplemente tienes que hacerlo.-Enoch abrió la boca para quejarse, pero Millard lo detuvo.-Crees que no hemos visto tus intentos fallidos de decirle a Olive lo que sientes.
-¿Me están acosando o qué?-Preguntó Enoch con sorna. Hugh soltó una carcajada.
-Solo te decimos lo que es obvio.-Enoch se levantó de golpe harto de la situación embarazosa. No podía creer que dejó que le trataran de decir como actuar en una cita. El mismo podía con la situación.
-Saben que ya estoy harto.-Dijo arrebatándoles el papel bond de las manos a los niños. Lo mal dobló y lo puso sobre la mesa. Agarró a Millard y a Hugh por atrás de la camisa y los empujó por la puerta.-Puedo manejar esto. Adiós.
-Enoch no…-Millard no pudo seguir porque le cerró la puerta en la cara. Sus hermanos siempre se metían en asuntos que no eran de su incumbencia. Desdobló el arrugado papel bond. El esquema tenía varios recuadros de colores. Arriba de los recuadros, se encontraba la imagen de cada uno. El primer cuadro del lado de Enoch decía: Enoch esta raro desde que Olive llegó a la casa. Esta más amable que antes. El cuadro que le seguía: Enoch pasa la mayor parte del tiempo con Olive. ¿Realmente Millard lo estuvo estudiando? Se sentía un conejillo de indias. Las notas seguían. Enoch mira a Olive embobado. Eso solo quiere decir una cosa: esta enamorado de ella. Enoch no quiso seguir leyendo más. Dobló el papel bond y lo metió en el cajón de herramientas de la mesa. El podía con la cita. Solamente iba a llevar a Olive al cine. No era nada comprometedor. Ni era algo muy formal. Solo una salida y ya. Sus hermanos hacían mucho alboroto por nada. No iba a pasar nada entre Olive y el. Seguirían siendo amigos después de la cita. No cambiaría nada. Enoch sintió que sus manos comenzaban a sudar por los nervios del día siguiente. Definitivamente, hablar de teoría del bucle era mejor que ponerse histérico.

Olive se miró al espejo. El vestido le quedaba a la medida. La falda con tablones le llegaba arriba de la rodilla. Las mangas del vestido tenían un listón atado en un moño. Se cepilló el cabello frente al espejo. Estaba nerviosa por la cita. Nunca había estado en una cita con un chico. No sabía como actuar ni que decir. Vamos Olive, solo vas a salir con Enoch. El es solo tu amigo, se dijo a si misma. Olive tenía miedo de arruinar todo. Así como era de torpe podría tener un accidente o causar un accidente. Era frustrante el no saber que sucedería. Terminó de cepillarse el cabello. Dejó el cepillo en el tocador. Tomo la cadena con el medallón dorado octagonal y se lo abrochó alrededor del cuello. Ahora ya estaba lista. Sus ojos se veían demasiado brillantes. El cabello rojo le caía por la espalda suelto como siempre lo usaba. Su rostro se veía con más vida. Todo en ella era colorido desde que estaba en esa casa. Todo gracias al malhumorado chico que la salvó. El chico del que estaba enamorada. Ese chico peculiar al que adoraba tanto.
Afuera, en el pasillo solo se oían las risas de los niños. No habían tenido escuela ese día, a excepción de Emma y Enoch que solo salían temprano de la escuela. Todo se debía a una reunión de maestros de cada plantel en Gales. Agarró una pequeña cantidad de dinero del cajón del tocador y lo metió en las bolsas del vestido. El dinero lo ganó durante las últimas dos semanas que trabajó en la funeraria. Le dio una pequeña parte a Enoch para que se la diera a Miss Peregrine. El, en un principio se negó a que lo hiciera, según porque era de ella. Olive le respondió que ella le debía todo a Miss Peregrine. Enoch terminó aceptando a regañadientes el dinero. Salió al pasillo. Claire y Bronwyn jugaban a medio pasillo al té. Voltearon a verla en cuanto puso un pie fuera de la habitación.
-¡Que hermosa te ves!-Exclamó Bronwyn dejando a un lado su conejo blanco de peluche. Claire se levantó y abrazó a Olive de las piernas.
-Mi hermano tiene suerte de tenerte.-Susurró Claire al oído de Olive. Las mejillas de Olive se tiñeron de rosa. Claire la soltó. Las niñas la acompañaron a la escalera. Miss Peregrine esperaba al lado de la puerta. Le sonrió.
-Se ve bien Miss Elephanta.-Dijo Miss Peregrine con una sonrisa en el rostro. Sacó del bolsillo de la falda su reloj de bolsillo.-Son las once de la mañana. Tengo entendido que la función de cine inicia a las dos ¿No es así?
-Si Miss Peregrine.-Dijo Olive mirando a Miss Peregrine extrañada.
-Llegara usted a las doce en punto a Cardiff. A las doce veinte estará en la escuela esperando a que Enoch salga. Les quedaran dos horas libres. Úsenlas con prudencia por favor.-Dijo guardando el reloj. Las mejillas de Olive se tiñeron nuevamente de color rosa. Abrió la puerta. Olive salió al umbral de la puerta. Miss Peregrine sonreía.-Espero que se diviertan. Ya les hace falta un poco de diversión a ambos. Que tenga suerte Miss Elephanta.
-Gracias Miss Peregrine.
-Vuelvan antes de las nueve y media por favor. Le dice eso a Míster O’Connor porque dudo que me obedezca.-Olive sonrió. Asintió.
-No se preocupe le diré.-Miss Peregrine cerró la puerta. Olive se dio la vuelta. Bajo los escalones de piedra. El cielo estaba despejado, y sin ningún rastro de nubes grises. Eso quería decir que no llovería. Camino por el camino de tierra, hasta adentrarse en el bosque. El sol bañaba todo. Las hojas de los arboles comenzaban a tornarse cafés por el cambio de estación. Olive se puso a tratar de recordar algo más sobre su pasado. Había un gran espacio en blanco desde el recuerdo de ella yéndose de la casa hogar. No recordaba como se había puesto frente al precipicio. Ni a Enoch tratando de detenerla. Ni siquiera sabía como llegó a Cairnholm. Soltó un suspiro. Tal vez nunca lo sabría.
Salió del bosque y siguió el camino que llegaba a la playa. Camino hasta el muelle. Compró un boleto para abordar el transbordador. El señor que se lo vendió fumaba. Su cigarro soltaba volutas de humo. Le entregó el cambio. Olive abordó el transbordador. Se sentó al lado de una señora con un bebe. El transbordador se puso enseguida en marcha. Olive miro el mar. Tan lleno de misterios como el mismo universo. Se le vino a la mente un dato que había leído en un libro cuando todavía vivía en la casa hogar. La luna ha sido más explorada que las profundidades del océano. Olive quería que quedaran cosas por descubrir en el mundo, porque había cierta belleza en lo desconocido. Olive jugueteó con los pliegues de la falda. Los nervios la carcomían por dentro. La expectativa de estar con Enoch la inundaba de una gran alegría. A pesar del amargo carácter de Enoch, Olive lograba sentirse bien estando a su lado.
En una hora llegó a Cardiff. Bajó del transbordador. El muelle crujía bajo sus pisadas. Salió del área marítima para adentrarse a la ciudad. La dirección de la escuela de Enoch la había logrado memorizar después de innumerables veces que Olive fue a esperarlo para ir juntos al trabajo. Después de diez minutos atisbó la escuela. Olive cruzó la calle. Los jóvenes ya se encontraban saliendo. Avanzó entre el gentío hasta ponerse bajo la sombra de un árbol que se encontraba pegado a la entrada. La colorida multitud de jóvenes era tan grande que no sabía donde mirar. Pasaron minutos y no había ningún rastro de Enoch. Siguió buscando con la mirada.
No se dio cuenta de que había alguien detrás de ella, hasta que la agarró de la cintura. La empujó contra el. Olive dio un pequeño gritito. Luego se dio cuenta de quien era por las mangas color gris del suéter. Olive rodó los ojos.
-Enoch deberías de dejar de pegarme esos sustos.-Se quejó Olive. Algunos jóvenes que pasaban a su lado se les quedaban viendo extrañados.
-Y tu deberías estar más atenta a tu alrededor. Cualquiera podría venir y agarrarte así.-Respondió Enoch soltándola. Olive se dio la vuelta. Enoch traía su suéter favorito y sus habituales pantalones negros. La mochila le colgaba del hombro. Su cabello estaba tan desordenado como siempre. Le sonreía con suficiencia. En la mano izquierda traía un libro de pasta blanca que nunca le había visto. Olive lo miro con falsa molestia.
-Estaba atenta. Supe que eras tu sin verte el rostro.-Dijo Olive. Enoch curveó los labios en una sonrisa. Enoch se veía aun más guapo cuando sonreía. Se quedaron viendo fijamente por unos minutos. Olive rompió el silencio.-Y ¿Cuál es el plan?
-Ir al parque primero para pasarla un rato en lo que se llega la hora. Tuve un pequeño error en la hora de la función. Era a la una y media, no a las dos.-Dijo pasándose la mano por el cabello. Olive frunció los labios.
-Descuida.-Olive y Enoch se pusieron en marcha rumbo al parque. Los jóvenes se les seguían quedando viendo. Olive enarcó una ceja.-Parece como si nunca me hubieran visto aquí.
-¿Qué?-Preguntó levantando la vista del suelo. Olive señaló a los que se les quedaban viendo.
-Tus demás compañeros. Me ven como si fuera una criatura alienígena.-Respondió Olive. Enoch soltó una risa.
-Lo que sucede es que nunca me han visto agarrar a una chica. Eso es lo que sucede.-Dijo mirando a su alrededor. Olive trató de ocultar una sonrisa.-Y menos una chica como tú.
Olive sintió una sensación de calor recorrerle el cuerpo. Sintió sus mejillas arder. Enoch la miró interesado. Olive desvió la mirada a la calle. Enoch la estaba alardeando. Olive pareces una colegiala. No es como si lo estuviera haciendo por primera vez ¡Contrólate! Se reprendió a si misma. Enoch a veces se ponía de coqueto, ya debería estar acostumbrada a eso. Avanzaron unas dos cuadras hasta que llegaron al parque. El parque ocupaba de extensión una cuadra. Tenía varios arboles en los que debajo de cada uno de ellos se encontraba una banca. Una parte del tramo se encontraba pavimentado con azulejos grises desgastados por el paso del tiempo. Había columpios dispuestos en un área verde. Ambos caminaron al pasto. Enoch tiró la mochila al pasto. Se arrodilló y abrió la mochila. Sacó una manta con cuadros rojos doblada. La extendió en el pasto. Se sentó sobre ella. Olive hizo lo mismo después. Enoch tiró el libro blanco sobre la manta. Olive lo tomó. Leyó el titulo.
-¿Romeo y Julieta? No sabía que te gustaban este tipo de libros.-Dijo Olive abriendo el libro donde tenía el separador. Enoch soltó un gruñido.
-No. No me gusta. Solo lo leo porque es para la clase. Es muy aburrido.-Respondió mientras rebuscaba algo en su mochila. Olive cerró el libro. Lo puso nuevamente sobre la manta. Enoch sacó un libro con encuadernación de piel color café. Era pequeño. Se lo tendió a Olive. Ella lo agarró.-Prefiero a Edgar Allan Poe. No es tan exagerado y dramático como Shakespeare.
Olive leyó el título. Compilación de obras de Edgar Allan Poe, decía en letras plateadas. Abajo del título tenía grabada una pluma del mismo color que el libro. Lo abrió. El libro olía a viejo. Las hojas estaban amarillentas. Ese libro debía de ser demasiado antiguo. El índice tenía varios títulos de cuentos y relatos. Una hoja rasgada de libreta separaba la mitad del libro. Olive lo abrió en ese pagina. Era el inicio de un relato. Su título era El gato negro. Enoch entreabrió la boca.
-Ese es mi relato favorito. ¿Quieres leerlo conmigo?-Olive asintió entusiasmada. Se acercó a Enoch agarrando el libro en su regazo. Le daba curiosidad los libros que Enoch leía. Olive pensaba que viendo lo que leía una persona se podría conocer una parte de ella. Enoch se recostó apoyando la cabeza en su mochila. Olive se hizo ovillo a su lado. Enoch estiró un brazo para que Olive apoyara la cabeza. Olive dudó un poco en poner su cabeza sobre el brazo de Enoch. Al final lo terminó haciendo. Olive se recargó del brazo de Enoch. Su suéter olía ligeramente a formol. Le quitó el libro del regazo. Lo puso sobre su rodilla. El joven se aclaró la garganta para leer.- No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño…
Así comenzaba el relato. Lo estuvieron leyendo hasta que dieron la una. Enoch fue quien lo leyó en voz alta, Olive seguía la lectura con la vista. Olive no se había dado cuenta de que los dedos de Enoch tenían un ligero color rojo en las yemas. Eso se debía al constante manejo de órganos con las manos. Se dio cuenta de esto al momento en que el joven daba vuelta a la hoja. Sus ojos se veían brillantes, como cuando sucedía que estaba feliz. Enoch cerró el libro. Lo puso a un lado. La miró esperando a que hablara. Olive esbozó una sonrisa nerviosa.
-Supongo que es un poco… macabro pero me gusta.-Dijo Olive con honestidad. Enoch soltó un suspiro.-Es interesante como el segundo gato les avisa a la policía sobre el asesinato.
-Cuando lo leo siempre pienso en que yo soy el segundo gato.-Olive lo miró confundida. Enoch hizo una mueca.-Me refiero a cuando vivía en Londres. Mi vida antes de conocer al Pájaro. Yo pude haber sido el primer gato. Pero por algo no lo fui.
-¿Aquella noche?-Preguntó Olive. Enoch asintió. Se puso a juguetear con el borde deshilachado de la manta.
-Si. Yo esa noche tomaría el papel del segundo gato, porque fui quien avise a la policía del asesinato de mi madre a manos de el hombre que tenía por padre.-Dijo con amargura.-Pude haber sido Plutón si no hubiera llegado la policía.
-No digas eso Enoch.-Dijo Olive agarrándolo de la mano. Sus manos eran demasiado grandes en comparación de las suyas. Estaban un poco rasposas debido al trabajo en su laboratorio.-Estas vivo. Y eso es lo que importa Enoch.
-Solo era un comentario Olive. No estoy diciendo nada más.-Respondió Enoch resoplando. Olive suspiró. Enoch siempre trataba de ocultar sus emociones ante los demás. Eso nunca cambiaría. Estuvieron agarrados de la mano hasta que Enoch la soltó para sacar su celular del bolsillo derecho del pantalón. Lo encendió. Marcaban la una diez. Lo volvió a guardar. Miró a Olive de reojo.-Vamos. Faltan veinte minutos y hay que hacer fila.
-Esta bien.-Olive se incorporó. Enoch hizo lo mismo. Guardó los libros en la mochila mientras que Enoch doblaba la manta para guardarla. Se pusieron enseguida en marcha. Enoch la veía raro mientras caminaban. Olive frunció el ceño. El sol no era tan fuerte porque las blancas nubes cubrían el cielo.-¿Qué sucede?
-Nada.-Dijo en voz baja desviando la mirada. Siguieron caminando hasta que atisbaron el pequeño complejo del cine. Había dispuestas afuera de este vitrinas con los títulos de las películas que proyectaban. En un poster mostraban la imagen de un joven con lentes redondos dando la espalda perfilando la cara. Debajo de su imagen decía Harry Potter Re proyección de películas.  De la 1 a la 6. Revive la experiencia. Abajo, con números blancos se encontraban escritos los horarios. Se detuvieron frente a las puertas de cristal. Adentro, una fila de adolescentes esperaba para comprar boletos. Enoch abrió la puerta para ella. La dejó pasar primero. Adentro el aire acondicionado enfriaba un poco su alrededor. El cine olía un poco a entre nuevo y palomitas de maíz. A través de los altavoces se escuchaba musica movida. La canción se le hacía familiar a Olive. Enoch y Olive avanzaron hasta la fila. Había pantallas arriba de las cajas que mostraban las salas del cine. Enoch la condujo entre el gentío hasta el final de la fila. Olive calculo que eran aproximadamente diez personas las que se encontraban antes de ellos. Miro el reloj de la pantalla.
-La una quince. Tienes buen cálculo de tiempo Enoch.-Comentó Olive. Enoch miraba a un punto fijo, abstenido en sus propios pensamientos que parecía no recordar que ella estaba ahí. Olive lo movió del brazo.-¿Enoch?
Eso lo volvió a la realidad. La miro clavando sus castaños ojos en los suyos. El joven frunció el ceño.
-¿Qué? ¿Me decías algo?-Preguntó. Olive suspiró. Desvió la mirada al suelo. Estaba distraído seguramente pensando en su pasado como muchas veces lo encontró haciéndolo.
-Nada.-Murmuró Olive centrando su atención en las cajas de más adelante. Faltaban diez minutos para que iniciara el maratón de películas cuando por fin fueron atendidos en la taquilla. Un muchacho con aguda voz los atendió.
-Buenas tardes ¿Para que película desean comprar boletos?-Enoch sacó su cartera del bolsillo izquierdo de su pantalón.
-Dos boletos para el maratón de Harry Potter para la función de la una y media.-Dijo Enoch mientras sacaba un billete de diez euros de la cartera. El muchacho tecleó algo en la pantalla. Sonreía mientras lo hacía. Olive agarró a Enoch de la mano para detenerlo.
-Yo puedo pagar mi boleto Enoch…
-No. De ninguna manera. Yo te invité así que yo tengo que pagar…
-Enoch…
-Quiero hacerlo.-Dijo Enoch con firmeza poniendo el billete sobre el mostrador. Olive soltó un suspiro de exasperación. Enoch era muy terco. El muchacho les sonrió. Oliveno estaba muy segura si le sonreía a ella o a Enoch. Bien podría ser lo segundo.
-Maratón Harry Potter, sala 4 para la una y media. ¿Es correcto?-Enoch murmuró un si. La pantalla frente a ellos se encendió. Mostró el dibujo de unos asientos numerados.-Los asientos en pantalla. Grises y azules disponibles.
Enoch le hizo un gesto a Olive para que eligiera asientos. Olive eligió unos en medio, al comienzo de la fila E. El joven que los atendía los seleccionó y la pantalla se apago. Enoch deslizó el billete por el mostrador. El joven lo tomó. El sonido de una impresora de tickets rasgó el aire. Le entregó los boletos y el cambio a Enoch. El la agarró del brazo y la condujo fuera de la fila. Olive se estremeció ante su toque. Sus dedos estaban helados. Se formaron en la fila para dulcería. No estaba tan larga como la de boletos. En menos de dos minutos les toco turno. Esta vez, Olive insistió en pagar las palomitas. Enoch la dejó hacerlo no de muy buena gana. Enoch pagó las bebidas, que fue lo único que no dejo pagar a Olive (el y su orgullo).
Se dirigieron a la entrada a las sala. En forma ordenada las personas ingresaron a las salas. Enoch mostró los boletos. Se lo sellaron y entraron. Enoch parecía saber a donde iba porque dobló a la derecha. Una gran puerta con un cuatro en letras azules al lado fue en la que entraron. La luz adentro era muy tenue. Solo lo suficiente para ver donde se pisaba. Las paredes eran de tela color gris con unas líneas de colores como decoraciones. El suelo estaba tapizado de una alfombra color azul marino. La sala era grande. Olive calculaba que había unos cincuenta asientos ahí. Bajaron los escalones. Buscaron la fila. Se sentaron en los asientos correspondientes. Enoch depositó las bebidas en los portavasos. La música sonaba por los altavoces en un nivel moderado. Los asientos eran acolchados. El aire acondicionado estaba un poco frío. Olive acomodó las palomitas en su regazo. Enoch estiró la mano y agarró unas cuantas. Se las llevó a la boca. Olive lo miró como si fuera algo extraño.
-¿Qué?-Preguntó con la boca llena. Olive soltó una pequeña risa.
-Nada. Es solo que no creí que te gustaran las palomitas.-Dijo Olive. Enoch torció la boca en lo más cercano a una sonrisa.
-No me gustan las acarameladas porque son dulces. Aunque, las de mantequilla si las tolero.
Olive sonrió. Más personas comenzaron a entrar en la sala. Enoch se removió en su asiento un poco incomodo por la gente a su alrededor.
-Creo que nadie me había invitado al cine antes.-Comentó Olive agarrando palomitas. Enoch soltó un gruñido.
-Ni yo había invitado a alguien al cine antes.-Respondió Enoch agarrando su vaso con agua. La gran pantalla se encendió. Las luces se apagaron. Durante diez minutos proyectaron adelantos de algunas películas. Olive estaba fascinada porque todo se veía claro y grande. Le llamó mucho la atención la película de Animales fantásticos y donde encontrarlos. Era del mismo universo que las de Harry Potter, solo que acontecía unas décadas atrás. La película inició. Olive se trató de concentrar en la trama, pero a veces le era imposible porque podía sentir la mirada de Enoch clavada en ella. La ponía nerviosa. En más de una vez sus manos se tocaron al momento de agarrar palomitas del bote. Enoch siempre era el primero en retirar la mano abruptamente. Enoch hizo algunos comentarios sarcásticos (como era de esperarse) sobre la película. Durante un par de minutos, Enoch dejó de hablar. Olive pensó que se había atragantado con las palomitas y volteó a verlo con frenesí. Solo se había dormido ladeando la cabeza un poco para su lado. Olive sonrió. Enoch se desvelaba y trabajaba mucho. Sabía que se desvelaba porque veía la luz de su habitación prendida a través de la rendija de debajo de la puerta a altas horas de la noche. Decidió dejarlo dormir por un rato.
Casi al final de la película, Enoch despertó. Miró con somnolencia a su alrededor. Sus ojos se detuvieron en ella.
-Hasta que despiertas dormilón.-Dijo Olive apartando la mirada de la pantalla. Olive le sonrió de lado. Enoch bostezó. Se estiró en el asiento.
-Tenía sueño… ¿En que va la película?-Preguntó con cansancio. Ambos miraron la pantalla. Harry Potter se enfrentaba con Voldemort para conseguir la piedra filosofal. Enoch torció la boca.-Demonios si que dormí.
-Shhhhh…-Los calló una pareja de adolescentes delante de ellos. Enoch frunció el ceño enojado. Entreabrió la boca para contestar de regreso. Olive lo agarró del brazo. Le pasó las manos por todo el brazo en forma de masaje.
-Tranquilo Enoch, no es necesario que pelees.-Susurró Olive. Enoch soltó un bufido. Se concentraron en la película.

Podría decirse que la cita fue todo un éxito. O eso al menos era lo que pensaba Olive. Después de más de seis horas de películas, salieron juntos del cine. Olive llevaba el suéter de Enoch puesto. Al final de la sexta película enfriaron mucho el aire acondicionado y Olive, que no llevaba ningún suéter comenzó a temblar de frío. Enoch vio eso y se desabrochó el suéter para dárselo a Olive. Ella lo aceptó agradecida. Aún con el suéter, seguía sintiendo frío. Sus manos estaban heladas a tal punto de que comenzaba a perder la sensibilidad en sus dedos. Enoch dejó de ver la pantalla y la miró con preocupación.
-¿Tienes frío aún?-Preguntó. Olive negó con la cabeza.
-N-o…-Respondió Olive con los dientes castañeando. Enoch se dio cuenta enseguida que mentía. La agarró de las manos. Sus manos, por increible que parezca, estaban calientes. La atrajo hacía si. Olive recargó la cabeza en su hombro y Enoch pasó su brazo izquierdo con rigidez por su estrecha espalda. Eso fue algo muy inesperado. Normalmente ella era la que lo tocaba y no el. Olive se dejó envolver por el reconfortante olor de Enoch, una mezcla entre formol, libros y  jabón. El calor de Enoch comenzó a pasarse a su pequeño cuerpo. Bien decía la termodinámica que los cuerpos grandes conservaban el calor más y por mayor tiempo que los pequeños. Estuvieron así hasta que la película terminó.
-Creo que Hermione y Ron están enamorados. Desde la película dos se veía.-Comentó Olive. La acera estaba mojada por algún aguacero que debió haber caído mientras veían la película. El sol ya se había ocultado dejando paso a la noche. No se veía ninguna estrella en el cielo encapotado de nubes. Enoch caminaba a su lado tranquilamente. Olive lo miro curiosa.-¿Ya viste todas las películas? ¿No es cierto?
-Oh no, ni creas que te voy a decir como acaba toda la saga.-Respondió Enoch. Olive hizo un puchero. Enoch negó con la cabeza.-Todo a su tiempo aceituna.
-Yo solo quería saber.-Dijo Olive con desanimo. Olive puso una expresión de falsa tristeza en su rostro. Enoch curveó la boca en una sonrisa burlona.
-Sabes que soy inmune a esas caras Olive.-Olive soltó un sonido de exasperación. Enoch siempre ganaba. La miraba con diversión.
-Te gusta hacerme sufrir Enoch.-Dijo Olive con molestia en su voz. Enoch soltó una carcajada.
-No te hago sufrir, solo exageras todo.-Rezongó con su habitual humor. Más tranquilo, añadió:-Dentro de dos semanas te traeré a que veas las últimas dos películas. Solo dos semanas tendrás que esperar.
-¿Otra cita?-Preguntó Olive levantando la mirada de la acera. El rostro de Enoch se puso rojo como un tomate. Olive lo miró con mucho interés.
-No… si… que diga no…-Dijo tartamudeando. Olive sonrió. Le gustaba ser la única que podía poner a Enoch así de nervioso. Caminaron hasta que llegaron al muelle. Pagaron y abordaron el transbordador. Se sentaron en una banca al lado de la barandilla. Durante el viaje hablaron sobre las películas. De todas, la película que más le gusto fue la del Cáliz de fuego. No sabía porque, pero le gustó más que las demás. Tal vez porque había más acción o por la trama primero sencilla y luego compleja, no lo sabía bien. Enoch difería mucho de su opinión. Para el su favorita era la seis. Según el, porque de verdad ahí iniciaban los problemas. A Olive no le gustó el final de esa película porque Dumbledore moría.
Al llegar al muelle, para suerte de ambos, se soltó una llovizna. Olive y Enoch corrieron a todo lo que daba a través de la lluvia para buscar un lugar donde refugiarse. Terminaron debajo de un árbol, a las afueras del pueblo.
-El clima no esta de nuestro lado Enoch.-Dijo Olive apartándose el cabello mojado del rostro. Enoch la miro frunciendo el ceño. El cabello castaño le caía en rizos húmedos por la frente. Soltó un bufido.
-¿A poco?-Dijo con sarcasmo. Olive rodó los ojos. Estaban demasiado empapados. La camisa de Enoch escurría de agua. El celular de Enoch comenzó a sonar diez minutos después. La lluvia ya comenzaba a disminuir un poco. Enoch sacó el celular del bolsillo. Deslizó el dedo por la pantalla para contestar.
-¿Qué?-Dijo de mal humor.-Estamos bien. Íbamos de regreso pero la lluvia nos alcanzó… ¿Qué no ve que esta lloviendo?...Asómese a la ventana entonces si no me cree…estamos esperando a que disminuya un poco… no… esta bien… adiós… yo igual…
Colgó. Guardó el celular de regreso en su bolsillo. Se veía frustrado.
-¿Qué sucede?-Preguntó Olive con preocupación. Enoch hizo una mueca.
-Miss Peregrine dice que ya es muy tarde y que tenemos que volver. Ella al parecer no se dio cuenta de que afuera estaba el diluvio.-Dijo frustrado. Olive le agarró la mano para tranquilizarlo. Tratar con Enoch frustrado era más difícil de tratar que cuando estaba enojado.-Esto es un desastre.
-Tranquilízate en cualquier momento la lluvia parara y podremos irnos.-Dijo Olive con voz suave. Enoch soltó un suspiro profundo. Lo único que les quedaba a ambos en ese momento era resignarse.

El clima no mejoró. En cambio lo único que hizo fue empeorar. Comenzaron a verse rayos en el cielo encapotado y a tronar. Decidieron que lo mejor era dejar el árbol porque tenían más probabilidades de que un rayo les cayera encima. Se adentraron en el bosque para buscar algún refugio. La lluvia le caía a Olive en la cara y le impedían ver por donde caminaba. Lo único que la guiaba era la mano de Enoch que agarraba la suya con firmeza. Tenía frío y los zapatos escurriendo de agua al igual que su vestido.
-¿A dónde vamos?-Preguntó Olive con fuerza para hacerse oír en la tormenta. Una fría brisa le mando escalofríos por las piernas.
-A un cobertizo que encontré hace unos años. Espero que siga en pie.-Respondió. Un trueno resonó en el aire. Olive se estremeció. La luz de un rayo se vio en el cielo. Enoch apresuró el paso.-Vamos Olive.
La apresuró. Para Enoch era fácil correr, tenía una gran zancada y no iba en vestido como ella. Después de unos segundos atisbaron la sombra de una especie de cabaña de madera. Enoch jaló a Olive con fuerza para que fuera rápido. La cabaña no debía medir más de cinco por cinco metros de cada lado. Parecía poder caerse ante cualquier brisa por pequeña que fuera. Enoch la soltó para abrir la puerta de madera. En cuanto la toco se abrió. Se abalanzaron adentro de la cabaña sin dudar. El interior se encontraba a oscuras. Enoch cerró la puerta y el aire frío dejo de entrar. Olía a humedad.
-Odio la lluvia.-Se quejó Olive. Enoch solo gruñó. Se descolgó la mochila mojada y la tiro al suelo con un sonido sordo. Se puso a palpar la pared en busca de un apagador. Olive camino alrededor, tratando de examinar lo que había. Una mesa se encontraba al fondo junto con una silla. La madera estaba podrida. El suelo de madera crujía con cada paso que daba. Había mucha basura tirada. Papeles, envoltorios de frituras, botellas de cerveza y… ¿un condón? Olive retrocedió asqueada. Chocó con Enoch que estaba de espaldas peleando con un medidor de luz destartalado. Se volteó alarmado.
-¿Qué sucede?-Preguntó. Olive negó con la cabeza. El reanudó su pelea con el medidor. Con una mano intercambiaba laminas y con otra agarraba la única luz existente en la cabaña: su celular. Después de unos minutos de forcejeo, Enoch al borde de un ataque nervioso cerró la caja con fuerza sobresaltándola.-Porquería…
-Tranquilízate Enoch. Tenemos de luz tu celular.-Dijo Olive con voz suave. Enoch movió la silla y se sentó en ella. Olive se sentó encima de la mesa. La mesa crujió con ligereza debajo de ella. La falda de su vestido se pegaba mojada a sus piernas.-Deberíamos secarnos Enoch.
-¿Con qué? No tenemos nada con que hacerlo.-Dijo cruzándose de brazos. Tenía el ceño fruncido. Olive suspiro y se bajo de la mesa. Se arrodilló donde estaba su mochila. La abrió y saco la manta de cuadros rojas. Se la dio a Enoch.
-Sécate.-Dijo Olive. El la miro como si estuviera loca. Le aventó de regreso la manta.
-No. Sécate tu primero.-Olive lo miró con los ojos entrecerrados. Se la aventó al regazo.
-No. Primero tú.-Dijo Olive con firmeza. Enoch resopló. Dejó la manta en la mesa.
-No voy a secarme Olive hasta que tu lo hagas.-Dijo enfadado. Olive, resignada agarró la manta. Se desabrochó el suéter empapado de agua. Enoch la miro con los ojos abiertos como platos. Olive se frotó la sabana en el cabello. Enoch la seguía viendo embobado. Dejo de secarse el cabello por un momento.
-¿Qué?-Enoch se ruborizó. Desvió la mirada. Olive vio su vestido. El agua había hecho que se le adhiriera a la piel. Su ropa interior se transparentaba. Era casi como si estuviera desnuda. Olive se cubrió con rapidez con la manta, pero ya era muy tarde, la había visto. Sus mejillas se tornaron rosadas. Habló entre dientes.-Rayos.
Olive se sentó en la mesa de nuevo, abochornada. Enoch también lo estaba. Olive sentía que las orejas le zumbaban. Olive miró el techo. Un soque colgaba de arriba sin ningún foco abajo. El silencio se tornó incomodo. Enoch fue el primero en romperlo.
-Siento… siento todo lo que sucedió.-Dijo Enoch tartamudeando.-Debí de haber checado el clima.
-No es tu culpa…-Musitó Olive bajando la mirada. Esbozó una sonrisa nerviosa para el.-El clima es impredecible.
-Si pero pude haber hecho algo para prevenir este desastre…-Dijo con un dejo de enojo. Olive estiró una mano y la puso sobre su hombro. Sus rizos estaban alborotados y mojados igual que su camisa abotonada. Se quedaron en silencio.
-Me gusto. La cita. Fue… divertida.-Dijo Olive mirándose los pies. Sus zapatos blancos tenían lodo.
-Igual lo fue para mí.-Dijo en voz baja el chico. Se agarraba las manos nerviosamente. Una interrogante llegó a la mente de Olive.
-¿Enoch?
-¿Si?
-¿Por qué me invitaste a salir?-Preguntó Olive. Enoch entreabrió la boca. Lo había agarrado con la guardia baja. El golpeteo de la lluvia contra el techo comenzaba a disminuir.
-A… no lo se… solo se me paso por la mente y ya.-Respondió con mucha dificultad. Olive sonrió.
-Pues me gustaron demasiado las películas.-Dijo Olive con una gran sonrisa.-Gracias.
La boca de Enoch se curveó en una sonrisa genuina. La primera que le había visto esbozar. No se dieron cuenta de que se fueron acercando lentamente. Sus rostros estaban a solo unos centímetros de distancia.
-No me tienes que agradecer…-Murmuró. Olive miró los labios de Enoch. Eran delgados. Olive recordó la sensación de besarlos. Era algo indescriptible. Enoch la miro con intensidad. Cerró  la brecha entre ellos y se encontraron uniendo sus labios en un suave beso. Enoch vaciló un poco al comienzo, pero al final ya se había acostumbrado. No fue tan torpe como la primera vez, fue más seguro. Las manos de Olive automáticamente se fueron al cuello de Enoch. Sintió las manos de Enoch descansando en sus costados. Olive sentía que se derretía por dentro. O más bien como el mismo huracán en el que se encontraban en ese momento.  Enterró las manos en su suave cabello. Sonrió contra la boca de Enoch. Por falta de aire, se separaron. Enoch esbozo una media sonrisa. Olive soltó una pequeña risa.
-Enoch creo que estabas equivocado con respecto a como iba a salir la cita.-Dijo Olive sonriendo. Enrosco los dedos en sus rizos castaños. Enoch la apretó más. La miro confundido.
-¿Por qué?-Preguntó. Olive rio.
-Porque no salió mal. Salió bien. Demasiado bien para juzgar.-Dijo Olive volviéndose a inclinar para darle otro beso esta vez con más pasión. Eran una tormenta. Un huracán…

Hola a todos. Hoy nos estuvieron evaluando en la escuela y tuve demasiado tiempo de sobra para escribir. El capitulo fue inspirado en la canción Hurricane de Halsey porque senti que se adecuaba a la situacion. Si gustan pueden buscar la letra traducida para ver lo que dice. Espero que les haya gustado el cap. Esten al pendiente de la proxima actualizacion. No olviden dejar su comentario. Adios.

Itzel

P. D. El proximo capitulo va a ser inspirado en las canciones de Strange Love y Ghost de Halsey (lo se amo a Halsey).

Memories lost | Roman HolidayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora