Choi Hansol.

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Después del ataque a Mingyu, Jihoon caminó hasta una estación de buses cercana y viajó hasta llegar al bar, subir a su auto y regresar a su casa.

A la mañana siguiente, Jihoon se reflejó en el espejo como cada día al despertar; las terribles bolsas bajo sus ojos, su rostro y aspecto desalineado, asustarían a cualquiera. Se había vuelto demente, en su cabeza lo único que había era la idea de matar aquellas tres personas que le quedaban.

Después de cubrir su rostro con las cremas que JeongHan usaba para "verse bello", salió de su casa.

Choi Hansol era su próxima víctima, la última persona en unirse al cuerpo de seguridad de Seok Min. Él no había estado con él durante la muerte de su madre, pero si durante la muerte de JeongHan.

El joven, mestizo, estaba llegando hoy mismo de la ciudad de Nueva York (su ciudad natal) y, gracias a lo que había logrado averiguar, se hospedaría en un humilde hotel cinco estrellas en la ciudad. Esta vez, a diferencia de su táctica con SeungKwan, llegaría antes que el menor para darle una gran bienvenida.

Dicho hotel, ubicado en el centro de Seúl, era casi tan lujoso como en el que SeungKwan se había hospedado. Jihoon entró y se dirigió a recepción.

—Buenos días, quisiera saber en qué habitación se hospedará Choi Hansol —comentó, inocentemente.

—Lo siento, joven —respondió una mujer—. El huésped no ha llegado aún, no puedo entregarle la llave.

—Ah, es que soy su mejor amigo. Quería darle una sorpresa al llegar —mintió, como si estuviese apenado por no poder sorprender al menor—. ¿No hay alguna forma de que pueda decirme donde se hospedará?

—Mira, no puedo entregarte la llave ni la tarjeta por cuestiones de seguridad —suspiró la mujer, conmovida por la adorable mueca del chico frente a ella—. Pero, puedes esperarlo en el pasillo... se hospedará en el piso siete.

—Genial, ¡muchas gracias!

Jihoon se dirigió al elevador y subió al piso indicado. Para su buena suerte una persona subió con él y bajó en el mismo pasillo, entrando a una de las habitaciones. El pasillo era corto, solo cuatro puertas había allí, dando a entender que el tamaño de las habitaciones no era una broma. Habitación veintitrés descartada, pensó.

Su plan de entrar a la habitación antes que Hansol fue frustrado, ya que no había logrado descubrir en que habitación estaría.

Espero por cuarenta aburridos minutos, cuando el elevador se abrió y su víctima salió de allí. Al percatarse de aquello, Jihoon se volteó para no ser reconocido y espero a que el menor entrase a la habitación veinticinco. Dándole unos pocos minutos de descanso, Jihoon se encaminó a la puerta para darle tres golpes.

—¿Sí? —preguntó el castaño, mirando al más bajo con curiosidad. Jihoon desvió su mirada a la cámara de seguridad y al notar que no estaba siendo vigilado, empujó al menor al interior de la habitación.

El chico, debido al empujón, trastabillo cayendo sentado al suelo totalmente confundido. Al ver que Jihoon sacó un arma apuntándolo directamente a la frente, palideció deseando tener su arma cerca.

—¿Dónde está Seok Min? —espetó.

—No puedo decirte donde está, soy parte de su cuerpo de seguridad —respondió, tratando de pararse y recibiendo una patada por parte del mayor para evitarlo—. ¿Quién eres?

—Probablemente sepas que el hijo de puta de tu jefe mando a matar a Yoon JeongHan —alzó una ceja y Vernon asintió temeroso—. Él era mi prometido, ¿quién lo mató?

—No voy a decirlo —negó.

—Tranquilo, todos los sicarios ya están muertos. Me encargue yo mismo de acabar con ellos, ¿Seok Min no te advirtió te cuidaras de mí? —sonrió de lado—. Dime si no quieres terminar como todos tus compañeros.

—F-fue... fue MingHao —confesó. Le atinaste, Jihoon, bravo. Se felicitó en su cabeza—. Ahora déjame en paz. Lárgate.

—Pero que guardaespaldas más cobardes te contratas, Lee Seok Min —rio Jihoon.

Sin dejar de apuntar con su arma al chico mestizo, Jihoon sacó una soga de su bolsillo y le ordenó al menor que se pusiera de pie y se volteara con las manos en la espalda. Aunque el menor esperaba que el desconocido le atara las manos, aquello no pasó.

En su lugar, Jihoon rodeó el cuello del guardaespaldas con la soga ajustándola para comenzar a dejarlo sin aire.

—¿Dónde está Seokmin? —gruño.

—N-no l-lo sé... d-de... verdad... —jadeante, Hansol trataba de quitarse la soga del cuello, sintiendo como todo su aliento se iba en el intento.

—Entonces no me sirves —espetó en su oído, ajustando la soga hasta ver como él más joven dejaba de forcejear para salvarse y sus piernas se aflojaban, cayendo al suelo inconsciente.

Con las manos en los bolsillos, Jihoon se dirigió al baño y abrió el grifo, dejando que la bañera comenzara a llenarse y después de arrastrar el pesado cuerpo del guardaespaldas hasta la bañera, lo metió allí dejando que terminara de morir ahogado.

—Van nueve... faltan dos.

Revenge (JeongHoon) #KpopAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora