Jeon Wonwoo.

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Una vez más, la hazaña de Jihoon estaba siendo televisada. La reportera rubia con raíces mal teñidas daba fin a su triste reporte sobre el chico cruelmente ahogado en la piscina para cederle el lugar a otro periodista.

—En otras noticias, Jeon Wonwoo, hijo del famoso dueño de la cadena de hoteles más importantes del país, estará dando una conferencia de prensa está misma tarde —anunció el hombre—. Esta vez, la inauguración de su nuevo hotel estará bajo el cargo del joven Jeon. Tomando, también, el puesto de gerente principal del hotel...

Jihoon apagó la televisión y dejó el control remoto en el sofá antes de dirigirse a su cuarto; abriendo el armario y agachándose, extrajo un gran estuche que colocó sobre la cama.

Después abrirlo, levantó con ambas manos su preciada M110 SASS con diseño militar, y la limpio con un pequeño y viejo trapo gris.

—Tiempo sin vernos, Gran M —sonrió—. Hoy tengo un trabajo para ti.

Después de comprobar que la mira funcionara correctamente, volvió a guardar el arma en su estuche y se dirigió a la cochera de su casa; ocupando el auto que solía pertenecer a JeongHan, partió en busca de su víctima.

Wonwoo era el último miembro del segundo grupo de sicarios que trabajaban para la mafia Lee. Luego de él, si quería llegar al jefe principal, debería encargarse de sus guardaespaldas.

Al pasar por la puerta del hotel con su carro, pudo ver como toda la prensa se arremolinaba en el lugar preparándose para la llegada de Wonwoo. Jihoon condujo unos cuantos metros más y aparcó el auto frente a un edificio alto.

Al bajar del carro con el estuche de su preciada M110 SASS y echó su cabeza hacia atrás calculando con la mirada la distancia y precisión que podría tener desde aquel edificio a la entrada del hotel. Era perfecto.

Metiéndose por un callejón, logró alcanzar las escaleras de emergencia y subir hasta llegar a la azotea sin ser visto por nadie. Todos estaban demasiado concentrados en el embotellamiento producido por el exceso de furgonetas pertenecientes los canales televisivos.

Abriendo el estuche, extrayendo el arma y recargándola con un proyectil, se preparó y esperó a que Jeon Wonwoo llegase al lugar.

Diez minutos después, incluso desde el lugar en que Jihoon estaba, pudo oír cómo el bullicio de la gente aumentaba considerablemente: Wonwoo había llegado.

Rodeado de guardaespaldas que lo protegían y lo apartaban de los reporteros entusiastas, Wonwoo bajó de su limusina mostrando su blanca y perfecta dentadura al mundo. Le dijo algo a los encargados de protegerlo y estos se apartaron un poco para que la prensa pudiera tomarle cuántas fotos quieran.

—Te borraré esa sonrisa de la cara, imbécil —dijo Jihoon, cerrando un ojo y apuntando con su arma en dirección al azabache— Espero que tomen muchas fotos de esto.

Conteniendo la respiración para aumentar su precisión, esperó unos pocos segundos a que Wonwoo volteara y, finalmente, disparó dándole entre las cejas.

Vaya, un sueño cumplido y una venganza al mismo tiempo, pensó divertido.

Al oír el disparo y ver a Wonwoo muerto, la gente comenzó a gritar, agacharse y huir. Jihoon se agazapó rápidamente y guardó su arma en el estuche para darse a la fuga. Uno de los guardaespaldas había logrado verlo y tres de ellos se había metido al edifico para buscarlo.

Tomando su estuche, corrió escaleras abajo y salió del callejón justo cuando los escoltas irrumpían en la azotea. Mientras caminaba, Jihoon volteó a ver hacia arriba y saludó con gracia a los hombres.

—Van seis... faltan cinco.

Revenge (JeongHoon) #KpopAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora