Sasha |YOI| [Victuri] ||En Pausa||

IV. Decisiones

Era marzo, había pasado un año desde del incidente de Victor y este se encontraba en su casa en constante vigilancia de una enfermera que su amigo y compañero de entrenamiento, Yuri Plisetsky, había contratado mientras él no estaba.

Ese viernes pasaba muy lento, no tenía con quien hablar, su enfermera era una viejecilla muy seria pero dulce que por su edad apenas escuchaba, por lo que entablar una conversación con ella, en ocasiones, era un poco tedioso pues debía gritar mucho y apenas lograba comprender algunas cosas que ella decía. No podía llamar a nadie, Otabek estaba en competencia, sus compañeros de equipo se encontraban fuera y no tenía amigos fuera de ese mundo.

—Ekaterina—dijo aburrido, refiriéndose a la viejecilla que lo cuidaba —¡Katia! —gritó al ver que la mujer no se inmutó ante la primera llamada.

La señora volteó a verlo un poco confusa y le sugirió ir a ver la televisión. Ella recordaba perfectamente que su amigo Otabek estaría en el campeonato mundial.

—Justo eso iba a decir, ¡qué mujer!, me lees la mente. —resopló ante la sugerencia de la mujer. Estaba harto del encierro pero sabía que salir no era nada bueno, lo habían intentado varias veces y sólo regresaba deprimido; el único que siempre lo hacía sonreír era Maccachin.

El evento ya había empezado, llevaba tiempo viendo competir a sus compañeros así que esperaba entretenerse un poco y se dispuso a verlo.
Los comentaristas no ignoraron el hecho de que su ausencia era más que evidente así que no le sorprendía escuchar su nombre, al principio lo ignoró pero no pudo hacerlo por mucho tiempo pues al escuchar que uno de ellos dijo que lamentaba perderse su espectacular actuación pero que esperaba que su lesión estuviera sanada para la próxima temporada.

Para Victor fue increíble la forma en que Yakov maquilló aquél asunto, pues este dijo que Victor se había lesionado luego de subir el vídeo de su programa libre a las redes sociales; por un momento los recuerdos regresaron a él y al ver la pantalla de su televisión no podía evitar imaginarse a él mismo realizando su programa. Sentía que escuchaba Hanarezuni soba ni ite y recordaba su primer cuádruple, un lutz perfecto para comenzar seguido de un flip, ¡ah!, su distintivo...

Se estaba poniendo muy nostálgico así que decidió apagar la televisión e ir a dormir un poco, quería dejar ese mundo porque aunque sabía que era bueno patinando, no se creía merecedor de tanto reconocimiento del mundo cuando él mismo se sentía miserable con su propia existencia, así que sólo tomó su celular para enviar un par de textos deseándole suerte a sus amigos y se durmió.

Despertó al siguiente día, no le gustaba dormir mucho pero se había dado cuenta que últimamente dormir 12 o 15 horas era tan fácil como respirar y le servía para no pensar en cosas innecesarias. Revisó su móvil para ver las noticias y saber a quién debía felicitar pues estaba seguro que alguno de sus compañeros estaría en el podio; envió mensajes de felicitación a Otabek pues lo había logrado, aunque quedó en tercer lugar, le alegraba su logro.