Cuatro babys «oh sehun»

XII

Mi cuerpo quiere algo de ti
Y yo no sé qué es pero se que si
Hay algo que me atrae de ti,
Por eso quiero verte y tenerte aquí

Quiero volver a explorar tu cuerpo...

Un polvo; Maluma

El día había llegado y sus ánimos no eran ni tan buenos pero tampoco malos. Un día común.

En unas horas tendría que juntarse con su amigo y conocer al famoso novio perfecto del que tanto había escuchado.

Tomó uno de sus polerones rosado pastel, uno de sus pantalones ajustados color negro, sus converse del mismo color y su gorra blanca.

Se juntaría con Baekhyun en la tarde y en la noche pasaría a la casa de Chanyeol a cenar y probar su tan sabroso, único y fantástico kimchi que tanto alardeaba últimamente.

Sus días habían mejorado gracias a las locas ocurrencias del más alto y se sentía más tranquilo con ello. Le agradaba esa sensación de tranquilidad y protección que emanaba Park.

Rápidamente tomo una ducha, se cambio, se echó su delicioso perfume y salió de su departamento rumbo a su cafetería favorita.

La tarde estaba preciosa, el cielo de un color rosado, el sol acumulándose poco a poco, las risas de los infantes que andaban correteando de lado a lado, provocaron que sintiera algo en el pecho.

Algo o mejor dicho, alguien, le hacía falta pero no, no quería ¡No debía! admitir aquello.

Suspiro al ver que había llegado y feliz por conocer al afortunado hombre, se adentró y empezó a buscar la cabellera tan conocida de su amigo.

Tardó unos minutos ya que estos sí que estaban bien escondidos pero justamente al final, en una esquina, logro divisar a una pareja besándose con pasión y si, aquellos eran Baekhyun y su novio.

Divertido por la situación se acercó rápidamente y saludo energético.

Lamentablemente la vida era una jodida mierda y el tenía odio porque de todos los hombres del mundo, su amigo estaba tomado de la mano de nada más y nada menos que Oh Sehun.

Su corazon dolió como nunca porque haber conocido a ese hombre había sido lo más estúpido que pudo haber hecho.

Quizás siempre lo supo y jugaba con sus sentimientos porque aquello era tan jodidamente imposible.

En resumen, había sido el café más doloroso, tortuoso y devastador que había tomado.

La ganas de llorar por saber que el no había sido el ganador, por ser consiente que había alguien oficial y ese no era el, eran demasiadas pero no podía quejarse, su amigo se veía feliz y eso no lo cambiaría por nada.

Quizás en esa vida, la felicidad no era parte de el.

¿Debía ir vestido como alguien normal?

Le gustaba estar con trajes, lo hacía sentirse importante, dominante y seguro de sí mismo.

—Mierda, no tuve que haber aceptado esto... que carajos diré... —gruñó porque la idea de presentarse ante un amigo de uno de sus amantes, no le agradaba en nada.