Cuatro babys «oh sehun»

XI

Una conmigo jugó y ahora con todas yo juego
En mi corazón no hay amor
yo no creo en sentimientos

Les hago cartitas, les escribo poemas
Y a las dos semanas estoy con otra nena
Las hago llorar, me hacen una escena
pero hablando claro a mí no me das pena.

De ninguna me enamoro
Si nací solo, me muero solo.

0 sentimientos.

Joder, las ganas de estar en posición fetal bajo la ducha con alguna canción depresiva resonando, le estaba ganado.

Estaba perdiendo todo.

No tenía a su moreno, menos al pelirrojo ya que muy dentro de si sabía que estos volverían de alguna manera u otra a volver a ser el matrimonio que alguna vez fueron y obviamente su presencia quedaría en el pasado y... ¡Joder! Como le encabronaba aquello.

Y Luhan.

Realmente lo extrañaría más que a nada. Su ángel siempre había sido el más importante y por lo mismo, el único que tenía ciertos privilegios pero lamentablemente todo quedaría en el pasado. Un pasado que sin duda pudo haber disfrutado mejor.

No podía ¡Realmente no podía!

Las relaciones nunca fueron lo suyo o más bien, nunca lo fueron después de el.

Joder, sabía que después de su última relación había quedado con un trauma, secuelas o cualquier tipo de porqueria que actualmente le impedía amar a alguien

¿De que servía amar si después de un tiempo aquel sentimiento se evaporaba?

El amor era efímero, lastimero y una completa mierda si era entre las personas equivocadas y vaya que el fue un imbecil durante su adolescencia al creer que amar sería el sentimiento más bello ¡Ja! Que ingenuo.

—Mierda, necesito un trago...

Y con ese pensamiento se levanto de su escritorio para luego ir a su pequeño bar y tomar la botella de su mejor wisky y servirse un vaso.

«Esto es vida, joder...» cerró los ojos por el sabor tan exquisito de aquel trago saboreado por sus papilas gustativas.

Tan sumergido en pensamientos, el sabor y en lo que haría para recuperar lo que le pertenecía, no pudo darse cuenta de un segundo individuo en su oficina.

—Te ves deplorable. —dijo una voz más que gruesa y con un toque de malicia.

Lo que le faltaba, ver al traidor de su supuesto mejor amigo burlándose de su estado cuando este tenía la culpa de todos los sentimientos extraños que hacían que se cuestionara su vida.

El bastardo de Park Chanyeol.

—Joder ¿Qué mierda haces aquí? —se sirvió otro vaso y de un trago se lo tomó— ¿Acaso vienes a presumir que te follaste a mi culo favorito?

Crueles palabras que muy dentro de su provocaron que se estremeciera por imágenes que su mala y sucia mente recreaban.

— Me das risa Oh... —soltó una corta risa y sin dudar se sentó en el sillón largo en forma de L que se encontraba ahí— Yo no soy como tú, no busco sexo... Aunque bueno, si lo busco pero no con tus métodos tan repugnantes... —dijo a la par que cruzaba sus piernas con elegancia— Sigues siendo mi amigo aunque me veas como un rival pero temo decirte que te estás perdiendo a la mejor de las joyas, al hombre más exquisito, adorable y jodidamente sexy que podrás encontrar en tu vida y yo no pienso privarme de poder tener algo con Luhan. —soltó unos suspiros recordando el bello rostro— El es hermoso, inteligente, astuto, cuando sonríe parece un ángel entre tantos demonios y... es perfecto. Lo conquistare a mi modo, con las cursilerías que tú tanto odias, con aquellas palabras tan absurdas que según tú hacen que las parejas se oigan ridículas. Lo haré como Luhan se lo merece.