XV

1.1K 211 128
                                    


«—Me metí con otro hombre amor... —susurró con el corazón en la garganta— Te fui infiel con Oh Sehun y no sabes c-cuanto lo lamento...»

Su cerebro se desconecto al momento de escuchar aquel nombre que tanto empezaba a repudiar y en aquellos instantes solo sintió como su cuerpo se balanceaba de lado a lado sin procesar lo dicho por el moreno que seguía hablando.

La vida daba grandes sorpresas, algunas veces unas que daban gusto y otras que te provocaban grandes sustos. El caso de Do Kyung Soo y Kim JongIn, el perfecto matrimonio de jóvenes, era sin duda gracioso.

Sentía ganas de llorar y reír.

Su esposo, el amor de su vida y la persona con la cual se había jurado eterno lo había engañado y ese no era el problema, si no que fuera de su cama, de su hogar y de sus tiempo junto a su moreno, compartían al mismo hombre.

Sentía asco de todas las veces en las cuales Oh Sehun lo había hecho suyo, sentía asco de las palabras que le decía y del cómo reaccionaba a simples caricias que a esas alturas lo único que quería era eliminar cada tacto de ese hombre.

Recuerda vagamente momentos en los cuales ese imbécil se había burlado en su propia cara y... ¿Como mierda no se había dado cuenta?

«Ambos cuerpos estaban en aquella cama en la cual se encontraban cada vez que el pelirrojo discutía o tan solo no quería estar junto a su esposo.

—Debo irme, es tarde y JongIn puede empezar a sospechar. —se estiró sin vergüenza alguna para después sentarse y taparse con las sabanas.

Como siempre que hablaba de su esposo, una risa escapó de los labios del mayor.

—¿Porqué te tapas? Conozco cada parte de tu cuerpo, preciosura. —sutilmente empezó a quitarla aquella estorbosa tela que impedía ver ese cuerpo que lo traía loco— ¿Porqué tanta preocupación por tu esposo? Estas conmigo acá por el, porque no te satisface como yo lo hago y de su forma estúpida de ser... ¿Porqué pensar en el? —dijo con claramente gracia y sarcasmo y rápidamente cambio su tono a uno seductor, a la par que con sus manos recorría todo su cuerpo.— Quédate conmigo, déjame deleitarme con tus gemidos, con tu hermoso rostro y tu cuerpo perfecto.»

Ahora podía entender todas las indirectas que aquel bastardo le decía, todas las risas que soltaba cuando mencionaba a su esposo o aquella sonrisa cínica con la cual siempre lo miraba... ¡Y es que todo estaba tan claro! Oh Sehun lo sabía, desde un principio, lo sabía y aún así tenía el descaro de burlarse en su cara.

Su vista no se podía quitar del moreno que se encontraba tirado de rodillas frente a el, llorando descontroladamente y suplicando perdón una y otra vez.

Su corazón y su cabeza estaban en un gran dilema.

¿Quién era el para juzgar a JongIn?

El moreno lo había engañado y aún así tuvo esa valentía para decirle todo a la cara, sabiendo las consecuencias que traería aquello y eso lo admiraba porque el no había sido capaz de enfrentar los problemas por si mismo.

Necesitaba estar solo y pensar. Nada bueno saldría si se quedaba ahí, viendo como su esposo se destruía frente a sus ojos por la culpa que cargaba su alma, sin ser concierne que la suya era mucho peor.

Cuatro babys «oh sehun»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora