Oscuridad

277 33 25
                                    


No sé qué me pasa, en cuando Watari se va de la habitación noto algo, algo dentro de mí. Mierda, me dirijo al lavabo, mierda no puede ser. Vomito. No es que este enferma, no es nada. Solo es que a veces me pongo nerviosa. La primera vez que me paso estaba con ellos, L y Watari. Me asusté. No sabía que me pasaba, no entendía nada. Watari sugirió que se me evaluara. Pero L hizo su diagnóstico: Nervios.

Me levanto del suelo del baño cuando lo oigo, Watari está hablando por teléfono. Después de colgar se dirige al baño mientras empieza la frase:

-Tenemos que irnos, no sé porque pero me ha pedido que...

Está viendo todo el vómito, normalmente me haría enfadar o avergonzar, pero hoy tengo miedo.

-¿Qué ha pasado?

Pregunta Watari. Pero yo no lo oigo, que ha pasado, eso debería preguntarlo yo ¿Que ha pasado para que L me quiera mover? ¿Que es eso tan importante que le obliga a mover el peón de reserva? Ese peón solo está ahí para... El terror se apodera de mí. Watari se acerca corriendo hacia mi mientras me pliego hacia delante. Sé que me está diciendo cosas, me anima o algo así, pero yo no lo oigo. Es mi trabajo. L solo me movería si a él le pasara algo ¿Que ha pasado para que me haya tenido que mover? Solo hay una respuesta, peligro de muerte. Para L. No sé qué pasa, todo se pone negro, solo estoy yo, ni Watari ni L ni nadie, yo. No se oye nada excepto mi respiración y ese sonido. El crepitar del fuego, tan amargo, tan fuerte. No oigo nada más. Me tapo los oídos. Y para. Para de sonar de repente, no del todo, siempre hay un susurro, un eco de ese sonido que escucho en todo momento. Pero la intensidad y el volumen bajan. Y lo oigo, esa voz. Se ríe, es tierna, pero para mí no. Para mí solo es dolorosa. Quiero que se calle. Que me deje en silencio y a oscuras. Pero no, continua riendo y dando lecciones. Todo se junta, el crepitar del fuego y la voz, todo en mi cabeza. De repente no es lo único, noticias. Todas las noticias de ese día pasan por mi cabeza, todas. Y una palabra que se repite: Muertes. No para, es la más importante, no sé cuánto tiempo aguantare, no se cuánto tiempo estaré así, pero de repente noto un dolor muy fuerte en mi mejilla y le veo. Delante de mí, sin expresión en la cara y con la mano extendida: L.

Watari se acerca a mi mientras que yo continuo un poco desorientada ¿Que ha pasado? ¿Y la habitación del hotel? Lo más probable es que a duras penas Watari me haya subido al coche y me haya traído hasta aquí. Pero... ¿Qué ha tenido que ver Watari para que haya desobedecido las ordenes de L? ¿Que he hecho?

-¿Qué he hecho?

Pregunto tan calmada como puedo.

-Dime

L habla antes de que Watari pueda responderme, el pobre no sabe a qué se refiere L. Yo sí, cuantas veces me ha pasado.

-Dos en el último año.

Ni siquiera puedo mirarle a la cara aunque sé que él me está mirando a mí.

-Has empezado a temblar. Eso al principio, después de un rato has empezado a gritar y luego a convulsionar. Watari no sabía qué hacer.

Así que ha vuelto a pasar. Más de una vez me he despertado en el suelo en medio de un charco de sudor por culpa de estos momentos.

-Deberíamos llamar a un médico.

L mira fijamente a Watari

-Eso no es una enfermedad.

-No me refería a ese tipo de médicos.

En ese instante, ese, L entrecierra los ojos. Puedo ver en ese pequeño gesto todo lo que yo no sé hacer, todos esos pensamientos que yo no sé controlar a él le pasan por delante y los coge o los deja ir. Simple, o eso parece.

Me levanto poco a poco, estoy un poco mareada. Sé que tengo la mejilla roja de la bofetada de L, pero no me la tapo con la mano. Noto la mirada de L que se me clava encima, deja de buscar información en su cabeza para buscarla en mí.

-No.

Solo eso, esa palabra. Dos letras que siempre salen de su boca. Y se va, salé de la habitación para que Watari le siga. En teoría no les tendría que oír, pero lo hago.

-No voy a discutirlo, Watari.

-Necesita ayuda, tu no la ves todos los días.

-No, pero la veo ahora, está bien.

-¡No! ¡No lo está! Hoy hemos jugado al ajedrez ¿Sabes que casi pierde en todas las partidas? ¿Cuando ha pasado eso?

-Nunca, pero no es motivo para...

-Necesita a alguien, se consume ella sola y no puede seguir adelante. La encontré vomitando. Se dará cuenta, de que no son nervios. Además, esos vómitos son cada vez más frecuentes. Y el ataque de hoy, tenemos que saber que le pasa L, es nuestro...

-Ataque de ansiedad.

L deja en el aire esas palabras, un rato.

-Causado seguramente por un Xoc post-traumático- Continua -no tenemos que hablarlo más.

-Sabes que no estoy de tu parte ¿No?

Ahora es Watari quien habla

-No voy a tomar partido por ti, no esta vez. He visto como la has tratado todos estos años, te he dejado que le utilizaras como te diera en gana. Y le has cambiado. No voy a dejarte esta vez. Aunque tú no lo veas allí aún está esa niña, y necesita ayuda.

-No puedo ayudarla.

-Sí que puedes. Pero no quieres. Déjala que se quede aquí.

-Eso la pondría en peligro.

-¿No te pone en peligro a ti? ¿A caso ella está menos capacitada que tú?

Se quedan en silencio un rato y vuelven a entrar. L no parece muy contento.

-Tengo una noticia para ti Kasai, cubrirás el frente a mi lado.

KasaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora