La Justicia empieza ahora

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La cama es el mejor sitio para sentarse. Cómodo y cerca del lugar para dormir. Simplemente perfecto. Delante de mi puedo distinguir una pantalla encendida con un texto muy simple en ella. Con el fondo blanco se distingue una única letra enorme y de color negro: L

En todos los días que llevaba allí, no he encendido el micrófono de esa videollamada. Por más que me reclamen el hablar, por más que la persona con quien debería estar hablando se enfade, suplique o incluso se burlara de mi. No hablo a trabes de ese ordenador.

-L

La voz suena por milésima vez a través de esos altavoces. Como siempre es una voz distorsionada, de manera que no puedo saber quien es la persona que habla al otro lado.

-Soy Light Yagami.

Ese nombre, simplemente ese nombre me devuelve el interés, eso que había perdido. Alejo mi mirada de los papeles que tengo en las manos para pasar a mirar la pantalla. No es que haya nada nuevo. Pero el simple hecho de que quien hay detrás de ella es interesante para mi me hace esperar una respuesta con ansias moderadas. Y no me decepciona.

-Sé que no eres L ¿Quien te crees que eres para usar su nombre e ignorarnos?

Y otra vez vuelvo a mirar los papeles. Sea Light o no, es estúpido. La verdad es que me cuesta creer que la persona que venció a L en un duelo de ingenió haga preguntas tan sumamente obvias. Así que Light Yagami solo es un chico estúpido hablándole a una pantalla estúpida.

-¡Responde de una vez!

Además de tener poca inteligencia también le faltaba paciencia. No puedo evitar suspirar. Nada de lo que hago, o debería hacer me interesa. Estoy en una especie de limbo en el que lo único que hago es sobrevivir para seguir aburriéndome.

-Estás usando el nombre de un gran hombre.

Esa simple frase me detiene el tiempo. Lo más probable es que intente irritarme, y lo consigue. No estoy dispuesta a escuchar otra palabra de un asesino. No ahora, no tengo tiempo para distracciones. Así que acerco mi mano al teclado y pulso el botón que enciende el sonido. Me acerco al micrófono y hablo:

-L no era un hombre, es una simple letra, señor Yagami.

El tono es completamente sarcástico y de burla. Aunque con el distorsionadór de voz esas cualidades se pierden, haciendo que suene de manera mucho más lógica e ingenua. No estoy muy contenta de eso, pierde todo el sentido de la frase si no se ve que me estoy burlando de él

-Por fin hablamos, señor L. ¿Se puede saber quien eres?

La risa se me escapa sin querer. No debería divertirme tanto un simple hombre. Pero lo consigue.

-Me decepcionas, Light.

Oigo una risa en el otro lado también. Voy que no soy la única que se divierte con esto. De repente me pongo seria. Es hora de trabajar. No tengo intención de quedarme aquí, sola, a oscuras y encerrada. Otra vez no.

-Si te refieres al antiguo poseedor de la letra L. Sí, está muerto.

El silencio es notable. Incomoda este tema.

-Señor Yagami. Tengo entendido que conocía a ese sujeto.

-Sí.

La respuesta de él me viene mucho más simple, más decidida. Él también ha dejado los juegos y ha pasado a trabajar.

-¿Como era?

Ni yo entiendo porque he preguntado eso. Las palabras se me escapan de la boca y preguntan esa estupidez.

-Pues... Raro.

Raro. Después de un tiempo al lado del famoso detective lo único que se le ocurre decir es "Raro". Me parece muy descuidado por su parte. Creo que no me dice lo que realmente piensa, o como mínimo no me dice todo lo que piensa.

-¿Usted le conoció?

La pregunta me come por sorpresa. Con las defensas bajas.

-Sí.

No le doy más información, no me ha preguntado. Es inevitable pensar en Watari si empiezas a pensar en L. Y eso duele. Que Watari ya no esté duele mucho.

-¿Como lo describiría usted?

Una única palabra para definir a L. Una sola. Es demasiado poco. Miro a mi alrededor para buscar algo que me ayude a pensar en él. Solo veo mi habitación, a oscuras. Entonces me doy cuenta de que es lo mismo que cuando estaba con él. No puedo evitar mirar el suelo avergonzada. Después de revolucionarme, de imponerme a mi misma delante de mi superior, delante de mi maestro. Al cabo de poco tiempo ya ha vuelto a ser como él creía. Él me transformó en esto. Me moldeó hasta que dejé de pensar que era de otra forma. Ya no puedo cambiar. Dándome cuenta de esto solo digo una palabra:

-Cruel.

¿Es demasiado definirlo así? No lo creo. Simplemente digo lo que me parece a mi.

-No creo que le conociera mucho.

De repente me doy cuenta. Estoy hablando de L con su asesino. Con el asesino de Watari. La sangre empieza a arder dentro de mis venas de repente.

-Mejor no me quejo mucho de él, ¿No?

-¿Porque?

-Quien sabe, quizás al morir te transformas en shinigami y ahora está aquí conmigo.

El silencio vuelve a invadir el terreno. He ganado una pequeña batalla.

-¿Como sabe lo de los Shinigamis?

-Se muchas cosas, señor Yagami. Y al igual que L creo que usted es el mismo Kira.

Oigo un suspiro detrás de la pantalla.

-Veo que sois muy pesados con eso. Parece que no veis con los ojos, sino con la intuición.

Que diga eso de mi me altera. Bastante, para ser concreta.

-Precisamente porque miro con los ojos veo a Kira como Light Yagami.

-Es usted un idiota.

El insulto no me molesta en lo más mínimo. De hecho, me hace gracia.

-¿De que demonios se rie?

-De que saco las mismas conclusiones que L.

Estoy completamente enrabiada. Sé que Kira es Light. El asesino de Watari es Light. Eso hace que quiera matarlo.

-Sabe, yo no soy como L. Soy completamente diferente al él, de hecho. Él hubiera ocultado sus intenciones. Yo, en cambio, voy a decirle que haré. Voy a atraparle, Kira. Me da igual qué tenga que sacrificar para conseguirlo. Me da igual que muera. Voy a atraparle y a darle el castigo que merece. Porque: Yo soy la justicia. 

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