🍎 Mingyu 🍎

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No sabía por qué compró esa casa en Busan

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No sabía por qué compró esa casa en Busan. Si era sincero, la odiaba. Era muy grande, con varios cuartos sin usar que podían ser ocupados por aquellos chicos que amaba. Además, el silencio le resultaba insoportable. Luego de vivir con doce ruidosos chicos por una década, no soportaba el lejano chocar de las olas y la brisa que lo arrullaba.

Él quería escuchar risas, quejas, chistes, cualquier cosa.

Quería escuchar hasta las peleas y gritos si eso significaba verlos de nuevo.

Pero lo que más odiaba, después de esos seis meses, era su nueva manía de comprar todo en parejas. Los sillones, pinturas, lámparas, relojes; todo en su hogar venía en pares.

¡Hasta tenía dos –absolutamente innecesarios –pianos! No tocaba el instrumento, a pesar de los muchos intentos fallidos mientras era un trainee; sin embargo le recordaban a Jihoon, Jisoo, Seungkwan... Le gustaba ver los dos pianos, tocar alguna tecla al azar y llorar en silencio porque maldita sea, extrañaba a su segunda familia.

Su terapeuta no paraba de insistir en la razón por la cual compraba las cosas a pares. Mingyu sabía, y también era consciente que la única forma de progresar un poco era decirle; pero no quería. Ya era tarde, así que nada podía cambiar aún si gritara todas las verdades enterradas en su corazón; todas las disculpas y súplicas, deseos de recuperar a sus mejores amigos.

Se levantó del suelo –donde llevaba acostado casi una hora –y cruzó la gran casa hasta llegar a la cocina. Cogió dos manzanas del refrigerador y mordió ambas, dejando una gran marca en ellas. Mientras saboreaba el dulzor de la fruta, recordó que era la favorita de Wonwoo.

Últimamente recordaba todo lo que involucraba al mayor.

Gimió enojado, deseando –una vez más –lanzarse a la parte más profunda de la piscina en su patio y no salir jamás. Mezclarse con las olas, le parecía bien.

De cualquier manera, había perdido su razón de vivir. Sin sus amigos a su lado ni el apoyo constante que le brindaron durante más de la mitad de su vida, hasta se preguntaba si tenía el derecho de ser.

Pero fue un imbécil en los últimos meses de vida de Seventeen. El agotamiento sacó lo peor de él, y los miembros no tardaron en notarlo.

El resultado de su error lo consumía. Mingyu no quería estar en Busan pero no tenía ningún otro lugar dónde ir.

Miró hacia el techo y se preguntó dónde están todos los demás. Y de paso, cómo estarían.







Se preguntó si a Wonwoo le hubiera gustado la casa que compró.

¿Y si el reloj se detiene? • SEVENTEEN •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora