La casa del titiritero

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Mis amigos y yo decidimos ir a la feria de la ciudad, Nicolás, Enrique y yo montados en nuestra patineta nos dirigimos a pasárnosla bien y si conseguíamos ligue mejor, desde que rompí con Fabiola la semana pasada estaba necesitado de amor.

- ¡Oye boludo!, anímate en la feria conseguiremos unas minas re buenas -hizo unas siluetas con sus manos dibujándolas en el aire

-Nico, tú lo dices porque siempre te quieres levantar una tía y te quieres coger a las más buenas -le reclama Enrique

- ¡Paren!, que el necesitado de amor, aquí soy yo, ustedes ya tienen sus novias -me hice el dramático

-Lo sabemos tío - me abraza Enrique -las tías mas buenas serán para vos

- ¡Cállate!, no hables por mi, si miro una mina re buena me la levanto

Y así entre risa y bromas nos adentramos en la feria, Felipe nos guarda las patinetas, es amigo nuestro

- ¡Octavio!, vení -me jala Nico

Entramos a una especie de carpa de colores muy vivos, propias de un circo, estaban dando un show, era un titiritero, y ya veo la emoción de Nico, había muchas personas viendo sobre todo muchachas lindas.

En primera fila estaban cuatro chicas muy lindas al parecer vinieron en grupo.

-Tenemos un problema -dice Enrique

- ¿Cuál?

-Hay cuatro tías bien buenas, pero nosotros solo somos tres, no quisiera...

Decía Enrique pero lo interrumpe Nico

- ¡Problema!, yo no lo veo, me agarro las dos minas de la izquierda y ustedes se quedan con el resto

- ¡Serás gilipollas! -dice rojo de la rabia Enrique

-No abusen, yo me quedo con la rubia ya que yo si estoy soltero - remarque lo último - y ustedes verán que hacen con las otras tres

Así hicimos, platique con la hermosa rubia de nombre Charlotte, pasamos juntos las ferias e intercambiamos números, los gandayas de mis amigos los perdí de vista, ya era muy noche la feria pronto cerraría algunos juegos ya los estaban cerrando, me despedí de Charlotte y entre a buscar a mis amigos. Ya había pocas personas, per ellos no aparecían, fui a donde el puesto de Felipe, pero ellos no habían ido a retirar sus patinetas, por lo que de seguro no se han ido ¿a donde se habrán ido este par de ligones sin remedio?

A lo lejos escuche que alguien me silbaba, voltee a todos lados y era un hombre alto y extraño, decidí ignorarlo

- ¡Tu el de camisa roja! - me señala

- ¿Qué quiere?

-Necesito ayuda

- ¿Qué clase de ayuda? -pregunto desconfiado

- ¡Solo ven por favor!, ¡es urgente!

Me toma del brazo y caminamos por un callejón hasta que llegamos a la carpa donde conocí a la linda Charlotte, antes de entrar me zafo de su agarre

- Si no me dice que clase de ayuda es, no podre ayudarle

-Es mi hija a quedado atorada debajo de unas repisas de madera, solo quiero que me ayudes a levantarla -dice en un tono ahora preocupado

Fui a donde me indico el hombre, pero para mi sorpresa no había nadie. Cuando me di cuenta del engaño fue demasiado tarde. Un golpe por detrás me dejo inconsciente.

Al despertar observo muy horrorizado como mis amigos estaban atados al lado mío.

- ¿Qué es esto? -pregunte traumatizado viendo la escena de un hombre que se ocultaba en la oscuridad de una esquina

-No preguntes boludo, fuimos atrapado, de esta no salimos vivos-hablo alarmado Nico

El hombre sale de su escondite, y para sorpresa nuestra es el titiritero del circo.

-Bienvenidos a mi casa, espero que se encuentre cómodos

- ¡No jodas bastardo!, ¡desátanos! -exige Enrique

-No va hacer posible, pronto será parte de mi función

Al principio no entendía a lo que se refería, pero cuando se acercó a Enrique, los gritos de Nico y yo se expandieron por toda la casa. Empezó primero cociéndole la boca con aguja e hilo, después prosiguió con los ojos, ya cuando Enrique se desmayó del dolor lo desato y lo coloco en una mesa que estaba visible para nosotros. No le importo nuestros gritos o suplicas.

El meticulosamente le quito su ropa y con un rotulador hizo marcas en varias de sus articulaciones, como si fuese un cirujano le hizo heridas con un cuchillo. Yo vomite en el momento que el extrajo sus órganos y lo empezó a rellenar con algo que desconocía, después lo volvió a cocer.

En eso entran las cuatro hermosas chicas que miramos en el circo, fue un corto alivio ver a Charlotte.

-Ayúdame Charlotte-suplique

-Karen, Vanesa, ¡ayúdenme! -pidió Nico muy aterrorizado

-Trajeron buenas presas-dijo el titiritero

Lo que vi me enchino la piel por completo, al verla tan iluminada el cuerpo de todas las chicas estaba cocido, ahí fue cuando me di cuenta que eran unas marionetas, que caímos en una ilusión y que probablemente yo me convierta en una marioneta.

Midnight horror stories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora