Cambios en la vida, Gabriel Agreste

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Pasaron dos días desde los sucesos extraños: aparición de superhéroes, de supervillanos y la transformación de civiles en seres de piedra. Sí Severus pensaba que su vida no podía tener otro giro inesperado, y que lo marcaría, estaba equivocado.

Regresaba a su casa entrada la noche, había ido al parque a pensar si realmente hacía lo correcto al renunciar a ser Chat Noir cuando apenas comenzaba.

Entró a su calle y vio que había un alboroto; gente en las calles, luces rojas y azules seguidas por sonidos de radio comunicadores, y lo peor de todo, parecía que todo esto pasaba cerca de su casa. Caminó entre la multitud lo más rápido que pudo, deseando que no fuera donde creía que era, pero si hay algo que igualmente lo caracterizaba es que no tenía muy buena suerte.

Logró llegar hasta donde la policía impedía el paso, sintió que su corazón se detenía ante lo que vio: había policías enfrente de su casa, la puerta principal estaba abierta y tenía la cinta amarilla que decía "No pasar". Unos policías llevaban a Tobías, esposado, hacia una de las patrullas y lo metían. Cruzó la barda que bloqueaba el paso para ir a su casa, pero un oficial lo detuvo.

—Esta es un área acordonada —dijo el oficial—. Regresa a tu casa

—¡Es lo que intento hacer, pero usted me lo impide! —exclamó Severus

El policía miró sorprendido al adolescente. Aflojó el agarre y lo miro serio.

—¿Está es tu residencia? —preguntó el policía

—Sí —respondió Severus secamente

—El hombre encerrado en esa patrulla ¿es tu padre?

—Por desgracia, sí

El policía lo miró con sospecha ante esa declaración

—¿En dónde estuviste toda la tarde?

—En el parque. Me gusta ir ahí cuando quiero estar solo

—¿Entonces no sabes nada de lo ocurrido?

—¿Qué pasó? —preguntó Severus preocupado

El policía dudó un momento antes de responder.

—No se sabe con exactitud qué pasó, y tampoco sabemos cómo catalogar esto, pero... hubo una desaparición o secuestro. La señora Eileen Snape

Severus abrió mucho los ojos al escuchar eso. Su madre... ya no estaba. Bajo la mirada a causa de la conmoción.

—Los vecinos la vieron entrar, pero enseguida se escucharon ruidos extraños, fuera de lo acostumbrado, según los vecinos. Llamaron al departamento de policías y cuando llegamos la casa estaba hecha un desastre y tu padre era el único ahí con signos de ebriedad, por eso nos lo llevamos como principal sospechoso. —el oficial espero a que el chico dijera algo, pero al no recibir respuesta continuó—. Todavía eres menor de edad, hijo. Así que tendremos que ponernos en contacto con algún familiar para que se haga cargo de ti o enviarte directamente a un orfanato

Con eso último. Severus levantó la mirada y observó al policía. ¿Orfanato? ¿Parientes que se hicieran cargo de él? Tanto de la familia de su madre como de su padre no conocía a nadie por lo que no sabía a quién acudir, podría escribirle a Dumbledore para explicarle la situación, pero al ser en el mundo muggle las cosas serían complicadas.

Otra opción sería que convenciera a las autoridades de que lo dejaran quedarse con los Evans, pero eso sería revelar su situación y a él le daba mucha vergüenza. Lo más lógico hasta ahora era notificarle al viejo director y esperar a que él lo ayudará.

En cuanto se llevaron a Tobías, los policías comenzaron a echar a los mirones y con eso Severus aprovechó a entrar a su casa. Escuchar que su casa estaba hecha un desastre era una cosa, pero entrar y descubrirlo por uno mismo era completamente diferente.

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